ESPECTáCULOS

Tan insignificante que es

Fragmento de la adaptación de Cómo me hice monja, el texto de César Aira.
Maestra: –Yo siempre digo la verdad porque soy la segunda mamá. Yo soy la mamunda segú. Yo verdo siempre la digo. Yo niños, yo soy la verdad y la vida. Yo los quiero a todos por igual. Yo los igualo a todos por mamá. ¡A todos, a todos! Pero hay una... ura hay peno... uy ay pey... ella está entre ustedes y parece igual que ustedes, quizá ni la han notado, tan insignificante es. Pero está, no se confundan. Yo les digo siempre la verdá, la sunda, la guala. Ustedes son niños buenos. Los que se portan mal son buenos, los repetidores son inteligentes, los peleadores son cariñosos, amorosos. Ustedes son normales, son iguales, porque tienen segunda mamá. Ella es tarada, parece igual, pero es tarada. A mí ya me había parecido que era tarada, pero no sé... no me daba cuenta... parecía congelada. ¡Ahora sí me di cuenta! No está congelada. Es un monstruo, no tiene segunda mamá. Es inmoral. Es anormal. Quiere verme muerta. Quiere asesinarme. ¡Pero no lo va a lograr! Porque ustedes van a protegerme. ¿No es cierto...? Digan: “Sí, señorita”. “¡Sí, señorita!” Más fuerte. “¡Sííí señorita!” ¡Más fuerte! “¡Síííííí señooooooriiiiiita!” Muy bien. Protejan a su maestra que tiene cuarenta años de docencia. La maestra se va a morir en cualquier momento y después va a ser tarde para llorarla. La asesina la mata. Pero no importa. No lo digo por mí que ya viví la vida, cuarenta años en primer grado. La primera segunda mamá. Lo digo por ustedes porque a ustedes también quiere matarlos. A mí no, a ustedes, pero no tengan miedo porque la maestra los protege. Hay que tener cuidado de la yarará, de la araña pollito, pero de ella mucho más. Tengan cuidado, ¡no se le acerquen! ¡No le hablen ni la miren! ¡No se ensucien con ella que enferma, apesta! ¡No le den ni la hora ni la bolilla! No respiren cuando ella esté cerca, ¡el monstruo mata! Y sus mamás van a llorar si ustedes mueren y me van a echar la culpa a mí, yo las conozco a sus mamás. La señorita los protege, la señorita los quiere. La señorita soy yo. Ahora se van a sentar. ¡Ahora todos juntos van a silabear! E-lla-es-ta-ra-da.

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