EL PAíS › LAS FINTAS DEL PRESIDENTE Y EL EX EN ASUNCION

Juntos, por lo menos en foto

Por M. P.
Desde Asunción, Paraguay

Era “el” momento de esta cumbre, la 28ª, del Mercosur. Y llegó a las ocho de la noche del domingo. Los reporteros gráficos esperaban que cada presidente se ubicara en la posición prefijada para la foto oficial. Néstor Kirchner debía pararse cerca del uruguayo Tabaré Vázquez. Pero cuando observó a Eduardo Duhalde en la otra punta del grupo, lo señaló y se acercó con una sonrisa. Cuando los flashes relampagueron, Kirchner salió al lado de Duhalde, el bonaerense un poquito más atrás. Después de las fotos, Kirchner lo tomó del hombro y juntos subieron las escaleras del Palacio López, la sede del gobierno paraguayo. La imagen despertó rápidas lecturas políticas. Tras las declaraciones de las dos partes negando que se hubiera llegado a un acuerdo, la postal pareció destinada a dejar por lo menos una señal en sentido contrario.
Kirchner había llegado cuatro horas antes. En ese momento, Duhalde se encontraba en el hotel Excelsior desmintiendo que el acuerdo estuviera cerrado. Los funcionarios que acompañaban al Presidente parecían estar al tanto. Apenas puso pie en el aeropuerto, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, definió el estado de las negociaciones:
–¿Hay acuerdo con Duhalde? –preguntó Página/12.
–Olvídense del acuerdo. No news are good news –replicó.
–¿No habrá acuerdo entonces?
–Forgotten the acuerden –retrucó Fernández con una sonrisa, en un ¿inglés? made in Quilmes.
En la comitiva presidencial, además de Kirchner y Fernández, venían el ministro de Planificación, Julio De Vido; el canciller Rafael Bielsa y el secretario de Política Económica Oscar Tangelson, quien llegó en representación del ministro de Economí, Roberto Lavagna. La ausencia de Lavagna despertó algunos comentarios, especialmente por su reciente entrevista con Duhalde en el Palacio de Hacienda.
Kirchner cumplió con sus tres compromisos previstos en la agenda: tuvo una reunión bilateral con el presidente anfitrión, Nicanor Duarte Frutos, luego estuvo en el encuentro de jefes de estado y, finalmente, participó de la cena oficial. Fue allí donde tuvo tiempo para intercambiar algunas palabras con Duhalde. El bonaerense mantuvo en casi todo el día una expresión algo tensa, que acentuaba el rictus oblicuo de su rostro.
Pero las expresiones de su cara pueden no describir con justeza el momento político. Ayer al mediodía, cuando el Tango 01 todavía no había despegado, calificadas fuentes del PJ bonaerense hablaban de un acuerdo. Y se ilusionaban con que éste satisfaría más a Duhalde que al gobernador Felipe Solá. “Que la solicitada (un aviso del Frente para la Victoria que mostraba la adhesión de los intendentes) no haya salido publicada no estaba en los planes. Eso no es lo que se había acordado el jueves”, reconoció a este diario un intendente felipista-kirchnerista. Según ese jefe comunal, uno de los primeros K del conurbano, Kirchner ya había conseguido la aprobación de su antecesor y socio “para la gobernabilidad”.
Horas después el propio Duhalde tiraba la pelota para adelante. “Yo no firmé ningún acuerdo como el que hablan los medios”, aseguraba. Y sus dichos parecían coherentes con el panorama que pintaba el ministro del Interior, su viejo aliado de Quilmes.

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