EL PAíS › JORGE MATZKIN

Toto todo terreno

 Por Santiago Rodríguez

El ‘97 no fue el mejor de los años en la carrera de Jorge Matzkin: después de una disputa que aún sigue en pie, el gobernador pampeano Rubén Marín se dio el gusto de dejarlo fuera de la lista de candidatos a diputados por esa provincia y puso así fin a sus días como jefe del bloque del PJ en la Cámara baja. Matzkin aceptó entonces el lugar que Carlos Menem le hizo en el Ejecutivo para pagarle por todos los servicios que le había prestado –por caso, haber hecho todo lo necesario para que la privatización de las empresas públicas fuera aprobada– y se sentó a esperar la revancha que siempre suele dar la política. Hoy el presidente Eduardo Duhalde le tomará juramento como nuevo ministro del Interior.
La cartera política no es un lugar desconocido para Matzkin: de hecho, fue nombrándolo viceministro del Interior como Menem lo mantuvo con trabajo cuando Toto se vio obligado a dejar su banca en Diputados. El pampeano se ganó ese cargo a fuerza de fidelidad con el entonces presidente.
En 1991, cuando Matzkin heredó la jefatura del bloque del PJ de José Luis Manzano –en cuya tropa aún hoy milita–, todos dudaban de que pudiera hacer su tarea con la misma eficiencia que su antecesor. El pampeano cumplió y con creces: le aseguró al Ejecutivo el apoyo del Parlamento para toda la reforma del Estado. Casi todas las privatizaciones pasaron por las manos de Matzkin, quien hizo todo lo que había que hacer para disciplinar a sus diputados. El haber sentado en una banca al “diputrucho” Juan Kenan –un ciudadano común– para completar el quórum necesario para privatizar Gas del Estado es, quizás, la principal hazaña del bloque peronista de aquellos días. “Si algo aprendí en todos estos años es cómo hacer para que salga una ley... Y también cómo hacer para que no salga una ley”, solía explicarles Matzkin a sus amigos.
Habrá aprendido, también, cuando se trató la venta del Banco Hipotecario, que insultar a sus adversarios podía traerle consecuencias. “Vos callate, guacha hija de puta”, le gritó entonces a Mary Sánchez. Al instante, la frepasista se acercó y le pegó una cachetada que le dejó la cara colorada. No fue la única mujer con la que tuvo problemas: la dirigente de los jubilados Norma Pla lo bañó un día con un baldazo de agua podrida.
La jubilada que nada le reprochó al pampeano fue su propia madre, a quien le concedió una pensión graciable de 98 pesos. “Fue dada en forma legítima porque ella cobra 130 pesos por la jubilación. Ella no tiene bienes, ni otro tipo de ingresos”, se justificó Matzkin cuando el caso salió a la luz. “Hay una campaña orquestada”, fue su argumento cuando por la misma época se supo que se estaba construyendo una casa de 500 mil dólares en La Pampa. Y cuando apareció la foto de un camión descargando en su propia casa ropa, colchones y frazadas para repartir, se preguntó: ¿qué tiene de ilegal que haya un depósito en mi casa? Hace 20 años que hago política y asistencia social en La Pampa.”
Cuando Marín le bajó el pulgar a su candidatura, Duhalde le ofreció a Matzkin –a quien ahora lleva como su ministro del Interior– que se presentara por Buenos Aires. Se ve que lo valora.

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