ESPECTáCULOS › A LOS 52 AÑOS, MURIO EL ACTOR ESTADOUNIDENSE CHRISTOPHER REEVE

Superman no pudo seguir peleando

Sufría una parálisis desde hacía nueve años, tras haber caído de un caballo. Creó una fundación para avanzar en la cura de su enfermedad y criticó a Bush por falta de apoyo.

El actor Christopher Reeve, mundialmente famoso por su papel de Superman y víctima de una parálisis tras haber caído de un caballo hace nueve años, falleció el domingo en un hospital de Nueva York, por una insuficiencia cardíaca. El actor de 52 años entró en coma el sábado tras sufrir un ataque cardíaco y sufrió graves complicaciones, comunes entre los pacientes que padecen parálisis de la espina dorsal. Dana Morosini, la viuda del artista, que copreside la fundación que ambos crearon para contribuir a la investigación de la enfermedad que sufría Reeve, difundió un comunicado donde agradece el trato recibido por su esposo en el hospital Northern Westchester de Mount Kisco. Reeve deja un hijo de 12 años, Will, nacido de su matrimonio con Dana y otros dos, Matthew, de 25, y Alexandra, de 21 de una unión anterior.
El momento más alto de su carrera sucedió interpretando al periodista Clark Kent en Superman, papel para el que fue seleccionado en 1977 y que se convirtió en un éxito de recaudación, que lo hizo protagonizar las tres entregas posteriores. Entre otros films interpretados por Reeve están En algún lugar en el tiempo, La trampa de la muerte, Las bostonianas, Interferencias y El pueblo de los malditos, una película de terror de John Carpenter. Pero la muerte de Reeve (cuyo personaje de Superman aparecía envuelto en la bandera estadounidense en los afiches promocionales) sucedió en pleno debate electoral entre George W. Bush y John Kerry. El demócrata Kerry recordó ayer que Reeve había defendido el uso de los recursos científicos para la investigación con células madre de embriones para tratar de curar enfermedades hasta ahora incurables, como el Alzheimer, el Parkinson o la diabetes. Hace unos días, Kerry se había reunido con Michael J. Fox –el actor de Volver al futuro– que padece el mal de Parkinson y que también promueve este tipo de investigaciones. “Reeve dio esperanza a millones de estadounidenses que esperan las curas salvadoras que la ciencia puede ofrecer”, señaló Kerry en un comunicado, remarcando una de las principales diferencias que tiene con Bush.
El candidato demócrata consideró “un privilegio” haber sido amigo del fallecido actor y activista, del que dijo que “afrontó cada reto con un valor y un carácter que abrió nuevos caminos en esta lucha”. Reeve había criticado hace dos años a Bush y a grupos católicos por frenar las investigaciones científicas sobre células embrionarias. “Hubo una grave violación de la separación entre la Iglesia y el Estado en el debate sobre esta tecnología. Bush ha sido el responsable máximo”, había declarado al diario británico The Guardian.
Su afán de superación y de recuperación quedó reflejado en un documental realizado por su hijo Ma-tthew, Volveré a andar, en el que se retrataba la lucha diaria por recuperarse tras el accidente que le dejó paralizado del cuello para abajo. El actor pudo despegarse durante cortos períodos de la respiración asistida a la que quedó confinado. Además, pese a que los doctores no le dieron esperanzas de recuperación, a finales de 2001 logró mover ligeramente un dedo, lo que alentó sus esperanzas de volver a andar. También en su autobiografía Sigo siendo yo, el actor relató cómo con ayuda de su familia, y en especial de su esposa, pudo vencer los deseos de morir que lo invadieron tras el accidente que cambió brutalmente su vida. A este libro, cuya transcripción a disco le valió el Grammy al “Mejor álbum hablado” de 1999, se sumó otra obra publicada en 2002: Nada es imposible: reflexiones de mi nueva vida. Reeve se convirtió en sus últimos años en un combativo luchador a favor de la experimentación con células madre embrionarias, prohibida por la legislación estadounidense, y que supone la única esperanza de curación para lesiones medulares. Así, el actor destinó su fama y fortuna a la creación de la Fundación Christopher Reeve, cuyo objetivo es recaudar fondos para promocionar la investigación.
También protagonizó intervenciones en foros políticos por mayor atención hacia los más débiles, y bregaba por la reforma del sistema sanitario. Pese a su parálisis, Reeve regresó al mundo artístico en 1997 dirigiendo una película para televisión, In the gloaming, que ganó cuatro Emmy, y luego protagonizó una versión de la película de Hitchcock La ventana indiscreta.

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Una crisis cardíaca precipitó el final de Reeve.
 
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