SOCIEDAD › PRáCTICAS Y RIESGOS EN LAS AULAS DE TODO EL PAíS

La educación vial en la escuela

¿Por qué hay esquinas con ochava? ¿Por qué hay una velocidad máxima para una calle y otra para autopista? ¿Por qué siempre tiene prioridad el peatón? Estas y otras preguntas se discutirán con los chicos en las aulas de todo el país. A partir de este año, los alumnos incorporarán la educación vial en sus cuadernos: darán un salto del manual de clase a la problematización del tránsito en escenas de la vida cotidiana. La decisión del Ministerio de Educación de la Nación trasciende la enseñanza de las señales de tránsito y busca que los contenidos se den de forma transversal a la currícula de cada nivel escolar.

Con juegos para los primeros años hasta el análisis de casos para los secundarios, la propuesta pedagógica busca “una nueva cultura vial”, aseguró a Página/12 Cecilia Cresta, coordinadora del departamento de Areas Curriculares del cartera educativa nacional.

Desde este año, la educación vial tendrá una “presencia transversal” en los procesos de enseñanza formal, que se suma a la que los chicos incorporan por transmisión generacional o por las campañas de publicidad. Por eso, el ministerio elaboró propuestas que marcarán rumbos posibles a los docentes para tratar el tema en el aula. “Los maestros pueden trabajar con los chicos haciendo la reconstrucción de las normas, y la construcción de actitudes más prudentes para conducir y transitar”, explicó Cresta.

La funcionaria subrayó que el tema “se enseña como un tema social relevante, desde una variedad de disciplinas”. Por ejemplo, en geografía se podrán abordar conceptos sobre territorio, circulación, tránsito y sus regulaciones; o en historia al hablar sobre modelos de producción y su incidencia en el transporte y la sociedad. Algunas provincias podrían tener la educación vial como materia, otras en materias puntuales, o de forma integral, como se venía trabajando en algunas escuelas.

En el nivel inicial y en la primera etapa del primario se pretende, con base en lo lúdico, problematizar el tránsito como fenómeno social: poner en palabras cómo piensa el conductor o el peatón. Con el paso por la primaria, se hace hincapié en que los maestros puedan trabajar con los chicos en la “ampliación de su mirada y la comprensión del espacio público”, donde los peatones y conductores toman decisiones a cada instante. Allí, comienza un camino para “desnaturalizar” las situaciones: que los chicos puedan advertir que en la calle las decisiones hacen a una mayor o menor seguridad para todos.

En la secundaria, muchos jóvenes pasan por las primeras experiencias frente al volante. Entonces, la temática tiene otros alcances como los riesgos en el manejo, el sentido y los reflejos, el uso del celular, la ingesta de alcohol. La discusión en el aula se centra en la evitabilidad de los siniestros. “No es el juego como en la primaria. Con los jóvenes se busca plantear casos que presentan dilemas”, contó la funcionaria.

Informe: Soledad Arréguez Manozzo.

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