ESPECTáCULOS › GUSTAVO YANKELEVICH EXPLICA EL FENOMENO DE LA TV KARAOKE

“Aun sin crisis, vendrían igual”

En los ‘60 inauguró la fusión entre la TV y las discográficas con “Música en libertad”. A punto de lanzar “Escalera a la fama”, el responsable de inventos como Bandana y Mambrú confiesa que “creí que ‘Popstars’ no proponía nada nuevo, y lo subestimé”.

 Por Julián Gorodischer

Gustavo Yankelevich empieza a acostumbrarse a un paisaje conocido: la cola para el casting en el teatro, el estadio, el club de polo. Allí concurren, de a miles, los aspirantes a estrellas, nunca tan desesperados por la fama como en esta última “Escalera a la fama” que ya no les propone desde el título la gloria de “ser artista” sino apenas el fetiche del 2003: ser famoso, repentino, tras una o varias apariciones y recoger después las mieles, el autógrafo y el aullido, la fan enamorada, el cachet modesto pero mejor que el desempleo o las puertas cerradas. Y les ofrece, ante todo, el futuro, esa instancia que se diluye en la Argentina, esa panacea que la tele recupera con ribetes místicos: tener futuro, tener garra, tener esperanza, repetidos como lema.
Este boom de las academias de cantantes tiene un precursor en los lejanos ‘60: Yankelevich iniciaba, entonces, la fusión entre la TV y los discos. Con “Voltops” y “Música en libertad”, el hombre dio los primeros pasos en la pantalla karaoke que hoy se impone, reciclada, y decidió cuál sería su marca de estilo: hacer éxitos, sin detenerse en el detalle trivial de los contenidos. Para un gerente, y él lo fue aun antes de su desembarco en Telefé, lo que importa es “la llegada”, y así podrá defender cada uno de sus hijos intelectuales (“Videomatch”, “Grande pá”, pero también “El mundo de Disney” o “Jugate conmigo”) con argumentos muy valorados por los altos mandos de los canales: “Tienen rating; tengo olfato”. En los ‘90, década en que condujo un canal líder, Yankelevich usó los discos para sumar audiencia, y lo explica de este modo:
–Cada vez que un chico ponía el compacto de Chiquititas en el auto de su padre, lo convencíamos de seguir mirando el programa.
La estrategia, por estos días, se invierte: la tele dispara al grupo pop (Bandana, Mambrú, el inminente solista de “Escalera a la fama”) a los topes del ranking de los más vendidos, otorga a sus monstruos el doble platino en un par de días y convence a las discográficas (tras el milagro de la venta en la Argentina) de saturar la fórmula al máximo. La TV karaoke se clona, pero antes, claro, estuvo “Popstars”, incursión de Yankelevich, con su productora RGB, en el territorio de “lo mejor del año”. En el principio, como toda buena historia, el productor creyó que no convenía importar el casting televisivo más dramático de todos los tiempos a la Argentina. Luego, llegaría la iluminación que rectificaría su camino.
–¿Usted creyó que “Popstars” no iba a ser un buen negocio?
–Es cierto, cuando me hablaron del formato “Popstars”, dije “no me están contando nada nuevo”, y lo subestimé. Para insistirme, una productora brasileña, de RGB, me mostró un video del “Popstars” australiano, y me di cuenta de que todos los días se sigue aprendiendo. La abracé, y le dije “lo vamos a producir”.
–En la Argentina todos quieren ser cantantes. El boom “Popstars”, “Escalera a la fama”, “Operación Triunfo”, ¿habla de la crisis, de la falta de otras oportunidades de tener trabajo o de construir una carrera?
–Creo que si no viviéramos en situación de crisis se produciría el mismo fenómeno de convocatoria masiva de aspirantes. No creo que la gente venga a buscar trabajo, sino a desarrollar una vocación. Es más, creo que llegan muchos menos de los que querrían, limitados por la edad, la distancia, los costos.
–¿Cómo fue la génesis de “Escalera a la fama”?
–“Escalera...” es una idea que se viene conversando con Adrián Suar desde octubre de 2002; queríamos un proyecto de búsqueda de talentos, en el que participara RGB, que tiene la mayor experiencia en la TV tras el desarrollo artístico de Bandana y Mambrú.
–¿Se podría llamar también “Popstars 3: el solista”?
–No, son programas que tienen grandes diferencias. En este casting vamos a buscar solistas, y varía la forma. Partimos de un grupo definalistas que entra al CCA (Centro de Capacitación Artística), y lo que se verá es ese entrenamiento, vamos a mostrar cómo se lleva a cabo la capacitación.
–Lo que viene, también, es la competencia entre dos ciclos mellizos (“Escalera...”, en Canal 13, y “Operación Triunfo”, en Telefé, auspiciados por Pepsi y Coca Cola respectivamente). ¿Es como un duelo?
–No hay competencia entre “Escalera...” y “Operación Triunfo”, simplemente porque no van en los mismos horarios. Yo compito con una franja horaria, no con un programa del mismo género. Yo festejo que, a partir de lo que RGB hizo con “Popstars”, se den cada vez más oportunidades, siempre y cuando sea con responsabilidad y seriedad.
–“Escalera...” propone ya no una carrera sino la fama en estado bruto. ¿Por qué se planteó ese viraje respecto de “Popstars”?
–En realidad, se sigue pensando en proponerles un desarrollo artístico, responsabilidad y respeto para sus carreras, no apenas la posibilidad de ser famosos. En eso, con la elección del título, tal vez estemos siendo un poco contradictorios.

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Yankelevich dice que las largas colas en los castings tienen que ver con la vocación antes que la fama.
 
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