ESPECTáCULOS › PIERRE BONGIOVANNI, DEL CENTRE DE CREATION VIDEO

“Hay que combatir el cliché”

El realizador y teórico francés llegó como jurado del Festival de Escuelas de Cine organizado por la Universidad del Cine, pero se queda en el país para realizar un documental sobre Ciudad Oculta.

 Por Mariano Blejman

¿Cuál es la diferencia entre la “nada” y la “casi nada”? Esa es la pregunta fundamental que se hace el realizador francés Pierre Bongiovanni, director del Centre International de Creation Video de Francia (CICV), un laboratorio de imágenes que viene experimentando con los pixels desde hace casi dos décadas. Bongiovanni está en Buenos Aires como jurado del V Festival Internacional de Escuelas de Cine, organizado por la Fundación Universidad del Cine (FUC) y que termina hoy a las 18 con la entrega de premios y el preestreno del largo Los rubios, de Albertina Carri. En ese marco dio un seminario sobre la creación de cine y video con una frase como bandera: “Hay que combatir el cliché”. Y también, aunque no estaba en sus intenciones iniciales, va a filmar un documental en Ciudad Oculta.
–¿A qué se refiere con la diferencia entre “nada” y “casi nada”?
–Muchos cineastas filman como si todo se tratara de un gran folklore. El cine está lleno de estereotipos. Yo propongo meditar y reflexionar sobre qué son las cosas, cuáles son las fronteras que van hacia la nada. Es como un escritor o un periodista que quiere hacer que sus textos sean bellos. Hay que pensar sobre lo que uno hace para no caer en folklorismos, en clichés, en lugares comunes del lenguaje.
–¿Podría dar un ejemplo relacionado con el cine?
–Estando aquí tuve conversaciones con artistas y con otras personas que no son del campo del cine. Estuve en el barrio Ciudad Oculta, discutí con Alejandro Dolina en El Tortoni, hice muchas entrevistas. Y me impresiona la calidad de expresión de la gente de este país. Ahora hay un clima espiritual que no se vivía el año pasado, cuando también estuve. Ahora todo está más descontracturado. La gente habla más fluidamente. Pero cuando veo los documentales que se hacen aquí –o los que vi en el festival, también de otros países–, por lo general no estoy de acuerdo con la manera en la que se muestran los temas: caen en clichés. Por eso, la mejor forma de mostrar lo que pienso, ahora quiero hacer un documental en Ciudad Oculta sobre la diferencia entre la nada y casi nada. Con la gente de allí.
–¿Por qué Ciudad Oculta?
–Es un lugar terriblemente peligroso, pero estuve con una mujer en un comedor comunitario simplemente genial. De una fuerza y una generosidad inmensas. El lugar me gusta porque no es la idea folklórica que uno tiene de la pobreza. No se parece en nada a una villa miseria: hay mafias, drogas, pero no es un cliché. Además quiero trabajar la película con ellos. Voy a trabajar sin travelling, sólo con planos secuencia. Sin preocuparme demasiado por la diferencia entre ficción y realidad. Como hay un comedor comunitario, me interesa que la teoría sea práctica.
–Su lucha es contra el lugar común.
–Para reinventar el mundo hay que reinventar el cine. Nuestra responsabilidad es la de resistir. Si no estamos perdidos.
–¿Qué evalúa del Festival?
–El mayor problema que encuentro es con los documentales que muestran la pobreza. Creo que el trabajo hay que hacerlo con ellos. La obra debe ser superior a la tragedia. No más baja. La pobreza es insoportable, no se debe hacer soportable con el cine. Hay que trabajar para que no exista.
–Entonces se opone al cine militante.
–El cine militante tiene algunos conceptos medio stalinistas. No puede haber un cine maoísta, un cine trotskista: tiene que haber buen cine.
–¿Qué pueden hacer las escuelas de cine por el espíritu crítico?
–Si hacemos lo que pide el mercado no va a haber ningún problema. Nadie se va a quejar. Y todo seguirá como está. Pero nosotros tenemos la obligación de evitar el conformismo y fortalecer el espíritu crítico y el desacuerdo desde la producción. Criticar, pero también producir diferente.
–El cine argentino ocupó un espacio en las carteleras francesas comerciales, ¿a qué se debe? –El movimiento del cine argentino, el cine latino en general, viene a caer en un momento en que Europa está fatigada de sí misma. Aburrida de defender sus propios privilegios. Su gente está anestesiada y busca vitalidad. Hace poco estuve en China y estoy impresionado sobre lo que vi en materia de cine. El mundo cambia muy rápido. La gente busca frescura.
–¿Cuál es el modelo de cineasta que pretende?
–Me interesan los mutantes. Los que hacen cine y lo llevan a la web, los que hacen multimedia y lo llevan a la ópera, los que llevan la ópera al cine. Aquellos que comprendan el arte en su totalidad. En el centro de video trabajan unas 20 personas y hay unos 40 artistas de varias partes del mundo. Buscamos estudiantes que puedan trabajar en esa dimensión. Sólo hace falta energía para llevar capacidad hacia el talento.

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Pierre Bongiovanni se interesó por la situación de Ciudad Oculta y por su comedor comunitario.
Pero no quiere caer en lugares comunes: “Para reinventar el mundo hay que reinventar el cine”, dice.
 
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