SOCIEDAD › LOS ALUMNOS QUE DISEÑARON UN ASCENSOR INTELIGENTE

La escuela de los inventos

Son alumnos de un colegio público de Berisso. En las clases de taller desarrollaron un prototipo de ascensor que se activa con la voz humana. Está pensado para personas discapacitadas.

En la escuela pública también se puede innovar en ciencia y técnica. Así lo demostró un grupo de estudiantes de un colegio polimodal de Berisso que, con la ayuda de sus profesores, diseñó un ascensor inteligente que se activa con la voz humana. El sistema fue pensado para que lo utilicen personas con discapacidades motrices, pero puede emplearse también como un efectivo dispositivo de seguridad en los edificios, puesto que si el programa operativo que posee reconoce algún sonido como extraño, detiene su marcha por completo.
El proyecto surgió en las clases de taller que los estudiantes toman por las tardes en la Escuela de Enseñanza Técnica Nº 2 de la localidad cercana a La Plata. La idea original era diseñar un ascensor convencional en pequeña escala, mediante el empleo de un equipo didáctico de electromecánica y un mecano ajustable a tuercas y tornillos. Uno de los estudiantes propuso incorporarle al diseño un programa de reconocimiento de la voz humana denominado Visual Basic, que se puede bajar sencillamente desde Internet. Con este sistema, la voz se trasforma en un impulso eléctrico, que luego es digitalizado y controlado por una computadora. El invento se complementó con sensores, rayos infrarrojos y micrófonos. Todos estos elementos quedaron unidos por una interfase que posibilita el funcionamiento del elevador.
Walter Chapay (17), uno de los estudiantes que colaboró en la puesta en marcha del diseño, explicó que “cuando nos dimos cuenta de que se podía bajar un programa desde Internet no dudamos en incorporarlo al diseño del ascensor. Esto podría ser de gran ayuda para los discapacitados motrices. Presentamos la idea y los profes nos dieron su consentimiento. Además, nos alentaron a materializar el proyecto”.
Víctor Celestino, un docente de laboratorio que lleva 27 años dando clases en esta escuela técnica situada a orillas de un canal que desemboca en el Río de la Plata, asegura que la iniciativa que demostraron sus alumnos no lo sorprendió porque conoce “la capacidad, la creatividad y las ganas de superación que tienen”.
“Uno de los problemas que surgió fue obtener los elementos técnicos apropiados que necesitábamos para que este ascensor funcione a pleno. Los sensores y los rayos infrarrojos los consiguieron los alumnos del turno noche, que en su mayoría son operarios de distintas empresas de la zona. En sus lugares de trabajo contaban lo que estaban haciendo los chicos y fueron obteniendo donaciones. Son elementos algo costosos y el colegio no hubiese podido comprarlos”, precisó el profesor.
El diseño de este ascensor inteligente, que por que ahora funciona en una maqueta, no es la única invención que gestó este grupo de alumnos. Un brazo y antebrazo electrónico, que imita las funciones anatómicas del cuerpo humano, es otra de sus creaciones. Lo destacable es que el artefacto se construyó hace dos años –cuando los estudiantes tenían no más de 15 años– mediante el reciclado de una fotocopiadora vieja. “Aquel proyecto fue una muestra de positiva viveza criolla. Aguzando el ingenio, juntando tornillos y atando alambres, estos chicos lograron un producto tecnológicamente muy avanzado”, reseñó Celestino.
El ascensor fue presentado en varias exposiciones regionales de ciencias. Ahora, la escuela está en tratativas para convertirlo en realidad. Y ya tienen interesados: las autoridades del Hospital de Berisso están evaluando la posibilidad de incorporarlo.
Cuando la Argentina aún poseía un desarrollo industrial, la ciudad de Berisso fue un importante polo productivo, donde se congregaban frigoríficos, astilleros y la planta petroquímica de YPF, que por entonces pertenecía al Estado. La Escuela de Educación Técnica Nº 2 dotó de gran cantidad de mano de obra calificada a las empresas de la zona. La dura reconversión industrial que sobrevino motivó que el personal docente del colegio amoldara la oferta educativa a los nuevos tiempos.
Celestino afirma que “las iniciativas que concreta este grupo de alumnos les serán de mucha utilidad cuando deban insertarse laboralmente. Si comodocentes nos aferráramos a dictar los contenidos obligatorios los perjudicados serían ellos, porque no podrían insertarse laboralmente en un futuro próximo”.
Consultados sobre lo que harán cuando se reciban, la gran mayoría contesta que le gustaría estudiar Ingeniería o Ciencias Exactas. Pero todos coinciden en señalar que nunca olvidarán todo lo que aprendieron en esta escuela. Omar García (17), otro de los estudiantes que participó en el diseño del ascensor inteligente, afirmó que “nunca se olvidará” de lo que vivió en el colegio junto con sus compañeros cuando comprobaron que el ascensor funcionaba. “Fue una gran emoción. Ver que se movía cuando le hablábamos. Para mí es un gran orgullo haber sido parte de todo esto. Nunca me voy a olvidar que todo esto lo hicimos en una escuela pública. Ese es nuestro gran mérito”, puntualizó.

Producción: Leonardo Castillo.

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Los estudiantes de la escuela técnica de Berisso junto a Víctor Celestino, docente de Laboratorio.
 
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