SOCIEDAD › UN ALIMENTO ELABORADO POR UNA UNIVERSIDAD

El proyecto de la súper-sopa

”Para febrero esperamos estar produciendo 1.500.000 raciones mensuales de “súper sopa”, a un bajísimo precio, para ser distribuidas principalmente en los comedores escolares”, dijo a Página/12 Juan Segura, director de la carrera de Ingeniería en Alimentos de la Universidad de Quilmes. El investigador está al frente de un proyecto autónomo, enteramente financiado por la universidad, que desde comienzos del año próximo comenzará a producir a escala industrial un alimento de alto valor nutritivo y muy bajo costo, que se estima cubrirá las necesidades alimentarias de todos los comedores escolares de Quilmes y el gran Quilmes, en el sur del conurbano bonaerense. “La sopa es un medio para paliar el hambre –aclara Segura–, pero no la solución.”
Entre 11 y 13 centavos. Ese será el precio que tendrá cada plato de sopa que salga de la fábrica de alimentos que la Universidad de Quilmes (UNQ) montó en sus propias instalaciones y que buscará cubrir las necesidades nutricionales de los chicos que comen día a día en los comedores escolares de la zona. Según Juan Segura “cada plato de sopa, que está hecho en base a verduras, arroz, carne y condimentos, da a quien lo tome las vitaminas y proteínas necesarias para una buena alimentación, lo cual es muy importante. Porque acá en la provincia de Buenos Aires no sólo tenemos el problema del hambre, sino que también tenemos el problema de la mala alimentación”. La sopa, que llegará a los comedores concentrada en latas de 4 kilos, sólo necesitará que se le agregue agua para ser servida.
El proyecto, que actualmente no cuenta con ningún apoyo estatal, comenzó, sin embargo, por una iniciativa de las autoridades del Mercado Central, allá por el año 1996. En un viaje a Brasil, donde ya funcionaban 9 plantas, el interventor del Mercado se entusiasmó con la idea y compró toda la maquinaria necesaria para lanzar la iniciativa en la Argentina. Lamentablemente en esa época, dice Segura, para el gobierno nacional “el hambre no existía”, por lo que consideraron inadecuado avanzar con el proyecto. En febrero pasado, tras la crisis, el gobierno de Duhalde decidió reflotar la idea y encargó a la Universidad de Quilmes que hiciera los estudios de factibilidad, pero luego desistieron del proyecto.
Sin apoyo estatal, los investigadores de la UNQ quedaron a la deriva. Pero, en vez de resignarse decidieron tomar el proyecto en sus manos y lograron llevarlo a buen puerto. “Luego de que el Mercado Central nos cediera en comodato las máquinas, pedimos plata al rector para poder acondicionar un sector del predio que ocupa la universidad. Y lo aceptaron. En diciembre la fábrica comenzará a producir allí”, comentó Segura, quien además explicó que su idea es conseguir donaciones privadas para poder entregar el alimento incluso a aquellos comedores que no cuentan con ningún subsidio.
Respecto de las posibilidades de difusión de esta experiencia los investigadores de la universidad se muestran optimistas. Ya han tenido contacto con los gobiernos de Santiago del Estero y Corrientes y con muchas universidades del interior del país, por lo que prevén que en poco tiempo más habrá nuevas fábricas funcionando. “No pretendemos que sea lo único que coman los chicos en el día, pero sin dudas es un plato que llena, alimenta y satisface las necesidades básicas de alimentación”, concluyeron.

Informe: Damián Paikin.

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