ESPECTáCULOS › PAGINA/12 PRESENTA DESDE EL MIÉRCOLES “LA HISTORIA DE AMERICA LATINA”

Quinientos años de soledad y esperanza

“Historia de América Latina. Desde los pueblos originarios hasta la globalización”, la colección de 60 fascículos que comienza a aparecer el miércoles se plantea como “una invitación a la reflexión sobre la pertenencia americana”, define Aurora Ravina, la directora del proyecto concretado por el Departamento de Historia del Colegio Nacional Buenos Aires.

 Por Verónica Abdala

“La violencia y el dolor de nuestra historia son el resultado de injusticias seculares y amarguras sin cuento, y no una confabulación urdida a 3 mil leguas de nuestra casa. Pero muchos dirigentes y pensadores europeos lo han creído, con el infantilismo de los abuelos que olvidaron las locuras fructíferas de su juventud, como si no fuera posible otro destino que vivir a merced de los grandes dueños del mundo. Ese es, amigos, el tamaño de nuestra soledad.” Gabriel García Márquez, (Discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura, Estocolmo, 1982.)

Después de haber guiado a los lectores de Página/12 por recorridos tan diversos como son la historia argentina, la historia universal y algunos debates sobre cuestiones políticas, institucionales, sociales y económicas que atravesaron el proceso histórico nacional (Colección Debates Nacionales), el equipo de historiadores del Departamento de Historia del Colegio Nacional de Buenos Aires concreta un nuevo trabajo, tan ambicioso como los anteriores en su complejidad y alcance: el repaso crítico de la Historia de América Latina. Desde los pueblos originarios hasta la globalización, bajo la certeza de que la búsqueda de la identidad del continente sigue siendo un desafío irrenunciable. El resultado de ese arduo proceso de análisis es el que publicará este diario acompañando su edición dominical a partir del próximo miércoles como parte de una colección compuesta por 52 fascículos (y ocho dossiers documentales) de aparición semanal.
“A pesar del desarrollo historiográfico alcanzado por cada uno de los países latinoamericanos y de los aportes provenientes de historiadores de otros países respecto de la historia regional, creemos que ésta, en su conjunto, es una historia menos y peor conocida que la del mundo europeo”, explica Aurora Ravina, directora del proyecto. “Esto nos llevó a idear un plan que muestra diferencias sustanciales con los ya existentes. La idea, como siempre, es facilitarle al lector la trama de hechos pasados sobre la que se asienta el presente de esta tierra en permanente conflicto. Esta pretende ser una invitación a la reflexión sobre la pertenencia americana, nunca desmentida, pero muchas veces relegada a un segundo plano.”
¿Pero qué América contar, entre todas las posibles? ¿Qué aspectos privilegiar en el recorrido? ¿Cómo organizar la inmensa cantidad de información existente?, se plantearon Ravina y los historiadores y profesores que completan el equipo (Alejandro Cristófori, María Cristina San Román y Gabriel Ribas, entre otros). La conciencia de que la creación de un marco de análisis que pudiera diferenciarse de la visión tradicional, europeocentrista, era indispensable, los llevó inicialmente a organizar el material en torno de dos grandes ejes de análisis. Uno de ellos es el eje cronológico: un ordenamiento temporal funcional al desarrollo del continente, más que al impuesto por la perspectiva hegemónica. El otro se relaciona con la exposición de aquellas cuestiones particulares que cuajaron en lo que es el proceso histórico latinoamericano, y que puede sintetizarse en cuatro grandes relatos: la trama política, la trama social, la económica y aquella en que se inscribe el desarrollo de la cultura.
“Entendemos que el punto clave del proyecto –puntualiza Ravina– es el intento de explicar las vicisitudes que jalonaron la construcción de este mundo singular que entraña América latina, esas características que comparten las distintas regiones latinoamericanas a lo largo de su historia, antes que narrar la de cada país en particular. América es una yes diversa. Encierra muchas Américas que comparten ciertas características y que a la vez se diferencian.”
–¿Cuál considera nuestro rasgo común sobresaliente?
