EL PAíS › DOCUMENTO DEL EPISCOPADO PARA AVALAR LA CONCERTACION

“Austeridad, ley, justicia y trabajo”

Esos son algunos de los principios éticos que la Iglesia promoverá en el diálogo para establecer un proyecto de país futuro.

 Por Washington Uranga

A través de un documento emitido por la Comisión Permanente (ver aparte), los obispos católicos aceptaron ayer una vez más que trabajarán en la construcción de iniciativas de concertación entre los sectores sociales y políticos. Esta es la consecuencia inmediata de lo acordado el lunes entre la Comisión Ejecutiva encabezada por el arzobispo Estanislao Karlic y el presidente Eduardo Duhalde, en la entrevista celebrada en la Casa Rosada. Allí se estableció también que el diálogo será “convocado y conducido” por el propio Duhalde, según lo confió una fuente episcopal. En el documento difundido ayer los obispos dijeron que “en circunstancias excepcionales como ésta, la Iglesia, dentro de su propia misión, respetando plenamente las instituciones de la República, y buscando sólo la paz y el progreso integral del pueblo argentino, está dispuesta a alentar iniciativas de diálogo entre los diversos sectores sociales”.
Este párrafo resume gran parte de la idea que se viene manejando en el ámbito episcopal ya desde antes de la renuncia de Fernando de la Rúa, que tuvo una incipiente expresión en la reunión celebrada en la sede de Cáritas el 19 de diciembre y que luego se vio frustrada por la renuncia del mandatario. Sin embargo, las gestiones continuaron en el mismo sentido y ahora parecen llegar a una primera concreción.
El proceso de diálogo intentará, ante todo, establecer una escala de valores sobre las que se apoyarán todas las demás discusiones. Si bien los obispos aseguran que su tarea es simplemente la de “alentar” las iniciativas de diálogo y que las ideas tienen que ser volcadas por los participantes, en su documento deslizan algunos de los pilares sobre los que podría construirse el debate: “La austeridad, el sentido de la equidad y de la justicia, la cultura del trabajo, el respeto de la ley y de la palabra dada”.
¿Qué se pretende? Lo que ronda en la cabeza de los obispos y que cuenta con la aprobación de Duhalde es trabajar, en primer lugar, sobre una idea de país. “Lo primero que tenemos que preguntarnos es qué país queremos” confió uno de los obispos comprometidos en la iniciativa. Si bien todavía no están delineados los mecanismos técnicos se trataría de traducir esa idea de país en iniciativas concretas. Parte de la agenda fue incluida también por los obispos en su pronunciamiento de ayer: modernizar el aparato productivo para multiplicar fuentes de trabajo, promover la reforma del Estado y de la política, afianzar la justicia, erradicar la corrupción, evitar el despilfarro de los bienes públicos, mejorar la calidad de la educación y de los medios de comunicación. A estos temas podrían sumarse todos aquellos que los convocados agreguen por su propia cuenta.
Es intención de quienes están trabajando en la mecánica del diálogo que los acuerdos a los que se llegue se traduzcan lo más rápido posible en normas y en acciones. Para ello se intentará, por un lado, que el Ejecutivo esté al corriente de los avances y, por otra parte, que los mismos políticos y legisladores se integren en la discusión porque serían ellos los que tendrían que convertir los acuerdos en iniciativas parlamentarias que alcancen la forma de leyes.
¿Quiénes serán los convocados? En principio no existen límites para la convocatoria. “Todos los sectores sociales y políticos”, sin distinción serán llamados. De hecho, tanto los obispos como los funcionarios del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que está actuando y continuará como Secretaría Técnica, han hablado en las últimas semanas en gran parte del espectro político y social. Existe conciencia también de que el éxito de la iniciativa depende en buena medida de la amplitud de la convocatoria y del grado de aceptación que la misma logre en toda la sociedad, hoy atravesada por evidentes signos de ruptura. Por parte de la Iglesia los animadores del diálogo serán los obispos Juan Carlos Maccarone, Jorge Casaretto y Artemio Stafolani, que ayer mismo se reunieron con el embajador del PNUD, Carmelo Angulo, para precisar detalles metodológicos de la acción. Aunque en principio la comisión tiene mandato hasta el 22 de abril, fecha en que se reúne el plenario episcopal, se sabe que es necesario producir con urgencia hechos y gestos públicos que den señales concretas a la sociedad acerca de este nuevo espacio. Algunos señalan que el plazo estipulado podría ser insuficiente para la tarea que hay por delante, pero ello se evaluará sobre la marcha. En lo inmediato se aguarda la convocatoria formal de Duhalde para coordinar una primera reunión que podría producirse esta misma semana.

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El obispo Jorge Casaretto, uno de los que participará en el diálogo que promueve la Iglesia.
“En situaciones excepcionales, y respetando las instituciones, la Iglesia puede alentar” estas iniciativas.
 
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