ESPECTáCULOS › LO MEJOR Y LO PEOR, SEGUN LOS PROTAGONISTAS

Luces y sombras en la plaza

Los protagonistas del festival opinan sobre lo que, consideran, fue lo mejor y lo peor de Cosquín 2005:

- Peteco Carabajal, músico: “Lo mejor fue la nueva infraestructura, que brinda mucha comodidad, y eso también ayuda a la fiesta. Respecto de la programación, se han jugado y les ha salido bien. Quizá para muchos de los que vinieron a la plaza era la primera vez que veían a Julio Bocca, por ejemplo. Me alegra esta apertura y espero que se siga trabajando en la misma línea. En cuanto a lo negativo, hay algo que no me gusta y que no corresponde a la organización del festival sino a los mismos artistas. Esa desesperación por levantar la plaza, por mostrar un gran despliegue, por hacer bailar enseguida a todos. Muchos le hacen más caso a cómo van a entrar vestidos que a lo que van a cantar. Quizá sea falta de experiencia, falta de confianza en ellos, o la confusión que puede generar enfrentarse a un escenario como éste. Quieren que la gente haga palmas antes de que empiecen a cantar y no se dan cuenta de que a lo mejor lo van a lograr cantando”.

- Marcelo Simón, periodista y libretista del festival: “Lo más destacado fue la cabeza abierta de los programadores para poner junto al Chaqueño a Julio Bocca o Les Lu-thiers. Asumieron un riesgo que celebro, el de sumar texturas y densidades diferentes dentro de la cultura popular. Son cosas que contrastan con las propuestas de todos los años, y funcionaron. Lo peor tiene que ver con mi área. Creo que el formato de presentación debe ser reformado. Esta estructura quedó un poco fuera de tiempo, termina siendo un maratón de lugares comunes que no convence. Quizá sería mejor que haya varios maestros de ceremonia que hablen poco y que lleguen a oficiar de presentadores, incluso músicos o bailarines. Hay que encontrarle otra vuelta a la presentación del festival”.

- Roberto Cantos, músico, integrante del Dúo Coplanacu: “Con mucha alegría y algo de sorpresa, este año percibimos un espacio renovador en Cosquín. No sé si influyeron decisiones políticas de la comisión encargada de organizar el festival, o los cambios arquitectónicos de la plaza, o las dos cosas, pero se siente que hay algo nuevo. Que esté Juan Quintero, por ejemplo, aunque sea en la Cacharpaya, me parece importantísimo. Lo otro que rescato es que hayan armado una estructura que permita a la gente entrar pagando dos o tres pesos. Eso es para aplaudir. Y lo peor es que la ciudad todavía no se puso las pilas para sostener un festival de la importancia del que tienen: los coscoínos parecen no tomar conciencia de lo que pasa acá. En Cosquín todo es complicado, desde el hospedaje hasta lo gastronómico. Uno ya viene sabiendo que va a comer mal, va a dormir mal... ¿Por qué tiene que ser así? Parece mentira que en tantos años no se haya podido armar una infraestructura que responda a un festival de esta envergadura. Y también dan lástima ausencias como las de Mercedes Sosa o Raúl Carnota, aunque ya estamos acostumbrados, pero sería bueno que no pasara”.

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