EL PAíS › LA FALLA EN UNA TURBINA DEL TANGO
01 ES PARA KIRCHNER UN HECHO “RARO”

“Vos te caerás, yo me salvo”

Una falla en la combustión inutilizó una de las dos turbinas del avión presidencial y el piloto debió realizar un aterrizaje de emergencia a sólo 15 minutos de haber decolado. El Gobierno no dramatizó el accidente pero ordenó investigar.

 Por Martín Granovsky

Dijo Julio De Vido: “Nos caemos”. Respondió Néstor Kirchner: “Vos te caerás, yo me salvo”. El pronóstico del ministro de Planificación Federal no se cumplió. Y el Presidente tuvo suerte. Por tercera vez en solo 17 meses de gobierno, cuarta desde que fue electo, salió indemne de un accidente aéreo, aunque es la primera que le toca en el Tango01. El Gobierno reaccionó con un comunicado oficial que informa sobre una orden de “exhaustiva investigación”. Colaboradores de Kirchner retuvieron dos palabras suyas: “Es raro”.
Los primeros indicios señalan que pasó más combustible del correspondiente y la turbina izquierda, una de las dos del avión empezó a funcionar mal. No se incendió, pero se produjeron llamaradas cuando salía la nafta de aviación sobrante. Visto desde tierra, en el barrio de Núñez, el episodio fue relatado como una serie de cañonazos, que unos cifran en cuatro, otros en cinco y otros en siete. Visto desde dentro del avión, un funcionario que habló con el Presidente y los pocos pasajeros dijo que habían percibido una sacudida cada vez que se producía una explosión.
Al revés del episodio de la hemorragia gástrica, el Ejecutivo redactó un texto al que no solo le puso el título de “comunicado” sino, para que no queden dudas, “comunicado oficial”. Y para evitar vueltas lo firmó el secretario general de la Presidencia con sus tres nombres: Oscar Isidro José Parrilli. No es que Parrilli haya oficiado de vocero sino que los aviones de Presidencia dependen directamente de él.
Según el texto, a las 12 falló uno de los motores del avión que había salido con el Presidente, sus secretarios privados, De Vido y el ministro del Interior Aníbal Fernández rumbo a Paraná. La falla se originó “presuntamente en el sistema de suministro de combustible”.
A las 12 y cuarto, dice el comunicado, el Tango aterrizaba en la base aérea del Palomar.
Parrilli informó que “se realizaron todos los controles correspondientes que hacen a la seguridad y mantenimiento de la aeronave”.
Escribió que “en razón de garantizar la seguridad presidencial se ha ordenado una exhaustiva investigación para determinar las causas del hecho y además se ha requerido intervención a la Junta de Investigaciones de accidentes de la Fuerza Aérea Argentina”.
Ningún funcionario del Gobierno exageró el dramatismo del accidente. Pero dos hechos pintan el clima predominante:
- Uno, el propio comunicado. No hubo ningún texto cuando los helicópteros presidenciales no pudieron levantar vuelo en Mendoza y en Jujuy.
- Otro, que el Presidente no recurrió a otro avión oficial y, también a diferencia de las dos oportunidades anteriores, cuando continuó con la agenda, decidió interrumpir su viaje. Fue a Olivos (en helicóptero, es cierto) y después a la Casa Rosada.
La frase de Kirchner “es raro” se refiere a la escasa frecuencia con que, al parecer, falla una turbina en el despegue. Cuando sucedió el accidente, el avión todavía no se había estabilizado en vuelo. Los expertos dicen que el despegue y el aterrizaje son los dos momentos críticos de un vuelo. El equilibrio es más precario y el avión más lábil.
¿El mantenimiento se cumplió? preguntó Página/12 a un funcionario que habló con la condición de reservar su identidad.
Totalmente. El 1 de noviembre el Tango01 entrará en un período de dos meses de examen profundo, ya programado, pero eso no abarca a las turbinas.
¿Tienen otro régimen?
Sí. Son Rolls Royce. Antes del vuelo el funcionamiento de las turbinas se puede controlar, pero nunca se puede abrir el motor. Eso solo le corresponde a la Rolls. Igual, la fábrica dio 15 mil horas antes de la revisación. Anduvieron solo 8600.
Para el examen del aparato menos los motores el Gobierno evalúa “las propuestas de cinco empresas”, con el criterio de “mantener relacióndirecta con ellas sin intermediarios ni falsos socios locales”. El requisito es “que ellas nos den los precios, las garantías, las pólizas de caución”.
La firma Codesur, que no tiene talleres de reparación en la Argentina, se había presentado inicialmente como socia de la israelí Bedeq, que repara en Miami. Codesur pertenece al empresario Mario Montoto, sin antecedentes en el service aeronáutico.
Los funcionarios del Gobierno no quisieron responder si la mención de un hecho “raro” alude a la posibilidad de un atentado o solo a la maldición de la estadística.
De los consultados, algunos prefirieron descartarlo, pero nadie realizó una afirmación tajante a la espera del peritaje, que puede estar listo mañana. Ni siquiera está cerrada la posibilidad de cotejar ese peritaje con otros.
En estos casos, se sabe, juegan tanto la superstición, lo que se dice tocándose ahí y lo que ni se dice por cábala, como la relación personal de los colaboradores con el Presidente, pero también el análisis político y la conjetura. Esa que comienza con preguntas del tipo de “qué pasaría si...”. Una visión descarnada muestra que ni siquiera un Daniel Scioli disciplinado representa lo mismo que Kirchner. Un dato, nada más: una cosa es aliarse con el duhaldismo desde la hegemonía presidencial y otra ser parte de él.
Pero más allá de cualquier especulación, esta vez el Gobierno parece haber elegido un camino que no suele transitar: salir de la duda agotando antes todas las instancias de investigación. Como si asumiera que el riesgo no fue potencial Kirchner sin custodia entre la gente, por ejemplo sino palpable.
“Gracias a Dios, solo fue un susto”, dijo el jefe de Gabinete Alberto Fernández, que últimamente no habla en público y en general no suele invocar a Dios en sus declaraciones políticas.
Quien pasó su examen más duro fue Sergio Velázquez, el piloto presidencial, primer civil en ese puesto. Fue él quien declaró por radio que Kirchner pasó todo “muy tranquilo”. Según Velázquez fue “una emergencia menor, que no es normal pero que puede ocurrir”. Dijo también que no pone en peligro el vuelo porque “sigue funcionando el otro motor”.
Justamente lo que hizo Velázquez fue quitarle la potencia al motor en emergencia sin apagarlo, para no desestabilizar aún más el aparato, y dejarlo regulando. La fuerza de ahí en adelante la hizo solo la turbina derecha. Más allá de las declaraciones el riesgo tiene que haber sido grande porque el piloto no dio vueltas perdiendo nafta sino que practicó de inmediato el aterrizaje de emergencia.
La Presidencia informó que Kirchner felicitó a Velázquez y a la tripulación, integrada también por aeronautas y civiles que trabajan como comisarios de a bordo.
“El Presidente bajó con nosotros a ver el motor”, dijo Velázquez, quien conoce a Kirchner hace ocho años. “No le tiene miedo al avión.”

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Néstor Kirchner y Aníbal Fernández llegan al helipuerto de la Casa de Gobierno después del incidente.
 
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