ESPECTáCULOS

Cómo zafar de la silla eléctrica echándole la culpa a “The Matrix”

Los tribunales de Estados Unidos empiezan a toparse con declaraciones de insania: muchos delincuentes dicen vivir en el mundo de Neo.

Por Javier Casqueiro
Desde Washington

Los imitadores de Neo, el personaje que interpreta Keanu Reeves en la serie de películas The Matrix, son ya un problema real para la policía y la Justicia de algunos condados de Estados Unidos. El éxito de la película, cuya segunda parte Matrix Recargado se estrenó en Estados Unidos la semana pasada en 3603 cines y ya recaudó unos 140 millones de dólares, está proporcionando algunos efectos inquietantes. La inmersión y confusión de algunos presuntos criminales que se declaran atrapados por el mundo alucinante de Matrix ha facilitado a sus abogados la disculpa para lograr que no sean condenados como culpables de sus asesinatos. El argumento, claro, es que están locos.
Esa parece ser ahora la estrategia judicial de uno de los conocidos francotiradores que atemorizaron el pasado otoño el área de Washington, donde una pareja de hombres mató a 13 personas con un rifle de precisión. El más joven de los acusados, Lee Boyd Malvo, 18 años, se confesó un devoto enamorado de Matrix en uno de los interrogatorios recogidos en el sumario del caso. En enero pasado, mientras estaba en su celda, dibujó unas notas a las que tuvo acceso el diario The Washington Post. En esas dos páginas, Malvo escribió: “¡Despierta! Libera tu mente, tú eres un esclavo del Matrix control. La fuerza exterior ha llegado. Libérate del Matrix control. Libera primero tu mente. ¡Créeme! El cuerpo le seguirá. Remueve el miedo, las dudas, la desconfianza. Observa el cambio entonces”. Los abogados de Malvo no quisieron hacer comentarios sobre si tienen previsto utilizar esa defensa.
Pero sí lo hicieron ya los letrados de otros presuntos criminales, y con buenos resultados para sus clientes. Los abogados de Josh Cooke, de 19 años, dicen que él cree que vive dentro de “la matriz” y que está enajenado por liberarse de esa opresión de computadoras y ciencia ficción. Su habitación, en una casa de un condado cercano a la capital, estaba empapelada con un gran poster de Neo. No se quedó con la imagen: también compró una de sus enormes pistolas y, el pasado 17 de febrero, bajó al sótano familiar y disparó siete tiros contra su padre y dos contra su madre. Los medios estadounidenses recogieron también en estos días los casos de una mujer en Ohio y un hombre en San Francisco, considerados “no culpables” tras ser acusados de matar a los propietarios de sus viviendas y después de sostener en el juicio que vivían obsesionados por ese síndrome. Los expertos no se ponen de acuerdo sobre la influencia de ese tipo de películas sobre algunos potenciales asesinos, especialmente los más jóvenes, aunque esta misma semana un camionero protagonizó durante tres horas, por las autopistas alrededor de Washington, escenas totalmente reales pero calcadas de Máxima velocidad, también interpretada por Reeves.
En Estados Unidos, Matrix Recargado fue clasificada R, lo que significa la obligación para los menores de 17 años de acudir acompañados de un adulto. Pero eso no ha sido un gran escollo. El pasado fin de semana, el primero en cartel, generó más de 93 millones de dólares, la segunda marca de taquilla de la historia tras El hombre araña.

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La segunda parte, “Matrix Recargado”, arrasa hoy en las boleterías.
 
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