ESPECTáCULOS › EL ESCRITOR SUDAFRICANO JOHN M.
COETZEE ES EL NUEVO PREMIO NOBEL DE LITERATURA

“Yo ni siquiera sabía que se anunciaba el premio”

El fallo de la Academia Sueca señaló que el escritor y profesor, de 63 años, “retrató de innumerables maneras la sorprendente implicación de un ‘outsider’ en la sociedad sudafricana”. Esquivo y en migración permanente –ha vivido entre su país, Australia y Estados Unidos–, el Nobel 2003 tiene editados en la Argentina sus libros más importantes, “Infancia”, “Desgracia” y “Esperando a los bárbaros”.

El escritor sudafricano John M. Coetzee, de 63 años, ganó el Premio Nobel de Literatura 2003 por las “innumerables maneras” en que retrata la “sorprendente implicación de un outsider en la sociedad sudafricana”, según la justificación de la Academia Sueca que decide y entrega los premios más prestigiosos del mundo. En su comunicado de prensa, la Academia formada por 18 miembros destacó la sólida composición de las novelas de Coetzee, así como sus diálogos y su brillantez analítica, que lo llevan a una dura crítica del “racionalismo cruel y el moralismo cosmético de la civilización occidental”. Así, el interés del autor apunta principalmente a situaciones en las que “la capacidad de distinguir entre el bien y el mal puede ser vista como algo que, a fin de cuentas, no ayuda”. El comunicado oficial de la Academia concluye que “hay una gran abundancia de variedad en el trabajo de Coetzee. No hay dos libros que sigan la misma receta. Su lectura extensiva revela un modelo recurrente. El autor considera que el viaje en espiral descendente resulta necesario para la salvación de sus personajes. Sus protagonistas están abrumados por el instinto de venirse a pique, pero paradójicamente salen fortalecidos luego de haberse desprendido de toda dignidad externa”. Con el Nobel, Coetzee completa su colección de importantes premios obtenidos: dos Premios Booker, el Primer Premio Literario de las Letras Sudafricanas y los premios Jerusalem Prize y The Irish Times International Fiction Prize.
Para Horace Engdahl, el secretario permanente de la Academia Sueca, la decisión fue “fácil”. “Estábamos realmente convencidos del valor de su contribución a la literatura. No estoy hablando del número de libros editados, sino de la variedad y del muy alto promedio de calidad en su obra”, declaró el funcionario. Según una coincidencia generalizada de la crítica literaria, Coetzee se presenta al mundo como un autor de obras complejas y desgarradoras sobre la Sudáfrica anterior y posterior al apartheid. Su mirada de la realidad política del país sirve para mostrar, en un borgeano juego de espejos, la debilidad de la condición humana. Los personajes de Coetzee suelen ser marginados que se encuentran solitarios y aislados entre dos frentes y que viven dolorosas experiencias en su búsqueda de un lugar en el mundo. El propio escritor parece escapado de uno de sus libros: de carácter reservado, acentuado por una complicada vida familiar, es un solitario que vive austeramente, sometido a una rígida autodisciplina. No bebe, no fuma y es vegetariano. En Argentina, aunque no es un escritor precisamente conocido y popular, fueron editados tres de sus libros más importantes: Infancia, Desgracia (Mondadori) y Esperando a los bárbaros (Alfaguara).
Coetzee, reiterado candidato a ganar el Nobel en la última década, es el segundo escritor –Nadine Gordimer lo recibió en 1991– y el séptimo ciudadano sudafricano en obtener el premio que otorga 1,3 millón de dólares. Trabaja desde 2001 como profesor de Pensamiento Social de la Universidad de Chicago (Illinois), donde se encuentra dando cursos de literatura sobre Platón y Walt Whitman. Allí, precisamente, recibió la noticia. Pero fiel a su estilo poco apegado a la figuración y su carácter más bien hosco, el premiado sólo se expresó a través de un comunicado, luego reproducido en la página de Internet de la universidad. “Recibí el llamado de Estocolmo hoy