ESPECTáCULOS › EL GRUPO CAVIAR HOMENAJEA Y REINTERPRETA A NINI MARSHALL

Viaje alrededor del mundo de Niní

Sobre una idea de Eduardo Solá, con textos de la propia Niní, el grupo dirigido por Casanovas presenta “¡Cayate lengua!”, un desfile de criaturas marshallianas.

 Por Cecilia Hopkins

En La Casona del Teatro (Corrientes 1975), de viernes a domingo se está presentando un nuevo homenaje a la figura de Niní Marshall. Se trata de ¡Cayate lengua!, último espectáculo de Caviar –el grupo que lidera Jean François Casanovas– sobre una idea original de Eduardo Solá. No es la primera vez que este actor (también imitador y concertista de piano) que acompaña al elenco desde hace cinco años, realiza un espectáculo inspirándose en los “muñecos marshallianos”, como define en el programa de mano Angelita Abrego, hija de la actriz y seleccionadora de textos junto a Solá. Para él, su admiración por la actriz comenzó desde niño: no se perdía ni una de las películas de la actriz en los ciclos que organizaba el cine de su barrio. Así es que hace años que domina el fraseo de Catita, alias de Catalina Pizzafrolla Langanuzzi. Aquel célebre personaje fue creado por Marshall en 1937, a pedido de las tiendas La Piedad, por entonces uno de los anunciantes más importantes de Radio El Mundo.
En los ‘80, Solá montó un espectáculo llamado Una noche de ballet sobre textos de Niní, para lo cual debió pedirle su autorización. No sólo logró su consentimiento sino que, además, la actriz escribió algunos pasajes del show. En junio de este año, en el marco de los homenajes organizados por los 100 años del nacimiento de la intérprete, Solá ideó un desfile de modas en el que tomaron parte los personajes más célebres de la creadora de Catita. Dirigido por Casanovas, el espectáculo gustó tanto a la hija de la actriz que, cuando conoció el nuevo proyecto de Caviar, no dudó en ofrecer su colaboración, poniendo a disposición del grupo hasta los materiales inéditos de su madre.
En diálogo con Página/12, Solá y Casanovas aclaran que “todo lo que se dice en ¡Cayate... fue dicho o escrito por Niní”. Inclusive las insólitas publicidades y las noticias policiales que se leen entre bloque y bloque, cuando la acción se traslada a los estudios de la desaparecida Radio Stentor, lugar al que llega una emperifollada Catita, tras haber sido seleccionada para participar del programa “Noches de ensueño”. Cuentan los actores que esos textos fueron encontrados entre los cuadernos de la actriz, utilizados en su momento por Niní para shows organizados en su casa y montados exclusivamente para sus amistades. Otra de las rarezas que brinda el espectáculo es la “Oda al dedo gordo de Julio Bocca”, el último texto que Marshall escribió, inspirándose en la foto del pie del bailarín que ilustraba el afiche de promoción de una de sus presentaciones. La única fantasía que se permite el grupo es la presentación de una Catita modelo 2003 (interpretada por Gabriela Diez), licencia que, en realidad, se basa en un comentario escuchado por Solá de boca de la propia Marshall: “Si hoy tuviera que decir cómo es la Catita de hoy, diría que es rockera”. Los demás textos incluidos en el espectáculo fueron creados para los programas que Marshall realizó para Radio El Mundo. Según aclara Casanovas, en ¡Cayate..! la figura de Niní encuentra su rescate en varios niveles: Solá interpreta en vivo a dos de sus personajes (Catita y Mónica) y los demás integrantes de Caviar encarnan personajes aparecidos en películas y en musicales. Para los personajes de Doña Pola, la Bella Loli y Gladis Minerva, que sólo existieron en programas radiales, Caviar se las ingenió para crearles una caracterización singular, muy apoyada en el despliegue de vestuario, signo característico del grupo. En la escena dedicada al diálogo telefónico que la ampulosa Mónica Bedoya Hueyo de Picos Pardos Sunsuet Crostón entabla con una amiga desde la improbable Embajada de Tansylandia, también hay recreación de personajes, a cargo de Claudio Armesto, Marcelo Iglesias, Víctor Godoy, Diez y el propio Casanovas. Allí, en breves instantes, el escenario se transforma en la paqueta residencia donde desfilan los invitados que pueblan los chismes de Mónica: Inés Cabeche, Rómulo y Josefina Sudahondo y Filomena Capeletti, entre otros, asistentes al cóctel organizado destinado a recaudar fondos “para los pobres, los desposeídos, los miserables”.
“A su sentido del humor, a su mordacidad –analiza Casanovas– Niní le agrega un sentido político: las críticas de Mónica son graciosas pero también terribles en su contenido y parecen, además, un testimonio de la represión de la época.” Escrito entre los ‘60 y ‘70, el diálogo del aristocrático personaje hace referencia al maltrato sufrido por un preso, quien, antes de abandonar la comisaría, debió firmar un documento en el cual aseguraba que cada una de las marcas que llevaba en el cuerpo no eran otra cosa que... defectos de nacimiento.

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Casanovas y Solá comparten una gran admiración por Niní Marshall.
 
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