EL PAíS › EL ADOLFO SE LANZA EN EL LUNA

El Adolfo se lanza en el Luna

Primero en las encuestas, envidiado por sus competidores, Adolfo Rodríguez Saá realizará hoy su primer acto masivo en la ciudad de Buenos Aires. El escenario será el Luna Park, donde los organizadores esperan convocar a unas 12 mil personas para un encuentro que definen como “austero, de neto folklore peronista y movimientista”. Será toda una apuesta para Rodríguez Saá, quien tiene una relación problemática con los porteños: en diciembre, lo despidieron con un cacerolazo frente a la Rosada, en la noche previa a su intempestiva renuncia a la presidencia. Hoy a las 18, intentará redimir el vínculo desde el palco del Luna, acompañado por Hugo Moyano y Aldo Rico, más un nutrido y variado arco de personalidades.
El acto comenzará a las seis de la tarde, luego de que miles de personas lleguen desde la Capital y el conurbano. Muchos asistirán solos, y otros tantos lo harán encolumnados tras las banderas de sus gremios, municipios y agrupaciones políticas. Los camioneros de Moyano, los colectiveros de Juan Manuel Palacios –recién designado presidente de la Mesa sindical del movimiento Nacional y Popular, que apoya a Rodríguez Saá– y los punteros de San Miguel aportarán su poder de movilización. Otros sindicatos -Sadop, Vialidad, panaderos, entre otros– acompañarán con sus afiliados.
Los organizadores se aseguraron también la cobertura en vivo de Crónica TV. En las pantallas se podrá ver el desembarco de Rodríguez Saá que contará con muchos oradores, la mayoría desconocidos; una escenografía “nacional y popular” (retratos de San Martín, Yrigoyen, Perón y Evita; pantallas gigantes que proyectarán Sinfonía de un sentimiento, de Leonardo Favio), un locutor bizarro –Claudio Orellano, ex Crónica, hoy en el programa de chimentos de Jorge Rial– y una introducción musical a cargo del ignoto grupo Menta.
Después de la apertura, se sucederán los discursos del diputado Roberto Basualdo –candidato a gobernador de San Juan por el “adolfismo”– y de Horacio Obregón Cano, hijo del ex gobernador de Córdoba que fuera derrocado con un golpe policial en 1974 en medio del avance de la derecha peronista. Luego hablarán un delegado de los jóvenes, las mujeres y las organizaciones vecinales, quienes prologarán a los dos pesos pesados de la noche, que hicieron valer el peso de sus aparatos: el ex carapintada y el líder de la CGT que se autodenomina “rebelde”. Tras Rico y Moyano, le llegará el turno al candidato. Pero antes de cerrar, Rodríguez Saá le pasará el micrófono a Nina Peloso, líder piquetera del MIJP, quien leerá una carta de su esposo, Raúl Castells, preso por reclamar alimentos.
El objetivo del encuentro es hacer una demostración de fuerza en un distrito que inicialmente aparece complicado para el candidato de la eterna sonrisa. Como demuestran algunos sondeos hechos en la ciudad, en los que el “Adolfo” no figura en primer lugar, como sí sucede en la provincia de Buenos Aires. Esa relación –distante, fría– tiene un antecedente que los allegados del sanluiseño preferirían olvidar. La noche del 29 de diciembre de 2001, los porteños marcharon hacia la Plaza de Mayo para protestar por la designación de Carlos Grosso y José María Vernet. Luego del cacerolazo, Rodríguez Saá se fue a Chapadmalal y comenzó su retiro de la Rosada. El ex presidente no olvidó aquella jornada. Ayer le preguntaron si volvería a designar a Grosso y Vernet. “Descártelos. Eso es el pasado. Cometí errores en seleccionar las personas. Pero no voy a volver a cometer ese error. Lo tengo perfectamente asumido”, aseguró.

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