temprano. Fue una completa sorpresa, ni siquiera sabía que se daba a conocer el premio”, indicó. “Estoy feliz particularmente porque el anuncio se produce durante el semestre de otoño, que es cuando estoy en la Universidad de Chicago. La Universidad y en particular el Comité de Pensamiento Social han sido mi hogar intelectual en los últimos siete años. Saul Bellow, mi antecesor en este Comité, obtuvo el galardón en 1976”, recordó. El escritor indicó además que no piensa abandonar su trabajo literario, ya que en la actualidad prepara una nueva obra de ficción y un libro de traducciones de poetas holandeses, próximos a editarse.
En su país de origen, la noticia generó reacciones y reabrió el debate sobre su figura: quienes elogian su obra por la honestidad y profundidad de su retrato nacional se contraponen a los que califican de “sensacionalista” esa misma descripción, y que lo acusan de haberse ido del país (vive alternativamente en Australia y Estados Unidos). Desde el ámbito político, en cambio, todos fueron elogios. El partido gubernamental Congreso Nacional Africano consideró que la decisión es una “inspiración para jóvenes escritores del continente africano”. También la opositora Alianza Democrática destacó que el premio es un “gran honor” para el mundo literario sudafricano. “El señor Coetzee nos llena de orgullo”, destacó Sydney Opperman, portavoz del partido. Pese a todos los premios internacionales recibidos, el flamante Nobel de Literatura 2003 es seguido por muy pocos lectores en su Sudáfrica natal, señaló el profesor David Attwell de la Universidad del Witwatersrand, Johannesburgo. “No creo que la mayoría de los sudafricanos lo conozcan”, dijo Attwell, un especialista en la obra de Coetzee, de quien dijo, sin embargo, que es altamente respetado en los círculos académicos.
John M. Coetzee (la “M” dio pie a varias versiones, aunque el comunicado sueco lo señala como “Maxwell”) nació el 9 de febrero de 1940 en Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Hijo de un abogado, este escritor, profesor y académico sudafricano de origen anglo-germano estudió en una escuela inglesa y ésa es también su lengua materna. Se graduó en Matemáticas y Lengua Inglesa por la universidad de su ciudad natal y posteriormente se trasladó a Londres, donde trabajó como programador de computación. Posteriormente, en 1965 abandonó la capital británica y puso rumbo a Estados Unidos, donde estudió lingüística y literatura en Texas y Nueva York. Después de tres años de experiencia docente en la Universidad estatal de Nueva York en Buffalo, regresó a Sudáfrica en 1971, pero sus actividades le permitieron diversas estancias en otros países. En 2002 emigró de nuevo, esta vez hacia Australia: actualmente es profesor en la Universidad de Adelaida.
Como autor de ficción, Coetzee debutó en 1974 y en 1980 alcanzó relevancia internacional a raíz de la publicación de Waiting for the barbarians (“Esperando a los bárbaros”). En 1983 obtuvo su primer premio Booker, con Life and Times of Michael K (“Vida y tiempo de Michael K”). En 1986 actualizó las aventuras de Robinson Crusoe en Foe y cuatro años después, ya de regreso a Sudáfrica, escribió Age of Iron (“La edad de hierro”). Disgrace (“Vergüenza”), un libro que describe la soledad de la vida en un lugar apartado de Sudáfrica, le dio el segundo premio Booker en 1999. En abril de 2001, además, fue merecedor del I Premio Reino de Redonda, un galardón creado por Javier Marías para distinguir la obra de un escritor o un cineasta extranjero. Además, se ha distinguido por sus ensayos sobre el lenguaje, la ética y la política de figuras de renombre, como Erasmo, Tolstoi y Kafka, entre otros. Coetzee, que por añadidura trabaja como traductor y crítico literario, está divorciado y tiene una hija.

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Con el Nobel, Coetzee completa una impactante colección de premios.
 
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