–De la mezcla étnica originaria surgió y se consolidó, con el tiempo, un mestizaje que dio al nuevo mundo su rasgo distintivo. No solamente por las características físicas, sino, y sobre todo, por la impronta cultural y el universo de contradicciones que generó. En esas contradicciones, fruto del primer mestizaje y de los posteriores (las sucesivas corrientes inmigratorias), anida el substrato originario de América, las marcas profundas que ni el tiempo ni la acción de los sucesivos forasteros que fueron llegando pudieron borrar, y que se hicieron y se hacen presentes hasta en los hechos más nimios de la vida cotidiana. No sé si éstas son nuestro rasgo definitorio, pero sí uno que tiene una fuerza enorme.
–¿Cuáles son las consecuencias más visibles y constantes de ese proceso de integración entre razas y culturas?
–Dos de los más visibles son los prejuicios y la intolerancia de unos grupos con los otros, que puede rastrearse en la historia de los distintos países y en el marco de la historia del continente en su conjunto también. Hay mucha ignorancia y muy poca capacidad de comprensión entre unas culturas y otras. Lo desconocido siempre genera resistencia, a veces aislamiento, porque no es fácil aceptar lo distinto y respetarlo en un rango de igualdad. Y eso pasó entre mestizos y aborígenes, entre mestizos y blancos, con los europeos, y entre los grupos que integran cada sociedad en los distintos países.
–En el plano del funcionamiento político, ¿cómo se evidenciaron esos rasgos de intolerancia y esas contradicciones, que según plantea, nos definen en buena parte?
–Las políticas discriminatorias son muy comunes en este sentido, y se vinculan con que muchas veces las decisiones de los gobiernos latinoamericanos no contemplan la realidad social de cada lugar. Esto, que vivimos a diario, no es nuevo, y hace a lo que somos en materia política. También en este plano se evidencian, como decíamos antes, los mecanismos contradictorios. Este es un continente que nació y se desarrolló, de la llegada de los europeos a esta parte, como la posesión de otros poderes extracontinentales. De manera que el poder político de ellos sobre nosotros se expandió al mismo tiempo que las posibilidades económicas generaban otras posibilidades de poder. Este tipo de luchas se cruzan a su vez con las que disputaban las culturas americanas entre sí. De manera que podríamos decir que en el plano político y económico también nos definen estas contradicciones, estos cruces y estas luchas simultáneas.
–En el plano económico, ¿qué papel jugó y juega la dependencia en la construcción de hábitos de comportamiento comunes a las distintas regiones?
–Pertenecemos a países que no han aprendido a vivir de lo propio. Que nacie ellos, y no en términos de lo que por sí mismos podrían generar. Esto por supuesto, no está resuelto.
–En este sentido se podría pensar que la búsqueda de la identidad, entendida como resultado de cierto grado de autonomía, sigue vigente...
–Nosotros pensamos que esto es lo que hace que no se pueda pasar por alto el desafío de asomarnos a la historia de América latina. Lo que intentamos plantear, una vez más, es la necesidad de afrontar estos interrogantes sobre nuestra propia identidad, porque a la luz de los últimos acontecimientos que han vivido nuestros países queda claro que todavía no encontramos nuestro lugar en el mundo. No definimos cómo nos ven en el exterior y, por sobre todo, no tenemos claro cómo nos vemos a nosotros mismos como latinoamericanos que somos. Esta es la tierra del mestizaje, de las diferencias. La nuestra fue y sigue siendo una lucha esperanzada por defender nuestro derecho a ser. De ahí que nuestra historia esté atravesada por el conflicto y el dolor.
–¿En qué medida los pensadores y personalidades de la cultura latinoamericanos –desde Gabriel García Márquez, a Octavio Paz, de Eduardo Galeano a Caetano Veloso– contribuyeron a esta lucha y a nombrar las que aparecen como nuestras particularidades?
–Creo que casi todos ellos, de un modo u otro se han hecho la misma pregunta: quiénes somos. Y que han arriesgado respuestas que tienen que ver con la posibilidad y el derecho que tenemos de ser y pensarnos por nosotros mismos, al margen de los intereses ajenos. Como García Márquez en su discurso de aceptación del Nobel, reclamaron, por sobre todas las cosas, respeto por lo que somos, por lo que América es, más allá de lo que ésta sea, o de que eso guste o no a otros. Y nos ayudaron también a entender que, además de nuestras frustraciones, no perdemos la esperanza, ni los proyectos que nos mantienen activos pese al sufrimiento, y que permanentemente generamos.

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Aurora Ravina dirige este proyecto del Departamento de Historia del Colegio Nacional Buenos Aires.
 
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