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De maestros y aprendices

Cuando promedia agosto Buenos Aires recibe milongueros de todo el mundo en el Mundial de Tango. Los que aprendieron a bailar en patios y clubes de barrio eligen a sus herederos para donarles su saber.

Por Noemí Ciollaro

Ellas caminan como gatas hacia atrás, poseen la levedad de las golondrinas, demuestran una engañosa docilidad, se mueven con la emoción desbordando la piel. A ojos cerrados, sin titubeos danzan entre los brazos que las guían por el laberinto de la música y el impulso compartido. Pura sutileza. Pura pasión. Pura acción y reacción.
Ellos se deslizan, avanzan con la intuición certera de los gatos en la oscuridad, conducen, proponen, envuelven, hechizan a la mujer hasta convertirla en el espejo de las emociones que los cautivan en un baile irrepetible. Pura creación. Pura pasión. Pura pulsión vital.
Ellos con ellas, abrazados, emparejados, sensuales, bailan un tango. Bailan la vida, el amor y el desamor, la nostalgia y los sentidos, la raíz y el desarraigo, la muerte y el renacimiento.
Son los milongueros, hombres y mujeres que tienen entre sesenta y ochenta años y encarnan el testimonio vivo de una danza de origen popular, parida entre compadritos, negros e inmigrantes hace más de un siglo atrás en las orillas de la ciudad de Buenos Aires.
Herederos de aquellos creadores del tango, los milongueros aprendieron a bailar en el barrio, en los clubes, en los patios de conventillo, en los potreros, o con madres, padres y novios como maestros. Son los que llegaron a disfrutar la época de oro del tango en el ’40, padecieron su decadencia a partir del ’55, resistieron tercamente hasta su resurgimiento a fines de los ’80. Son los poseedores de un tesoro cultural, de una identidad que hoy transmiten generosamente a las generaciones de bailarines jóvenes.
Convocados por el Ballet Escuela de Tango y la Secretaría de Cultura de la Nación, las maestras y maestros milongueros imparten su saber y su acervo cultural a diecisiete parejas de bailarines que no superan los treinta y cinco años, seleccionadas a partir de una citación pública y nacional a audiciones.
Entre quienes han hecho historia en el baile del tango aquí y en el extranjero, comparten su experiencia Carlos Gavito, Carlos Arquimbau, Carlos y Natalia Moyano, Carlos y Rosa Pérez, Chino Perico, Eduardo Pareja, Gerardo Portalea, Mingo y Esther Pugliese, Nito y Elba, Orlando Paiva, Osvaldo y Coca, Palito y Haydée, Puppy Castello, Roberto Colombo y Chiquita, Toto Faraldo y Turco José. Participan además en el rito de transmisión de conocimientos, profesores y bailarines cuya impronta marcó notablemente a la danza en los últimos años, como María Nieves, Miguel Angel Zotto, Roberto Herrera, Vanina Bilous, entre otros.
Durante un seminario de seis meses los milongueros no sólo volcarán su experiencia de baile y sus diversos estilos, sino también pautas culturales y vivencias de las que no hay registro sistemático hasta la actualidad. El cineasta Bebe Kamin filma las imágenes y testimonios de los viejos milongueros en lo que conformará un archivo de la memoria de la danza del tango.
El ámbito en el que esto se lleva a cabo bajo la coordinación de las bailarinas Silvana Grill y Patricia Lamberti, es el edificio de la antigua Biblioteca Nacional de la calle México, ahora sede del Centro Nacional de la Música.
Un inmenso salón poblado de esculturas, boisserie, molduras e inscripciones en latín en los muros fue convertido en pista de baile. No falta quien dice que allí ronda el espíritu de Jorge Luis Borges, fascinado por los viejos milongueros que evocan a los protagonistas de poemas y relatos como El hombre de la esquina rosada, o El Puñal, escritos por él en el 30 inspirado en los suburbios porteños y los personajes del tango.
Es que los milongueros conservan conductas y vestigios de aquellos tiempos que han resguardado con celo, como los códigos de la milonga y la esencia pura del baile nacido entre compadritos, muñecas bravas y cuchilleros.
Puppy Castello (68) sin duda podría ser protagonista de un cuento, con una rica historia personal plena de vivencias y recuerdos ligados al tango y a su juventud bravía, es un fiel exponente del baile conocido como “estilo de Villa Urquiza”, barrio porteño famoso por ser cuna de grandes bailarines surgidos del club Sunderland. El estilo de Puppy es lento, de una cadencia pura, pisada felina, rico en coreografía semejante a la del tango de escenario. Famoso por un paso de su creación conocido como “la aguja”, recuerda la gente del tango, realizaba memorables exhibiciones en el Club Almagro, junto a la bailarina Graciela González.
De barba blanca, siempre vestido de negro, Carlos Gavito ronda los 70 años y despliega seducción y misterio. Esbelto y elegante, de gran ductilidad musical y corporal, introdujo el abrazo sostenido en el tango de salón y creó un baile de escenario atípico, con figuras aéreas y saltos. Gavito le imprime a su danza una gran cuota de sensualidad en el dibujo coreográfico, al tiempo que resalta el protagonismo y lucimiento de sus parejas de baile, actualmente María Plazaola y antes, Marcela Durán. De largas pausas en su caminar, se lo considera uno de los bailarines más famosos del mundo.
Naty (65) y Carlos Moyano (64) son pareja de baile y de vida, llevan cuarenta y cinco años casados. Se conocieron en un club de barrio donde ella aprendía folklore y él hacía teatro. Carlos baila tango desde los trece años, cuando en una placita del barrio de Villa Pueyrredón los pibes practicaban entre sí. De allí saldría una camada de buenos bailarines que aportaron mucho al tango. Cuando se pusieron de novios, Carlos le enseñó a Naty la danza.
Para esta pareja de milongueros lo esencial es transmitir a los jóvenes una buena postura corporal, el saber caminar el tango, las pausas según la melodía, la disciplina en el aprendizaje y el amor a la danza. “El tango siempre espera, no se apuren, busquen en el piso, terminen los pasos, hay que ser pacientes, el tango se va metiendo adentro, en la sangre”, explican a los jóvenes, mientras les muestran una serie de giros increíbles.
Los milongueros y milongueras ofrecerán al público clases abiertas y gratuitas de tango salón los domingos 22 de agosto, 26 de septiembre, 24de octubre y 28 de noviembre, a las 16, en México 564, barrio de Monserrat. A su vez, el viernes 20 de agosto a las 19, el Ballet Escuela de Tango Argentino junto a la Agrupación Vale Tango realizará una exhibición en el mismo sitio.
Centro Nacional de la Música, México 564. Ciudad de Bs. As.
Informes y consultas: [email protected], 4373-0475.

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