ESPECTáCULOS › SUSANA CARDOZO Y PABLO LAGO, LOS GUIONISTAS
DE “1/2 FALTA”, Y SU DECLARACION DE PRINCIPIOS

“No vamos a plantear un mundo de fantasía”

Los autores de Hospital público y Locas de amor se enfrentan al desafío de escribir una historia de adolescentes creíble, que escape al elitismo y trate de hacer foco en su vida real. Entre los condicionamientos del rating y las limitaciones de temas que impone el horario de las 18, no será tarea sencilla.

 Por Emanuel Respighi

En medio del debate planteado en las últimas semanas por los mismos alumnos sobre las condiciones edilicias y programáticas en distintos establecimientos educativos de Capital Federal y Gran Buenos Aires, esta tarde Canal 13 estrena una tira que se centrará –en clave de ficción– en las diversas problemáticas que invaden el mundo adolescente actual y el sistema educativo nacional. Producida por Pol-ka, 1/2 falta contará la historia de un grupo de adolescentes de clase media que concurre a una escuela pública de Capital Federal. Un establecimiento en el que no habrá carilindos, chicos millonarios, residentes de countries ni adolescentes preocupados por tener el cuatriciclo o el scooter último modelo, tan explorados en los mundos fantásticos de los colleges creados en tiras como Rebelde Way. En 1/2 falta (hoy a las 18.30, y desde mañana de lunes a viernes a las 18), en cambio, entre las clásicas historias de amor adolescentes habrá lugar para hablar sobre las drogas, el sexo, la incomunicación entre padres e hijos, el trabajo infantil, las prematuras responsabilidades familiares que muchos adolescentes deben asumir hoy ante la desintegración familiar, y otros tópicos de la sociedad actual.
En la búsqueda de despegarse de las tiras para adolescentes convencionales que suelen verse en TV, 1/2 falta nació con la idea de retratar el mundo real en el que viven actualmente los adolescentes, en este caso chicos de 14 años que tienen más carencias que privilegios. Lejos de los mundos edulcorados y hasta inocuos de las telenovelas que “reflejaron” el mundo adolescente en los últimos años, la telenovela escrita por Susana Cardozo y Pablo Lago (Hospital público, Locas de amor) intentará imprimirle una cuota de realidad a un género históricamente proclive a disociarse –con excepción, tal vez, de ¡Socorro! Quinto año– de lo que realmente les pasa a los jóvenes que dicen representar. 1/2 falta está protagonizada por Gabriela Toscano y Federico D’Elía, quienes estarán acompañados por Leonor Manso, Andrea Pietra, Osvaldo Santoro, Alejandra Darín, Osky Guzmán y Sebastián Pajoni. En sintonía con la idea de hacer “una telenovela educativa”, el elenco juvenil está compuesto por actores desconocidos para el medio, sin lolitas ni estrellas.
“Los chicos nos dijeron que los programas que supuestamente los representan no lo hacen, que dicen boludeces”, le explica a Página/12 Lago, coguionista junto a Cardozo. “Por eso, en 1/2 falta –detalla– tratamos de comprenderlos desde su visión. Hoy por hoy la educación es un reflejo bien cruel de lo que venimos arrastrando a nivel país. Me parece que los pendejos son los que peor la están pasando. Nuestros chicos están en el medio de conflictos sociales muy graves, se están haciendo cargo de cuestiones que no les corresponden. Los pibes están muy solos: la mayoría de los padres está con problemas de laburo y los que pagan las consecuencias son los pibes. Y la escuela, creo, tampoco está preparada para hacerse cargo de tantas cosas.”
–Ustedes hablan de despegarse de las tiras convencionales. ¿Qué recursos y temáticas va a utilizar 1/2 falta para no caer en caminos ya recorridos?
Susana Cardozo: –Esa es una lucha diaria. Nosotros deseamos que lo social tiña toda la historia, a la vez que las historias de amor se desarrollen con todos sus prototipos por tratarse de una tira que va a las 18. No podemos escapar a eso. Pero esos clichés están dentro de una problemática que subyace permanentemente. Me refiero a que son pibes que tienen a padres desempleados, que se enferman por dejarse llevar por el status de la belleza actual, que deben cuidar a sus hermanos menores con sólo 14 años, que llegan alcoholizados a las escuelas, pero que además se enamoran. Desde Romeo y Julieta hasta hoy, ese amor en los adolescentes es muy intenso.
Pablo Lago: –Vamos a intentar profundizar en los aspectos sociales y negativos a los que se exponen también los jóvenes. Es una lucha permanente entre los autores, los productores, el canal, el Comfer, qué podés decir y qué no... Por ejemplo, a las 6 de la tarde en teoría vos no podés decir “boludo”, y hoy yo no conozco a un pibe que no use esa palabra cada dos que dice. Y lo mismo para encarar problemáticas sexuales o de adicciones: es relativo lo que se puede mostrar en ese horario. A las 23 tendría un tratamiento mucho más explícito, crudo o profundo que a las 18. Así y todo, vamos a intentar mechar las problemáticas como telón de fondo de la tira.
–¿Cómo van a tratar, entonces, los problemas actuales de los adolescentes? Porque la tira tiene una finalidad educativa...
