SOCIEDAD

El testigo que debía reconocer al agente del SPF trabaja en el SPF

Fabián Aurenzans dudó a la hora de reconocer al preso fugado y al ex agente penitenciario. Poco después del crimen entró a la fuerza.

 Por Carlos Rodríguez

“No me olvido más esa película.” El testigo presencial del homicidio del cabo de la Policía Federal Rubén Juárez, custodio del restaurante Dolli de Palermo Chico, confirmó que el ataque sufrido el 18 de julio de 1998 fue intempestivo, sin mediar palabra y sin que existiera, en apariencia, la intención de cometer un robo. “Dos personas pasaron caminando adelante nuestro y lo que recuerdo es una mirada especial; me transmitieron que algo malo iba a pasar”, relató Fabián Aurenzans, el ex “valet parking” de Dolli con el que estaba Juárez cuando fue asesinado. Aurenzans dijo recordar la película, pero curiosamente olvidó el nombre de los actores: hizo un tibio reconocimiento del ya fallecido Maximiliano Noguera y del agente penitenciario Cristian Franco, alias “Sapo”, supuestos autores del crimen. En una causa en la sobrevuelan como fantasmas las denuncias de corrupción en el Servicio Penitenciario Federal (SPF), el testigo admitió que está en la fuerza desde febrero de 1999, meses después de los sucesos, y que su esposa –ajena al caso– ingresó en 1995.
Durante la jornada de ayer, los jueces del Tribunal Oral número 5 de la Capital Federal y la Fiscalía intentaron determinar si en Dolli, la noche del crimen, estaba presente “alguna persona de gran notoriedad”. Es como si buscaran al posible blanco de lo que podría haber sido una venganza y no un simple robo. Ayer declaró Dolli Yrigoyen, la dueña del local, quien aclaró que esa noche “no concurrió ninguna persona conocida” que pudiera ser el blanco de un ataque. La víctima, Rubén Juárez, estaba en su primera noche de trabajo y no hay un móvil que explique el ataque que sufrió.
Fabián Aurenzans, que hoy es “gestor administrativo” del SPF, dijo que ingresó a la fuerza en febrero de 1999, luego de realizar un curso de seis meses. Hoy trabaja en la Dirección Nacional, donde su esposa es empleada desde 1995. El testigo hizo un dramático relato del crimen y lloró cuando recordó el momento en que Juárez fue baleado. Aseguró que cuando vio a los dos hombres que venían hacia ellos, cuando estaban en la puerta de Dolli, en Alcorta y Tagle, observó que tenían “miradas especiales”.
La conversación que mantenía con Juárez se interrumpió cuando vio que uno de los hombres comenzaba a disparar con el brazo estirado hacia el lugar donde estaba el policía. Con el primer tiro, Aurenzans entró al restaurante, se arrojó al piso y pidió a los presentes que hicieran lo mismo. Después vio la caída de Juárez sobre el piso, boca abajo. “No me olvido más esa película”, dijo el testigo, pero empezó a dudar a la hora de reconocer a los dos hombres que tiraron.
En la causa están señalados Noguera y Franco, pero el ex empleado de Dolli afirmó que cuando miró fotos o cuando hizo el reconocimiento en rueda de personas, apenas si los señaló como supuestos autores porque eran “los más parecidos”. Aunque insistió en que su reconocimiento había sido poco convincente, recordó que un policía que estuvo presente cuando miraba las fotos de todos modos gritó “bingo” cuando él señaló a Noguera, quien ese momento estaba prófugo porque se había escapado de la cárcel de Devoto. A Franco lo señaló porque era “alguien parecido” a la persona que vio desde unos pocos metros.
En la causa también está acusado, pero sólo por el encubrimiento del crimen y por un robo colateral, el detenido Alejandro Hebert Núñez, quien denunció ante la Justicia que los guardias de Devoto lo dejaban salir por las noches para robar y que en esas circunstancias participó del raid que terminó con el asesinato de Juárez. Hoy declararán otros dos presos que han denunciado casos de corrupción en el SPF, tema que de a poco se va convirtiendo en central y que sería motivo de otro juicio oral.
Los padres del detenido Franco, Carlos Alberto y Beatriz Miño, aseguraron que su hijo estaba incapacitado para caminar cuando ocurrió el homicidio. Aunque hay informes médicos que dicen que Franco podía movilizarse por sus propios medios, es cierto también que subsisten las dudas sobre su participación en el crimen. Hay quienes creen que Franco podría ser “un chivo expiatorio” y que sería otro miembro del SPF elverdadero responsable del homicidio. La historia sigue oscura como las internas que conmocionaron en aquellos tiempos cercanos al SPF.

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Uno de los acusados, el agente penitenciario Cristian Franco.
 
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