EL PAíS › RAUL INOJOZA, DE EMPLEADO DE SHOPPING AL CARTONEO

“Con esto logro sobrevivir”

Hace un año, Raúl Inojoza trabajaba en el área de limpieza de un shopping porteño y sacaba todos los días a la calle bolsas llenas de papel para los cartoneros. Nunca pensó que llegaría a ser uno de ellos. A Raúl no le renovaron el contrato laboral y quedó en la calle. Ahora, Raúl todas las tardes viaja en tren con su mujer, María, y con dos de sus cuatro hijos, desde la localidad bonaerense de Florencio Varela hacia Constitución. Allí comienza la maratónica recolección de cartón por Juan de Garay, Entre Ríos, Belgrano hasta Paseo Colón, donde clasifica el material y lo vende. Siendo cartonero, Raúl junta 600 pesos mensuales. Sin embargo, “no es algo que quiera hacer de por vida. Me preocupa no estar aportando, no tener obra social y no poder conseguir trabajo”, cuenta.
“Me gustaría que el Gobierno piense un poquito en que la gente que sale a reciclar cartón no lo hace para joder a nadie, lo hace por necesidad. Es un trabajo que requiere mucho esfuerzo. Yo lo hago porque con esto logro sobrevivir. Muchos de los que recolectamos cartón lo votamos al Presidente para que cambie el país”, dice Inojoza.
Raúl trabaja cuatro horas, por la mañana, para el Plan Jefas y Jefes de Hogar. Por la tarde, se reparte la recolección del cartón con su mujer y sus hijos. Los hijos de Raúl tienen 15, 14, 13 y 11 años, son dos varones y dos mujeres. Todos estudian. Los dos varones (el de 14 y el de 11) son quienes lo ayudan en la recolección, mientras que las niñas se quedan en la casa.
El trabajo de Raúl y de su familia consiste en la recolección y clasificación de papel blanco (que logra vender a 50 centavos el kilo), papel de color (5 centavos el kilo), diario (18 centavos por kilo), cartón (20 centavos por kilo), botellas de plástico (50) y botellas de vidrio (05).
En una buena jornada, que por lo general son los viernes, Raúl puede llegar a cobrar 70 pesos. Sin embargo, Raúl recuerda que hubo días en que la recolección fue un éxito: 110 kilos de blanco, que le dieron de un banco, 113 kilos de guías telefónicas y 75 kilos de cartón. Esa jornada gloriosa significó para Raúl y su familia la suma de 120 pesos.
Sin embargo, la cifra normal diaria es de 30 pesos. Según explica Raúl, sería algo así como 50 kilos de cartón, 30 kilos de papel blanco y una bolsa de consorcio llena de diarios. A veces los empleados de los compradores del cartón (que cobran 10 pesos por día) ayudan a Raúl con la carga.
Inojoza trabaja desde los 13 años. Fue empleado en varias industrias. Hasta que éstas comenzaron a cerrar, producto de la crisis económica. Desde allí comenzó a trabajar firmando contratos temporales. Un día, cuando no quisieron renovarle el contrato, Raúl quedó en la calle. Desde ese día junta cartones. “Tengo 37 años y ya me consideran viejo para emplearme”, se enoja.
“A veces la gente cree que te puede humillar porque juntás cartón, es algo que nunca podré comprender, se siente mucha impotencia”, confiesa Raúl y se aleja con su carro lleno de papeles. Se tiene que encontrar con su mujer y sus hijos. La noche cae sobre la ciudad y Raúl y su familia no pueden perder el último tren, el de las 22.30, que los lleva de regreso a Florencio Varela.

Informe: Silvia Marchant.

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