PLACER

Sobre gustos...: MIRAR FOTOS

Por Magdalena Cámpora*

Muy poca gente sabe mirar fotos. En general toman el álbum y consumen las imágenes, miden dos o tres circunstancias (clima, vestimenta, grado de ebriedad), extraen algún indicio para comentar eventos ajenos a la foto o burlarse de tiempos pasados: ese jopo ochentista, aquel pantalón a la altura de los codos, 5, 12, 27 kilos de más. A mí también me gusta mirar fotos, pero de otra manera. Cuando entro a una casa desconocida, por ejemplo, me acerco distraídamente a la mesa ratona cubierta de marcos y de fotos que ofician como reflejo del grupo y de su historia. Entonces me imagino los miembros ausentes, el hijo preferido; me pregunto por el largo del flequillo, por las circunstancias del primer encuentro, por los parecidos; siento el paso del tiempo que golpea las caras de los dueños y alisa el papel brilloso, lo hace levemente curvo. Algunos sostienen que las fotos delatan el sufrimiento físico, que la gente enferma tiene otra cara en las fotos, que no hay nada más triste que las últimas fotos de alguien. Es cierto en todo caso que las fotos fijan los movimientos secretos, el deseo, las dominaciones: yo he visto muchas caras de amor en fotos veladas, en imágenes de un día de campo. Pero la gran fantasía, el sueño de los buscadores de fotografías, el nec plus ultra, es acceder a las fotos prohibidas, esas que nunca van a reinar sobre una mesa, que no merecen un marco porque son imágenes inaceptables, porque revelan algo horrible y latente en los retratados, ojos cerrados de muerto, ojos rojos de vampiro, ojos semicerrados de trance, mirada lasciva, labios grasos de aceite, etc.: hablo de las fotos que se esconden o destruyen, pero que todos tenemos y odiamos como se odian los espejos deformantes fuera del circo. Entonces nace la segunda fantasía, que es la del negocio que revela las fotos y conserva ciertas copias y colecciona en la clandestinidad los secretos medrosos de la gente fijados en papel mate o con brillo. Pero a mí, sobre todo, me gustan las fotos que explican escenarios, que levantan cortinados, que ordenan el mundo en su estabilidad 9x13, 15x21, que muestran las reales precedencias: así la foto en blanco y negro de un banco de hierro con un señor y una señora y un bastón en medio de los dos que está en la biblioteca de mi casa: algo muy intranquilo en esa foto y no sabía qué, hasta que entendí que la foto no era de la pareja, que era la foto del bastón con una pareja en segundo plano, al fondo. Mirar fotos es eso, es mirar mapas sobre un barco.

* Lectora


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