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Los encuestadores no ven un efecto negativo

Por Raúl Kollmann

La mayoría de los encuestadores considera que una eventual salida de la empresa Suez de la Argentina no afectaría a la opinión pública. Más bien tiende a ocurrir lo contrario: la gente cree que las privatizadas tienden a defender sus ganancias, que empujan al aumento de las tarifas y que el Gobierno debe mantenerse firme. Como es obvio, se trata de una reacción diferente a la que puede haber en el mundo económico, de los empresarios y en una capa reducida de la población. Lo que podría alterar la forma de pensar de la mayoría es si se produjera algún tipo de corte o afectación del servicio, pero los consultores sostienen que hoy en día el ciudadano común no cree en los diagnósticos alarmistas.
Esta es la opinión de los consultores:
Manuel Mora y Araujo, de Ipsos-Mora y Araujo: “Al ciudadano común, la partida de Suez no le cae ni bien ni mal. Es un poco de ruido, pero en la opinión mayoritaria las empresas privatizadas no causan demasiada simpatía. Yo diría que el pensamiento es ‘si se quedan mejor, porque no hay problemas, pero si se van debe ser por algún motivo egoísta, que quieren aumentar sus ganancias o las tarifas’. Distinto es en la dirigencia y en los mercados: allí sí puede influir”.
Graciela Römer, de Römer y Asociados: “Es obvio que la mayoría no sabe qué empresa está detrás de Aguas Argentinas y diría incluso que nunca escucharon el nombre Suez. Por lo tanto, lo que guiará la opinión es la mirada que tienen los argentinos sobre las privatizadas y las privatizaciones. Hoy, hay una opinión crítica de las privatizaciones, esencialmente por el precio de los servicios, porque –según la gente– no han privilegiado los intereses del país sino la rentabilidad. Pero no existe una tendencia reestatizante, no se quiere volver al esquema de empresas de propiedad estatal, entre otras cosas porque se piensa que algunas privatizaciones, como la de los teléfonos, mejoró la calidad de vida. Lo que el argentino promedio quiere es que exista un estado regulador, que resguarde los intereses del país frente a las ganancias privadas y que contrarreste esa opinión que quedó de los 90 de que las privatizaciones se hicieron para que existan más ganancias para algunas empresas, más dinero mal habido para algunos empresarios y poca mejora en la calidad de vida”.
Analía Del Franco, de Analogías: “No creo que se perciba un clima de inestabilidad ni de rechazo a lo que está sucediendo. Hay un contexto general en el cual al ciudadano común le gusta que el Gobierno defienda la postura de que no aumenten las tarifas o que les ponga límites a las ganancias de las empresas, privatizadas y no privatizadas. Puede instalarse un discurso en la oposición, que tenga relación con la imagen internacional o las inversiones, pero afecta a un sector muy pequeño de la opinión pública. Desde el punto de vista de las encuestas, lo de las privatizadas es como lo del FMI, es el terreno en el que mejor le va al Gobierno, porque a la gente le gusta que pelee y no ceda”.

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