EL PAíS › MENEM METE PRESION ATACANDO DIRECTAMENTE A DUHALDE

“Existe una campaña asquerosa”

Por primera vez, el ex presidente enfiló contra el actual. Sus declaraciones apuntan a presionar para evitar la interna abierta.

 Por Diego Schurman

Carlos Menem metió presión ayer al Gobierno para apurar las modificaciones en el decreto de internas abiertas. O, mejor dicho, para volver al sistema de elecciones cerradas. Pero lo hizo en forma transversal, con un discurso crudo y subido de tono en el que acusó a Eduardo Duhalde de participar de “una campaña difamante y asquerosa” en contra suyo. La respuesta en la Casa Rosada fue un estudiado silencio de radio.
Menem reapareció ayer en los medios, luego del mal trago del escrache sufrido el viernes en Mendoza. Y lo hizo para atizar el fuego de la interminable interna peronista. “Existe una campaña difamante, si se me permite la expresión, asquerosa, por parte de individuos que no tienen el más mínimo sentido de la responsabilidad y del respeto a la dignidad y honorabilidad de la gente”, afirmó en un reportaje a Telefé.
No tardó entonces en asegurar que “en esa campaña inclusive está inmerso el Gobierno”. Y ejemplificó: “Lo que dijo el doctor Duhalde, hace pocas horas no más, ‘no se la va a llevar de arriba’, o lo que dijo la señora del doctor Duhalde, son expresiones y conceptos que no se enmarcan en lo que es la democracia”.
Chiche Duhalde había afirmado que Menem quedaría afuera de la carrera presidencial ya sea por la derrota en las internas o por alguna decisión de la Justicia, justo en momentos en que el ex mandatario debió admitir la propiedad de una cuenta en Suiza a su nombre.
Con sus declaraciones, es la primera vez que Menem hace blanco directo en Duhalde. Cuando The New York Times lo vinculó con el atentado a la AMIA, también había señalado la existencia de “una campaña difamatoria” y que el periódico norteamericano recibió “cuatro informes del gobierno argentino”. Pero, entonces, se preocupó en dejar a salvo al Presidente. “No quiero abrir juicio de valor”, dijo.
La reacción directa de Menem contra Duhalde ahora podría interpretarse como tardía. Pero se produjo en el inicio de una semana clave, donde el Gobierno deberá confeccionar el decreto reglamentario de las internas abiertas y simultáneas del próximo 24 de noviembre.
Para Menem es crucial que esas internas no sean tan abiertas. Pretende que aquellos afiliados de un partido no puedan votar en la de otro. En voz baja, teme una gran movida en su contra a raíz del elevado grado de rechazo que genera en la sociedad. A su entender, en una interna “cerrada” entre peronistas la mayoría de los votos serán “positivos” (a favor de) y no “negativos” (en contra de). Y es ahí donde imagina que puede hacer la diferencia frente a los otros candidatos: Adolfo Rodríguez Saá, José Manuel de la Sota, Néstor Kirchner y Juan Carlos Romero.
Su jefe de campaña, Alberto Kohan, ya había dado indicios de la jugada del ex mandatario al anunciar por la mañana que el menemismo podría participar por fuera del PJ, ya que el flamante sistema electoral es “confuso”. No tardó entonces en reconocer su preferencia por el sistema anterior, donde cada partido resolvía en su tiempo y forma.
Si bien las palabras del ex secretario general de la Presidencia se encuadran en el juego de las presiones internas, también es verdad que Menem ya apostó sus fichas en la provincia de Buenos Aires con Luis Patti, un candidato que juega por fuera del PJ y que relevamientos conocidos el fin de semana lo ubican bien posicionado en la pelea del distrito.
Aun así, todo indica que las chances de Menem por fuera del justicialismo se reducen notoriamente. A los números de hoy, para poder acceder al ballottage debería sacar más votos que Elisa Carrió o que el candidato que surja de la interna del PJ.
Las declaraciones de Kohan y las posteriores de Menem hicieron impacto en el Gobierno. Pero ningún funcionario se mostró dispuesto a hacerle el juego al ex mandatario. Sospechan que, además de presionar, con sus dichos busca polarizar la pelea entre menemistas y duhaldistas para quitar de la discusión a De la Sota o al propio Rodríguez Saá, este último bienposicionado en los sondeos. La maniobra, entienden en Balcarce 50, sólo le sirve al riojano.

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