SOCIEDAD

Una enfermedad que pocos conocen y puede provocar infertilidad

La endometriosis afecta a más del 5 por ciento de las mujeres en edad reproductiva, pero según los especialistas es ignorada por al menos la mitad de los ginecólogos.
Para difundirla se organizaron las primeras jornadas en Buenos Aires.

 Por Mariana Carbajal

Hay una enfermedad que causa 1 de cada 3 casos de infertilidad femenina, y que, paradójicamente, es ignorada por un alto porcentaje de ginecólogos argentinos. Se trata de la endometriosis, una dolencia que afecta a más del 5 por ciento de las mujeres en edad reproductiva, pero que es desconocida para la mayoría. Quienes la padecen sufren intensísimos dolores durante la menstruación, pero los médicos suelen decirles que son “molestias normales” y sólo les recetan analgésicos. Sin tratamiento, puede provocar esterilidad. “Lo que más nos cuesta es que se conozca. Estimamos que la mitad de los ginecólogos del país no la diagnostican”, advirtió Edgardo Rolla, de la Sociedad Argentina de Endometriosis. Para difundirla, la entidad organizó en Buenos Aires las Primeras Jornadas Internacionales sobre la enfermedad. Como invitada especial vino Eleuze Mendonça, una abogada brasileña, de 44 años, que encabeza en Latinoamérica y el Caribe la Asociación Internacional de Endometriosis, una organización de pacientes dedicada a informar a la población sobre este mal. Con ella y con especialistas médicos, habló Página/12 para conocer la enfermedad.
La endometriosis implica la presencia del tejido endometrial, que es aquel que recubre el útero, en otras cavidades como el cuello del útero, las trompas de Falopio, los ovarios, el peritoneo. “Todas las mujeres al menstruar envían algo de esa mezcla hacia el interior de la cavidad abdominal. Esa mezcla contiene sangre, coágulos y tejido endometrial. Normalmente, en pocas horas el sistema inmunológico ‘limpia’ ese material de adentro del abdomen. Pero algunas mujeres, por causas que aun son controversiales, no logran realizar adecuadamente esa limpieza”, explicó Rolla, director de Publicaciones de la Sociedad Argentina de Endometriosis. “Ese tejido crece estimulado por los estrógenos y la progesterona que produce el ovario en cada ciclo menstrual. Entonces, mes a mes se desarrolla fuera de su lugar habitual y se va acumulando, formando ampollas que luego se transforman en pequeños o grandes quistes. Si hay una pequeña lesión en los ovarios, el tejido puede penetrar al interior y dar lugar a quistes de mayor tamaño. Algunos pueden tener 10 centímetros de diámetro o más. Al crecer, dañan el tejido sano y disminuyen la fertilidad futura de la mujer”, detalló Rolla. Pero aclaró que los casos de infertilidad definitiva son escasos.
El problema es el gran desconocimiento que hay en el país sobre la enfermedad. La ignorancia entre los médicos fue ratificada por un estudio presentado en las Jornadas organizadas por la Sociedad Argentina de Endometriosis. De 378 mujeres que consultaron a un ginecólogo por tener intensos dolores menstruales, sólo el 10 por ciento recibió como respuesta que podían deberse a un cuadro de endometriosis. “Al 65 por ciento le dijeron que los dolores eran normales y al 17 por ciento que se les iban a ir con un embarazo”, reveló el médico Felipe Jufre, director de Endometriosis Group, una entidad dedicada a brindar apoyo a las pacientes argentinas, que realizó la encuesta en el área metropolitana y en ciudades del interior.
Esa falta de conocimiento médico la padeció también Eleuze Mendonça en Brasil. Su historia es la de muchas mujeres. “Desde la adolescencia tuve terribles dolores menstruales. Siempre me dijeron que eran normales. Recién en 1992, cuando tuve una crisis muy violenta de cólicos, un médico sospechó que podían venir de los ovarios y después de seis meses de exámenes, me hicieron la primera laparoscopía y se identificó la endometriosis”, relató a este diario. La cirugía laparoscópica y una biopsia son los únicos caminos para confirmar el diagnóstico. Como los médicos que la atendían en Brasil le informaron poco sobre la enfermedad, Eleuze empezó a buscar datos por su cuenta. Así llegó a la Asociación Internacional de Endometriosis, creada en Estados Unidos por un grupo de pacientes con el objetivo de difundir la enfermedad. En 1993, Eleuze fundó la Asociación Brasileña de Endometriosis y poco después se convirtió en laencargada del Capítulo Latinoamericano y del Caribe de la entidad internacional. Algo similar le sucedió a la contadora porteña Teresa Sacco, de 36 años. Después de más de una década de sufrimiento menstrual, a raíz de que el dolor le provocó un desmayo, la internaron y le detectaron el cuadro. Como “no quería que le sucediera lo mismo a ninguna otra mujer”, en 1996 fundó la Asociación para el Conocimiento de la Endometriosis y mensualmente da charlas a mujeres que han descubierto que la padecen.
La endometriosis no tiene cura. Es recurrente. El tratamiento indicado es quirúrgico. “La vía laparoscópica es la primera elección. Debe resecarse quirúrgicamente todo el tejido afectado. Luego puede completarse con tratamiento médico, según el caso”, explicó Rolla. Hay mujeres que, como Teresa Sacco, llevan ya 4 operaciones y pueden tener más. Por el tratamiento tardío, su fertilidad se vio seriamente afectada. Pudo tener un hijo por inseminación artificial, pero no pudo volver a embarazarse.

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Eleuze Mendonça encabeza la Asociación Internacional de Endometriosis, una organización de pacientes.
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