ESPECTáCULOS › PAGINA/12 PUBLICA DESDE MAÑANA TRES DISCOS DE VICTOR HEREDIA

Otra vez, un informe de situación

La colección inédita incluye dos históricas grabaciones en vivo en el teatro Astral, de 1983, y un show en Casa de las Américas, Cuba, en 1999. El disco que sale mañana contiene diez poemas de Neruda musicalizados por Heredia.

 Por Fernando D´addario

Para buena parte de quienes escuchan música popular latinoamericana (con especial énfasis en la generación sub-40) Víctor Heredia es, más que un exponente puro de la década del 70, un artista emblemático del período de euforia democrática, esto es, desde 1983 hasta 1987 (con punto final en la Obediencia Debida, el Plan Austral, las Felices Pascuas y demás desactivadores del optimismo). Es curioso, porque las canciones de Heredia, lejos de avalar cierto espíritu de frivolidad que acompañó a la apertura cultural, asomaron como la expresión de aquellas heridas que no terminaban de cerrar. Una suerte de esperanza crítica. O desesperanza movilizadora, quién sabe. El Heredia de la década del 70 pertenecía, para muchos, a un plano de leyenda épica. Las manifestaciones artísticas que habían resistido a los años de plomo en bares y sótanos capitalizaron desde 1983, en la superficie, aquel imaginario.
Heredia, con todos sus pergaminos de músico popular, actuó, en abril de ese 1983, por primera vez en un teatro grande de la avenida Corrientes. Página/12 publicará desde mañana, con la edición habitual del diario, y a un precio de compra opcional de 7$, una colección de tres discos del autor de “Sobreviviendo”. Dos de esos CD’s corresponden a actuaciones de Heredia en el teatro Astral, y el tercero pertenece a un show en Casa de las Américas, La Habana, 1999. En todos los casos, aún con la distorsión temporal y socio-política (entre el primer disco y el tercero distan 16 años, el alfonsinismo y el menemismo enteros), Heredia traduce en un puñado de canciones su apuesta a la coherencia artística, más allá de sus oscilaciones en el terreno político.
La colección de versiones inéditas incluye clásicos indiscutibles, desde “Todavía cantamos” hasta “Aquellos soldaditos de plomo”, pasando por “Razón de vivir”, “Informe de situación”, “Dulce Daniela” y “Ahora coraje”, entre muchos otros. Pero también, en la primera entrega, se publicará una rareza: Heredia canta a Neruda en vivo. Son diez poemas del autor chileno, extraídos de distintos libros, como Canto general, Residencia en la tierra y 20 poemas de amor y una canción desesperada, musicalizados por Heredia en 1973. Aparecen, entonces, “Sube conmigo, amor americano”, “Cuando tenías en tus ojos el sol”, “Niña morena y ágil”, “La muerte del mundo cae sobre mi vida”, “Levántate conmigo”, “Alberto Rojas Giménez”, “El pueblo victorioso”, “Cuerpo de mujer”, “Por estos muertos” y “Porque ha salido el sol”. La interpretación de estos textos, en tiempos de irreversible derrumbe de la dictadura militar, adquiere una connotación diferente. Escuchar a Heredia, con esa voz que tampoco en 1983 eludía los tonos épicos, cantar “Para los que defendieron este crimen/ pido castigo, pido castigo/ para los que de sangre salpicaron la patria/ pido castigo, pido castigo”, sacude aún en tiempos de llaverazos y corralitos. Especialmente cuando, después de la canción, se oye a la multitud gritando, con bronca y esperanza, “Se va a acabar/ se va a acabar/ la dictadura militar...”. La dictadura se acabó. La bronca no.
El segundo CD, también en vivo, también en el Astral (1983), incluye diez canciones, entre ellas dos grabadas en estudio hace dos años: “Caminito del indio” (Atahualpa Yupanqui) y “Canción para un niño en la calle” (Armando Tejada Gómez y Cacho Ritro, de Los Andariegos). Pero la energía del vivo convierte al resto de los temas en una especie de documento de época.
Algo así ocurre, en otro contexto histórico y social, con la grabación elegida para el tercer disco. Se trata de un show en la Casa de las Américas, en La Habana, en el marco de los festejos por los 40 años de la Revolución Cubana. Visto desde la Argentina, parecería un concierto de otro tiempo, más que de otro lugar. Heredia fue presentado al público como un artista que “ha ido gritando esperanzas en todo el continente”. Un auditorio respetuoso y expectante, hijo natural de la única revolución que triunfó y perduró en Latinoamérica, escuchaba con admiración al embajador artístico de un país quebrado, más allá de los papers apocalípticos delFMI. No deja de ser paradójico que esas mismas canciones que, por criterio estético, lucían entonces –1999– envejecidas, presas de un dogmatismo perimido, pueden ser escuchadas de otro modo hoy, nuevamente. O de qué Argentina hablan si no de ésta, actual, los versos “Parece ser que el temporal/ trajo también la calamidad/ de cierto tipo de langostas/ que comen grande y a nuestra costa/ y de punta a punta del país/ se han deglutido todo el maíz”, correspondientes a “Informe de situación”. Sólo es cuestión de cambiar los sujetos de la metáfora. En la city, en los despachos oficiales, en las oficinas de las empresas privatizadas sobran razones para certificar que, como escribió Heredia hace treinta años (cuando parecía que todo estaba por construirse), “aquí no ha quedado nada en pie”.

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La colección incluye, entre otros clásicos, “Todavía cantamos”, “Razón de vivir” e “Informe de situación”.
 
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