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Sobornos en el Senado, la mirada desde la Rosada

En el Gobierno hay quien cree que la causa podría volver, en un año, a quedar huérfana de culpables. Por lo tanto, rescatan la prudencia del Presidente y cierta distancia. Los motivos de Pontaquarto. La Justicia.

 Por Sergio Moreno

“Creo que, en un año, no va a haber nadie preso. El juez puede mandar algunos en cana, pero no pasa por la Cámara. Por eso, está bien lo que dijo el Flaco (Néstor Kirchner): que él garantiza la Justicia y que el caso está donde debe estar, en la Justicia.” El integrante del Gabinete nacional que esto dijo a Página/12 sostiene que esa especie de distancia que se autoimpuso el Gobierno del affaire de los sobornos en el Senado le permitirá salir indemne en caso de que dentro de un año no haya consecuencias penales para los principales denunciados por Mario “Tato” Pontaquarto o por los otros sospechosos. No obstante, el confidente de este diario considera que, ahora, “se puede acudir a la Justicia y usted sabe que la causa irá para adelante, porque Kirchner trajo nuevos aires en los tribunales, a pesar de que siguen los mismos jueces de siempre”.
El ministro del Interior, Aníbal Fernández, dijo ayer públicamente que si el juez Rodolfo Canicoba Corral recaratulase la causa, Pontaquarto podría ir preso. De los decires del ministro se puede inferir que también otros involucrados en este caso podrían terminar encarcelados. Pero la fuente consultada por este diario, par de Fernández en el Gabinete, sostiene que si el magistrado envía a prisión a cualquiera, la Cámara Federal desandará ese camino. “Alberto Fernández (el jefe de Gabinete) nos explicó el fin de semana por qué no le pueden poner asociación ilícita; podría ser cohecho agravado”, contó.
Sin embargo, la figura jurídica de la carátula de la causa no causa gran preocupación en la Casa Rosada; más bien, la chance de que nadie sea punido por los sobornos –tal la preocupación– responde a que el expediente está ayuno de pruebas y “sólo hay acusaciones cruzadas y desmentidas”, dicen. “Si yo quiero acusarlo a usted de algo, le doy a otro un papel con mi firma diciendo que usted es un ladrón que se robó doscientos mil”, ensaya el funcionario citado anteriormente. “La posibilidad de que algo cambie en esta causa es que haya otro quebrado, quizás el que firmó ese papel.” El papel al que hace referencia el integrante del Gabinete es el que presentó Pontaquarto ayer ante Canicoba Corral; el firmante del papel, según la confesión del “Tato”, es el archifamoso ex senador peronista por Salta Emilio Cantarero.
Sin embargo, existiría una chance de profundizar la investigación: seguir la ruta del dinero que salió del erario, unos seis millones de pesos-dólares según la pesquisa que, en su momento, cuando era titular de la Sigen, realizó a contramano (se enfrentó a Fernando de la Rúa y le prohibieron seguir con la investigación con un decreto secreto) Rafael Bielsa, actual canciller. Un ministro nacional, en consonancia con el otro funcionario consultado, sostuvo que tirando del hilo de la ruta del dinero, “que salió del Banco Nación, pasó por la SIDE y terminó vaya a saber en manos de quiénes, podrían caer en desgracia De la Rúa (Fernando de), Santibañes y sus secuaces, pero nunca los (ex) senadores acusados: todavía no hay pruebas suficientes”.
De ahí que la decisión oficial es apoyar la investigación judicial, con firmeza pero con cautela, siguiendo cuáles podrán ser los resultados. “Está bien que hayamos dejado atrás el ‘este es un día de gloria’ que dijo el sábado Alberto Fernández, por lo que dijo el Flaco en Montevideo”, el lunes pasado, especula un funcionario con despacho en la Rosada. Kirchner había dicho que su tarea era “apuntalar la justicia y la verdad”.
“Tan cierto es eso –continúa uno de los contertulios de Página/12– que hoy la gente puede acudir a los tribunales y sabe, porque lo ve, que las causas funcionan, caminan, van para adelante. Canicoba no es el mismo Canicoba de hace un año atrás. Canicoba tiene varias causas muy importantes (AMIA, Primer Cuerpo de Ejército, coimas en el Senado) y todas caminan.” Según el confidente, “esto ocurre porque la justicia es otra justicia. Kirchner trajo un nuevo aire generó nuevas condiciones, favorables para la administración de justicia; la gente ve eso. Pontaquarto, además de que se lo sugerimos acá, también lo vio”.
Quebrado
Muchas son las teorías sobre los motivos que llevaron a Pontaquarto (un cuadro del radicalismo, brazo derecho del por entonces presidente provisional del Senado José Genoud, y confiable operador para las autoridades del peronismo senatorial) a quebrarse y vomitar su desdicha y los detalles de cómo se pergeñó y efectivizó el pago de las coimas a cambio de la aprobación de la ley de flexibilización laboral de la Alianza. Una, en particular, es la que más adeptos reúne en la Rosada. Podría resumirse de la siguiente manera, en palabras de un miembro del Gobierno consultado por Página/12, altamente confiable:
- “Pontaquarto se quebró porque sintió que le soltaron la mano, que lo dejaron solo de toda soledad. La gota que rebalzó el vaso fue que lo exoneraron del Senado. Durante todo el tiempo pidió que le arreglen su tema (un faltante de 32.000 pesos que el operador radical nunca terminó de rendir a las autoridades del Senado y su situación laboral) y no sólo no se lo arreglaron, sino que lo echaron. Distinto es la situación de (Martín) Fraga Mancini, que nadie lo dejó solo y sigue en el Senado”.
- “Por más que suene a perogrullada, los radicales no son lo mismo que los peronistas. Y menos la banda (peronista) que había en ese entonces”.
- “(Los integrantes de ese grupo) estaban zafados; llegaron a hablar de guita que se debían en reuniones de comisión. Se les había soltado la cadena. Era un jubileo”.
Más allá de la cautela y cierta distancia, en la Rosada no dejan de lado la ironía cuando evalúan algún coletazo colateral del resurgimiento del affaire. “Por ahora esto es un bombazo mediático que va a dar tela a los medios durante un año. Por lo menos, ahora, dejaron de hablar de los piqueteros”.
La frase tendrá valor por pocos días más. El sábado es la marcha conmemorando la infausta jornada del 20 de diciembre de 2001.

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