SOCIEDAD

La fiscal pidió la preventiva de Grassi por “corrupción agravada”

El pedido fue por “cuatro hechos de abuso deshonesto agravado” en perjuicio de dos menores. La jueza se expedirá el viernes.

 Por Carlos Rodríguez

Mientras los defensores siguen abonando la batalla mediática en torno de algunos aspectos formales del caso, en el plano judicial de fondo la fiscal de Morón Rita Bustamante dio por acreditada la prueba contra el sacerdote Julio César Grassi, para quien pidió la prisión preventiva por “cuatro hechos independientes de abuso deshonesto agravado” cometidos en perjuicio de “dos personas”. La reiteración de hechos configuraría, de acuerdo con la opinión de Bustamante, el delito de “corrupción agravada”, informó ayer el fiscal general de Morón Federico Nieva Woodgate. La fiscal le imputó también a Grassi el cargo de “amenaza agravada” contra una de las víctimas. En su pedido, de más de 80 páginas, la fiscalía solicitó el apartamiento parcial en relación con otro caso de abuso ocurrido presuntamente en El Calafate, porque allí debería actuar la Justicia de Santa Cruz. La jueza de Morón Mónica López Osornio deberá resolver el viernes si acepta o si desestima el pedido fiscal.
En forma paralela al pronunciamiento fiscal, el sacerdote se negó ayer, por tercera vez, a someterse a una pericia psicológica. Sus abogados insistieron en afirmar que la negativa obedece a una supuesta “falta de garantía de imparcialidad” de los profesionales de la Asesoría Pericial Departamental de Morón. Los defensores, como ya se informó, solicitaron el apartamiento de la causa de la actual fiscal Bustamante, como antes lo hicieron, y lo lograron, con el primer fiscal, Adrián Flores, y luego con el primer juez, Alfredo Meade.
Nieva Woodgate confirmó que la fiscal Bustamante elevó el pedido de prisión preventiva del padre Grassi. La fiscal lo fundamentó “en cuatro hechos en perjuicio de dos personas y planteó su incompetencia parcial en otro hecho más, que habría ocurrido en Santa Cruz, porque debería intervenir la Justicia de esa jurisdicción”. La fiscal le sugirió a la jueza López Osornio que se aparte también de ese caso. Como se recordará, en la causa se incorporaron los testimonios de dos menores testigos presenciales del supuesto abuso sufrido por otro menor, en un hotel donde se alojaron en El Calafate, durante un viaje con el padre Grassi.
El pedido de prisión preventiva de la fiscal Bustamante, según pudo precisar Página/12, se basa en dos casos presentados durante sucesivas emisiones del programa “Telenoche Investiga”. El primero es el del chico llamado con el nombre supuesto de “Gabriel”, quien relató en cámara, sin que se mostrara su rostro y sin revelar su verdadero nombre, que una vez el padre Grassi lo hizo sentar en sus rodillas y le empezó “a tocar la pierna y después empezó a subir”. En el segundo episodio, según “Gabriel”, se llegó a una sesión de sexo oral. “Querés que te la chupe”, fueron las palabras que el testigo-víctima puso en boca del padre Grassi.
El segundo caso fue el del chico llamado “Ezequiel”, de 13 años, quien sostuvo que cuando tenía 9 años presenció un caso de abuso en la oficina de Grassi en la Fundación Felices los Niños. Dijo que vio al sacerdote cuando estaba acariciándole a un compañerito “las piernas y la pija”. El chico aseguró que él mismo estuvo a punto de pasar por la misma experiencia, pero que pudo escapar. En esa ocasión, “Ezequiel” dijo que había sido amenazado por Grassi, quien le prohibió que hablara con otras personas sobre lo que había ocurrido.
Como los fiscales Bustamante y Nieva Woodgate eludieron dar precisiones sobre el pedido de prisión preventiva, no fue posible establecer cuál de las amenazas denunciadas es la que se dio por fundada. Además de “Ezequiel”, hubo otros testigos que dijeron haber sufrido amenazas para que hicieran silencio sobre los episodios que dijeron haber presenciado. Una vez analizado el pedido fiscal, la jueza López Osornio deberá resolver si acepta el planteo, si lo desestima o si toma una decisión intermedia. En suma, la jueza es la que puede disponer la prisión preventiva, la libertad lisa y llana de Grassi por “falta de mérito” o una medida privativa de la libertad morigerada. La prisión atenuada puede ser domiciliaria o en un convento, o de lo contrario decidir que el detenido quede en libertad, pero sujeto a un sistema de monitoreo electrónico.
En la nueva recusación contra la fiscal, los defensores de Grassi, Jorge Sandro, Luis Osler y Adrián Moloney, argumentaron que durante la ampliación de la indagatoria, la doctora Bustamante le dijo al imputado que para comprender su verdadera situación debería leer la novela El Proceso, de Franz Kafka. En el libro, el protagonista es un preso que sufre una sucesión de arbitrariedades. El fiscal Nieva Woodgate dijo sobre el tema que eso ocurrió luego de una larga sesión donde la fiscal se excusó por no poder darle copias de su declaración en forma inmediata. Como Grassi dijo no comprender el contratiempo burocrático, la fiscal le comentó si no había leído la novela de Kafka. “No le recomendó leer el libro ni le dijo que estaba en una situación kafkiana”, aseguró Nieva Woodgate. De todos modos, el fiscal general admitió que “no fue una frase afortunada”.

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Julio Grassi fue llevado a las pericias psiquiátricas.
 
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