S. C.: –Nosotros creemos que lo que sucede no se puede ocultar. Está bueno que desde la ficción uno pueda tirar alguna piola para mostrar lo que sucede y no hacerse los boludos. Pero no bajando línea. Sin juzgar a los personajes, pero sí reflejando por qué cada pibe hace lo que hace y mostrar las circunstancias donde sucede. Que no podamos hablar como se debe de la educación y nuestra juventud habla de la hipocresía de la sociedad argentina. Hoy por hoy está el debate instalado sobre si en las escuelas hay que dar o no educación sexual. Para mí, ese debate no debería existir: hay pibas que se están muriendo por abortar, otras que se embarazan por desconocimiento de métodos anticonceptivos... Los pibes que no se cuidan se mueren. Ya no se trata de una cuestión religiosa o ideológica: es preservar la vida ante todo. Mientras los adultos no nos pongamos de acuerdo con respecto a qué se hace con la educación sexual, porque hay intereses creados, los pibes se mueren o se embarazan. Nadie se hace cargo. Aun cuando, por otro lado, los pibes tienen acceso a cualquier tipo de información sexual a través de Internet y otros medios, sin ninguna guía. Se le da un lugar al adolescente que por una cuestión madurativa no puede manejarla.
P. L.: –Es ridículo plantear si la educación sexual le corresponde a la familia o al colegio, cuando en este momento tanto la familia como la escuela están en crisis. Lo que no puede enseñar la familia lo hace la escuela, a los ponchazos, y lo que no puede hacer la escuela lo hace la familia, también a los ponchazos. La discusión es muy hipócrita.
–Es una lástima que por la legislación vigente no se pueda poner sobre el tapete el tema de la educación y la juventud desde la televisión por una cuestión horaria.
P. L.: –Lo que hay que entender es que es imposible que, desde la ficción, se incentive al debate sobre la educación pública y la juventud sin decir las cosas como son. Es retrógrado. En 1/2 falta no se va a mostrar a una pareja curtiendo por el hecho de mostrar una teta o un culo para tener rating. Si hay sexo es porque vamos a estar tratando el tema de los preservativos, los embarazos prematuros o el contagio del sida. Vamos a hablar con la mayor profundidad que podamos a las seis de la tarde. Vamos a hablar de la drogadicción, el embarazo adolescente, pero por ejemplo el aborto infantil no lo podemos mostrar. Tiraremos puntas para que los chicos les pregunten a sus padres qué es el aborto infantil. O sea: no va a ser un programa que viene con la verdad o que va a decir cosas que debería decir el ministerio, el Estado o las escuelas. Pero no le exijamos a un ciclo de TV lo que no sucede en los ámbitos que tienen una mayor responsabilidad social. Pero lo que sí podemos decir es que no vamos a plantear un mundo de fantasía: vamos a contar una historia de un grupo de chicos argentinos.
–En este contexto, ¿qué creen que puede aportar el programa al debate actual sobre la educación pública?
P. L.: –Esperamos que el ciclo pueda aportar no digo respuestas sino preguntas o puntas para ver cómo nos podemos acercarnos entre todos, seamos adultos o adolescentes. La idea es que el programa genere, tanto a los pibes como a los adultos, temas por los cuales vale la pena charlar. Tratar de que los adultos y los pibes encuentren temas y situaciones para comunicarse. Nunca fue fácil ser joven o ser padres, y mucho menos en la actualidad. La idea es proponerles a los pibes que hablen con sus padres, y a los adultos que se ocupen con sus hijos, que no los dejen encerrados mirando televisión.
–En otras tiras también hubo una pretensión autoral de reflejar lo social. Sin embargo, después esos intereses chocaban contra ciertas cuestiones televisivas, como el rating o la publicidad. ¿Cómo piensan hacer convivir con esos intereses?
P. L.: –Creo que el ideal es encontrar un balance. Al productor le tenés que entregar un producto con cierto rating. Hay que encontrar un equilibrio entre las historias de amor y el análisis de las problemáticas adolescentes y educativas que se pueden ver hoy en el país. De todas maneras, la productora no está ajena a desentrañar este terreno. Al encargar y hacer un producto de este tipo, son conscientes de que tienen una intención de generar un compromiso. La idea no es hacer un producto meramente comercial. De hecho, no se hizo el casting eligiendo caras bonitas ni chicos bien.
–¿Es casualidad que en estos momentos de los canales privados surjan ciclos que tienden a hacerse cargo de la responsabilidad social y no tanto a la búsqueda de rating? Telefé emite Científicos: industria argentina, el 13 esta tira y el flamante ¿A quién le importa la educación?
S. C.: –La tele debería estar atenta permanentemente a lo social. Lo que pasa es que es un negocio. Los productores creen que lo social da menos rating. Pero en países como el nuestro, donde la mayor parte de la población no tiene poder adquisitivo para chusmear otras realidades y culturas, en la que la TV es la fuente de mayor información, los canales deberían acrecentar su rol social de servicio público. Debería haber propuestas de todo tipo. No creo que la gente coma mierda en la tele. Los paladares también se hacen, se educan.
–¿Tuvieron algún tipo de asesoría del Ministerio de Educación para la manera en que tratarán determinados temas?
S. C.: –Hemos charlado con docentes que laburan en escuelas del Estado en provincia y Capital. Pero no pedimos ningún tipo de colaboración al ministerio.
P. L.: –Desde el ministerio nos la ofrecieron, pero preferimos no tomar esa colaboración. Preferimos tomar las experiencias de las escuelas. Aun cuando no hago valoraciones ni a favor ni en contra, yo no quiero quedar pegado a ningún organismo estatal. Prefiero la opinión sin mediaciones de un docente de La Matanza o de un pibe de Moreno. Preferimos el contacto con la realidad cotidiana a contenidos y estadísticas que lo único que hacen es plantear un diagnóstico de la situación. Priorizamos el contacto humano.

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