EL PAíS › VERANI, ACOSADO POR LAS DEUDAS, LE PUSO EL CUERPO AL GOBIERNO

“¿Por qué preguntan qué me dieron?”

La senadora Isidori, que se levantó de su banca, le responde a él. Matzkin lo llamó varias veces. Duhalde lo hizo ayer.

 Por José Natanson

Una provincia quebrada, con dos meses de salarios atrasados y la administración pública paralizada; un gobernador, Pablo Verani, que siempre se preocupó por construir una relación privilegiada con el poder central de turno; recursos adeudados de la Nación por 120 millones de pesos; y una legisladora obediente. Con estas pistas, es fácil intuir por qué la senadora radical por Río Negro, Amanda Isidori, decidió romper el mandato de su partido y convertirse en la llave que le permitió al Gobierno derogar la Ley de Subversión Económica.
El jueves, el Senado derogó la norma tal cual lo reclamaba el Fondo, requisito clave para firmar el acuerdo y una de las condiciones de Duhalde para no presentar su renuncia. En una estrategia confusa, que sintoniza con el precepto de “apoyo institucional pero independencia política”, la UCR decidió habilitar el tratamiento de la ley (sería el “apoyo institucional”) pero votó en contra (sería “la independencia política”).
La decisión de Isidori de abandonar su banca le permitió al PJ ganar con lo justo. En su discurso, la senadora explicó que su actitud fue consecuencia del “compromiso afectivo” que la une a Verani, y ayer insistió con que el gobernador es su verdadero jefe. “Es el único dirigente de mi partido al que respondo”, señaló.
La clave, entonces, se encuentra en la relación de Verani con el Gobierno, con el que siempre se preocupó por establecer un diálogo fluido: para entender por qué basta con repasar los números de la provincia.
A primera vista, Río Negro no debería ser un distrito fundido: tiene riquezas naturales, una zona de agricultura importante (el Alto Valle) y mucho turismo. Sin embargo, las sucesivas gobernaciones fueron diezmando los recursos de la provincia hasta dejarla en bancarrota.
Hasta agosto del año pasado, los 13 millones de pesos de recaudación y los recursos de coparticipación alcanzaban, al menos, para pagar los sueldos. Sin lujos, Verani se las arreglaba para mantener la provincia a flote. Pero la recesión fue reduciendo la recaudación fiscal, que bajó de 13 a sólo 7 millones en los últimos meses.
Con los ingresos por impuestos en retroceso y las regalías por petróleo y gas comprometidas por la deuda de 1200 millones, Verani sólo tiene una salida: la asistencia financiera del Estado nacional.
Ayer, en una conferencia de prensa, Verani intentó despejar las dudas. “Detrás de la actitud de la senadora Isidori no hay un compromiso retributivo, el que piense que hay algo por abajo es un canalla. ¿Por qué se tiene que pudrir todo, que cuando uno cumple con lo comprometido enseguida se preguntan qué le habrán dado? No nos dieron nada”, insistió.
Pero poco después, en declaraciones a un cronista de El Diario de Río Negro, Verani reconoció que la Nación le adeuda 120 millones de pesos. Con esa suma, el gobernador podría ponerse al día con los sueldos atrasados (debe dos meses además del aguinaldo) y se aseguraría el pago de los salarios de junio y julio. No es poca cosa: la administración está virtualmente paralizada, desde hace meses que los empleados judiciales fichan y se van del trabajo a las ocho de la mañana, y los docentes iniciaron las clases la semana pasada... después de tres meses de huelga.
Historia
En realidad, la actitud de Verani no es tan sorprendente, sobre todo si se repasan algunos datos elementales de su trayectoria política.
Desde que asumió como gobernador, Verani mantuvo una buena relación con la Rosada. Se llevó bien con Carlos Menem, y mucho mejor con De la Rúa. Sobre el final de la gestión aliancista, cuando el poder de De la Rúa decaía día a día, Verani salió en su apoyo y se convirtió en el gobernador más cercano al Gobierno. Tanto, que el Presidente lo premió con la designación de Daniel Sartor como ministro de Desarrollo Social. Intimo de Verani, Sartor tuvo poco tiempo para lucirse: se pasó su breve gestión defendiéndose de las múltiples denuncias en su contra.
Cuando Eduardo Duhalde reemplazó a De la Rúa, Verani mantuvo el vínculo preferencial con el Gobierno, esta vez a través de otro rionegrino, el jefe de la SIDE Carlos Soria. Así, mientras muchos radicales pugnaban por diferenciarse de la Rosada, los esfuerzos de Verani eran reconocidos por los propios peronistas: dos meses atrás, en una mega-reunión en Olivos, Verani habló en nombre de su partido. Fue tanto el énfasis que puso en defender la alianza Duhalde-UCR, que el gobernador de La Pampa, Rubén Marín, se burló en su intervención posterior: “Después de las palabras del compañero Verani no tengo mucho que decir”, lo chicaneó.
En la última reunión del Comité Nacional del radicalismo, Verani adelantó que no estaba dispuesto a romper con el Gobierno. “Tengo que pensar en mi provincia”, justificó. Después firmó sin chistar el documento de los 14 puntos. Y el jueves su senadora de confianza facilitó la derogación de la ley.
La conjunción de una provincia quebrada, un gobernador decidido y una legisladora obediente permiten hacerse una idea bastante clara de la situación. Sin embargo, el episodio deja pendientes dos preguntas. La primera: ¿Por qué se levantó Isidori y no el otro senador rionegrino, Luis Falcó, un dirigente más importante dentro de la UCR provincial? “A Verani le resultaba más fácil presionar a Isidori que a Falcó: no tiene peso propio, entró sólo por el cupo femenino y le debe todo”, responde una fuente que conoce de cerca al gobernador.
El segundo interrogante tiene que ver con el rol de Raúl Alfonsín. Los senadores radicales juran que no tuvo nada que ver, y centraron las críticas y los pedidos de expulsión en Isidori y Verani. De todos modos, parece difícil que el ex presidente haya ignorado totalmente la maniobra.
En cualquier caso, es innegable el rol clave de Verani en la resolución del tema, algo que ayer reconocían los funcionarios del Gobierno. En el Ministerio del Interior comentaban que el jueves, una vez que comprobó que era imposible torcer el brazo de los peronistas rebeldes, Jorge Matzkin centró su energía en Verani. Quizá por eso, ayer el Presidente se comunicó telefónicamente con el rionegrino para agradecerle el esfuerzo.

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Pablo Verani, gobernador de Río Negro, ordenó levantarse de su banca a la senadora Isidori.
 
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