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Ustedes escribieron para Alain Resnais los guiones de Smoking/No Smoking y Conozco la canción. ¿Cómo fue trabajar con semejante monstruo sagrado del cine moderno?
–Dijo bien: moderno. Mucho más moderno que Jean-Pierre y yo, le puedo asegurar. Por lo cual aprendimos mucho de él. Por otra parte, el de Resnais es un caso que desdice aquella regla según la cual detrás de todo gran creador se oculta un monstruo. Es una persona maravillosa, que se interesa por todo y tiene una gran apertura. Le encanta escuchar las opiniones de los demás. Y por otra parte es dueño de un espíritu increíblemente juvenil, teniendo en cuenta que cuando nosotros lo conocimos tenía más de 70.
–¿Por qué cree que los habrá llamado, en momentos en que usted y Bacri todavía no eran muy conocidos como guionistas?
–Supongo que tendrá que ver con el hecho de que veníamos del teatro, y a él uno de los temas que le interesaba trabajar en esas películas era el de la representación, el artificio, lo teatral como opuesto al cine.
–Por otra parte, en Conozco la canción usted, que ama la música, se pudo dar el gusto de escribir el guión de un musical.
–Sí, un musical muy particular, porque es todo play back, con los actores moviendo los labios para “hacer como que cantan” esas canciones populares de la radio. Jean-Pierre y yo terminamos librando una batalla con Resnais, porque él, que es muy melómano (de hecho, desde hace años quiere escribir y dirigir una ópera para cine), conoce al dedillo las viejas canciones, pero no tiene ni idea de las más recientes. Y nosotros queríamos meter algunos de esos temas, por lo cual libramos una dura pulseada con él. Ganó el director, como siempre ocurre en cine.