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Domingo, 11 de septiembre de 2005

MUSICA › ENTREVISTA A DAVID COVERDALE, DE WHITESNAKE

“De Deep Purple pude sacar buenas y malas lecciones”

Su banda será hoy uno de los platos fuertes del Festival Monsters of Rock. Judas Priest cerrará el megaencuentro heavy.

 Por Cristian Vitale

Pocos de los que estuvieron aquel 12 de diciembre de 1997 en Ferro, cuando Whitesnake dio su último show antes de separarse por seis años, podrán olvidar la versión a capella que David Coverdale hizo del bellísimo Soldier of fortune, de Deep Purple, ante un público estupefacto. Fueron tantos años de ausencia, que sus fans habían perdido la esperanza de repetir semejante emoción, pero el tiempo curó heridas: la serpiente blanca renació en 2003 y hoy regresa al país para ser parte del Festival Monsters of Rock, que tendrá lugar nuevamente en Ferro y contará también con otro plato fuerte: Judas Priest (actuará a las 21.30), además de Rata Blanca (a las 18) y Tristemente Célebres (17). “Para nosotros, venir a Argentina siempre es muy excitante”, dice Coverdale a Página/12. “Tenía enormes ganas de volver a tocar en este país, buscaba esperanzadamente más tiempo para experimentar aquí”, afortunadamente llegó el momento. Voy a tocar canciones de Deep Purple y otras de la primera época de Whitesnake”, anticipa.
Para la serpiente blanca, que subirá a escena a las 19.30, ésta será una más entre las presentaciones de la gira llamada “Whitesnake, the rock & roll, rhythm & blues show”, la segunda desde el retorno de la banda. Según Coverdale, pese a la prolífica y exitosa historia del grupo –que llegó a editar seis discos entre 1978 y 1981 y vender millones de copias con Slide it in (1984) y Slip of the tongue (1989)–, éste es el período “más emocionante” de la agrupación. “Verdaderamente lo siento así –confiesa–, la química personal dentro de la banda es muy sólida y positiva. Y estoy muy feliz de ser su cantante.” La formación actual de Whitesnake contiene a Doug Aldrich en guitarra, al ex Quiet Riot y Ozzy Tommy Aldridge en batería, Reb Beach en guitarra, Uriah Duffy en bajo y Timothy Drury en teclados, o sea, ninguno de la primera época.
A diferencia del de Judas, que vendrá a presentar su reciente disco Angel of retribution, el show de Whitesnake no está destinado a mostrar material nuevo sino a repasar clásicos del grupo y de Deep Purple, banda a la que Coverdale adeuda su posterior “despegue”. “Les debo gratitud a los Purple, porque fueron increíblemente valientes al tomar la decisión de aprobar a un vocalista como yo.” Coverdale se integró al combo de John Lord y compañía en 1973, cuando el cantante de la etapa clásica, Ian Gillan, lo abandonó junto a Roger Glover luego de la edición del deslucido Who do we think we are (1973). Y, con apenas 20 años, pasó de vender pantalones en boutiques de Londres, a grabar cuatro discos con una de las bandas de rock duro más significativas de la época –Burn (1974), Come Taste The Band (1974), Stormbringer (1975) y Made In Europe (1976)– para luego armar su propio proyecto. Primero editó dos discos como solista (Whitesnake (1976), North Winds (1977) y después formó Whitesnake, cuyo debut discográfico recibió el nombre de Snakebite (1978). “Ellos –por Purple– me ayudaron a comenzar un viaje increíble que continúa hasta hoy. Fue una experiencia de la que todavía utilizo lecciones buenas y malas. Aprendí mucho de ese extraordinario bautismo de fuego... le deseo lo mejor a cada uno de los miembros, porque lo merecen”, admite. Sin embargo, al comparar ambos grupos, el cantante nacido hace 53 años en Saltburn, Yorkshire (Gran Bretaña), asegura que Whitesnake le produce “mucha más diversión” que Purple. “Después de escribir para Purple durante tres años, yo necesitaba más variedad y no una fórmula tan rígida. Sus propuestas eran trabajadas con mucho éxito por ellos, pero yo quería abarcar más rock, blues y soul”, señala.
–¿En qué cambió su vida después de tantos años de rock and roll?
–Una de las mejores cosas que me pasaron fue dejar de hacer algo que amaba profundamente: fumar. Perder el hábito me puso muy contento, no sólo por mí sino también por mi familia y todos los que me rodean. Hoy, es muy difícil para mí estar en lugares donde hay olor a tabaco. En este sentido, mi vida no podría ser más feliz y completa, porque todo mi pasado sirvió para poder entender lo increíblemente natural que es estar bien.
–¿Lleva una vida “sana”?
–No estoy tan seguro de entender lo que es una vida sana: la vida está llena de desafíos, riesgos, adversidades, cambios y obstáculos, que están allí para ser superados. Lo más estable y emotivo de tu vida es ocuparte de hacer más fáciles los problemas cuando surgen.

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Coverdale, un mito del hard rock, hoy en Ferro.
 
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