EL PAíS › LOS CONSULTORES ANALIZAN
EL REGRESO DEL EX PRESIDENTE

“Sólo interesa al periodismo”

 Por Raúl Kollmann

La mayoría de los encuestadores ve poca perspectiva, desde el punto de vista político, al regreso de Carlos Menem. No sólo porque cosecha un rechazo fuerte en la opinión pública, sino también porque los consultores creen que tiene pocas posibilidades de influenciar tanto el espectro de centroderecha como la interna del justicialismo. Los especialistas creen que en el panorama de la dirigencia política hay quienes se sienten marginados e incluso humillados por la fuerza dominante de hoy, la corriente que encabeza Néstor Kirchner, pero piensan que aun cuando el santacruceño entre en un eventual declive las miradas no estarán puestas en Menem sino en nuevas alternativas.
Para Rosendo Fraga, “el regreso de Menem es más una noticia que un hecho político. Para la opinión pública, hoy el riojano no es una referencia y en estos días no me ha consultado sobre el significado del regreso ningún político, ningún empresario ni ningún economista. Los únicos que le han dado importancia han sido los periodistas. Hoy la palabra de Menem no vale en la opinión pública más que la de Fernando de la Rúa, la de Raúl Alfonsín o la de Adolfo Rodríguez Saá. Son ex presidentes. Y sería extrañísimo que recuperaran algo de poder. Periodísticamente sí, periodísticamente Menem tiene capacidad para estar en todos lados. Pero eso es todo”.
Hugo Haime, quien trabajó para numerosos candidatos del justicialismo, asegura que “desde el punto de vista de las encuestas, Menem es pasado. Hoy se lo ve con bajísimas perspectivas. Hay una dimensión política dentro del justicialismo, pero es muy difícil que Menem se constituya en un polo dentro del PJ. Antes tenía algo que exhibir: la convertibilidad. Hoy hay un modelo sin convertibilidad, con crecimiento y cualquier ciudadano percibe que se salió del desastre. Desde el punto de vista institucional, Menem tiene encima la imputación social por corrupción. Y, además, hoy no se lo ve como un defensor del interés nacional ni de los sectores de bajos recursos o la clase media. Así le será casi imposible crecer. ¿Si se va a constituir en una alternativa frente a una eventual caída de Kirchner? En ese caso, habrá una búsqueda de lo nuevo. Ya lo hemos visto: el actual Presidente justamente ha crecido porque se lo ve como un fenómeno nuevo, con otro estilo que el habitual, defendiendo lo nacional, la industria, los ingresos de la gente. Casi seguro que ante un desgaste de Kirchner, que por ahora no se ve, la gente buscará algo nuevo, pero en esa misma línea”.
Varios consultores mencionaron la idea de que al Gobierno no le viene mal el regreso del riojano. “Contra Franco vivíamos mejor, decían en España —recuerda Enrique Zuleta Puceiro–. Y aquí parece que podría ocurrir algo parecido. Menem es un adversario que no le cae mal a la Casa Rosada. Es un adversario que, según percibe la gente, reúne un largo listado de calidades negativas. Tal vez eso explique que el Gobierno no haya armado ningún escándalo. Como político, Menem tiene mínima capacidad de año y gran capacidad de generar odios. De todas maneras, y pese a que representa lo anacrónico, Menem encaja con una especie de necesidad del tablero político: muchos consideran que se necesita una fuerza que se contraponga a Kirchner. El riojano obviamente percibió ese cuadro, pero amenaza con reincidir en los errores de la campaña electoral, cuando se presentó como una especie de prócer y patoteaba a diario a la sociedad. Si en lugar de decir que viene a encabezar el centroderecha, dijera que viene a ser uno más dentro de una coalición de oposición al Gobierno, tal vez lograría mejores resultados. Porque Menem tiene agenda propia: propone temas, ángulos, polémicas y, sobre todo, tiene capacidad de estar en los medios. No debe olvidarse su catastrófica derrota en la elección presidencial: casi no hay antecedentes de una sociedad que repudió a un candidato sin tener que votar”.
“Yo creo que más allá de las expectativas de retorno, la realidad es que Menem tiene un poco más de capacidad de incidir dentro del peronismo que en la sociedad en general –diagnostica Graciela Römer–. Estos años no han mejorado para nada su imagen y cuando se anunció que la Justicia permitió su regreso, la reacción del ciudadano común, de acuerdo con lo que vemos en las encuestas, es de desconfianza en la Justicia. Si lo sobreseen, la sospechada va a ser todavía más la Justicia. Es que Menem es una persona sospechada de enriquecimiento y de mala praxis política. Puede cuestionar que no hay autoridades en el peronismo, puede incluso tener alguna influencia –poca– dentro del justicialismo, pero de allí no pasa. Está claro que Menem está tratando de ocupar un espacio, relativamente vacante, en el espectro de centroderecha, pero allí tampoco las cosas le serán fáciles. Sus posibles socios no parecen estar muy dispuestos a una alianza por más afinidad ideológica que tengan con él. Sucede que Menem no ayuda hoy en día a captar votos sino todo lo contrario. El efecto posible de su aparición es que otros candidatos de centroderecha como López Murphy o Sobisch se corran más al centro, redefiniendo ese espacio político”.

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