SOCIEDAD › LA MUERTE DE DOS POLICíAS A MANOS DE UN HOMBRE NEGRO QUE LUEGO APARECIó MUERTO

Cisma social en el barrio de Brooklyn

Dos policías de Nueva York fueron baleados en su auto por un hombre afroamericano, cinco y seis meses después de que la policía neoyorquina matara a dos muchachos negros. Obama honró a los uniformados muertos. El clima de tensión divide a Brooklyn.

La sociedad estadounidense se encuentra conmocionada por el asesinato de dos policías en Nueva York. Un hombre afroamericano les disparó en la cabeza la noche del sábado y después fue hallado muerto por policías. Llamativamente dijeron que lo encontraron suicidado. El caso tuvo lugar en un escenario de protesta contra la violencia policial en varias ciudades de Estados Unidos durante las últimas semanas. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ayer condenó el asesinato a los agentes policiales.

Los policías Rafael Ramos y Wenjian Liu se encontraban en el interior de su patrullero en el cruce de las avenidas Myrtle y Tompkins, en el barrio de Bedford-Stuyvesent, en el distrito de Brooklyn, cuando un hombre se acercó y abrió fuego. El agresor, identificado como Ismaaiyl Brinsley, de 28 años, también murió poco después, tras huir de la escena perseguido por policías neoyorquinos y aparecer “suicidado” según los uniformados que lo hallaron, contó el jefe de policía William Bratton.

“Dos de los mejores de Nueva York fueron muertos a tiros sin previo aviso, sin provocación”, dijo Bratton. “Fueron simplemente asesinados por su uniforme, por la responsabilidad que tomaron para mantener esta ciudad segura”, añadió el jefe de una policía cuyo antecedente inmediato había sido el de cargar la muerte de dos muchachos negros en julio y agosto pasado.

El jefe de policía informó que el atacante apareció repentinamente por el lado derecho del vehículo en el que se encontraban los agentes y, sin previo aviso, les disparó varias veces a través de la ventanilla. Los policías no tuvieron tiempo de sacar sus armas y murieron en el hospital a causa de las heridas. Liu era de origen asiático, mientras que Ramos era de origen latino.

Brinsley había disparado y herido gravemente horas antes a una ex novia en la ciudad de Baltimore, ubicada a más de 320 kilómetros de distancia, dijo Bratton. La policía de Baltimore alertó a sus colegas de Nueva York de que el hombre podría estar dirigiéndose a Brooklyn, pero el aviso llegó demasiado tarde.

Bratton apuntó que Brinsley había publicado varios comentarios “antipoliciales” en la red social Instagram. Según The New York Times, en uno de esos comentarios, el agresor afirmaba que el ataque era un castigo por las muertes de Eric Garner y Michael Brown, dos afroamericanos que murieron en los últimos meses a manos de la policía.

Bajo una fotografía de un arma de fuego, el post decía: “Ellos se llevan a uno de los nuestros... llevémonos a dos de los suyos”. El comentario ya no puede leerse, puesto que el perfil desde el que fue escrito ha sido cerrado. Bratton señaló que se estaba llevando a cabo una investigación para determinar el motivo de los crímenes.

El presidente estadounidense, Barack Obama, condenó ayer el asesinato. “Dos hombres valientes no volverán esta noche a casa junto a sus seres queridos”, dijo Obama, a través de un comunicado de la Casa Blanca. “Los oficiales que sirven y protegen a nuestras comunidades, ponen en riesgo su seguridad a diario” y por ello merecen respecto y gratitud, afirmó el presidente, quien se encuentra de vacaciones en Hawai. “Pido a la gente que condene la violencia y las palabras que hieren”, agregó, al tiempo que pidió solidaridad por la familia y amigos de los fallecidos.

Previamente, el secretario de Justicia estadounidense, Eric Holder, también había condenado lo ocurrido en términos más duros. “Se trata de un acto de barbarie atroz, un ataque cobarde”, dijo Holder. Para el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, los dos agentes fueron “fusilados, al estilo de una ejecución”.

En las últimas semanas, varias ciudades de Estados Unidos fueron protagonistas de protestas contra la violencia policial, después de la polémica suscitada por las muertes en los últimos meses de varios afroamericanos desarmados a manos de las fuerzas de seguridad.

Las protestas se intensificaron tras la muerte de Michael Brown por disparos de un agente blanco en Ferguson, estado de Missouri, el 9 de agosto pasado. La muerte del adolescente, que iba desarmado, provocó fuertes disturbios raciales en todo el país y reabrió el debate sobre la brutalidad policial.

Un jurado decidió el mes pasado que Darren Wilson, el policía que lo mató, no sería imputado, lo que desató una fuerte ola de protestas. Asimismo generó indignación la decisión de otro jurado de no imputar a Daniel Pantaleo, un policía que mató en julio pasado a Eric Garner, al que ahogó mientras intentaba reducirlo.

Bratton reconoció un sentimiento en contra de la fuerza policial por parte de Brinsley tras las decisiones de los jurados, pero dijo que no estaba claro si había participado en alguna de las protestas. También desestimó que el atacante tuviese conexiones con algún grupo terrorista.

La familia de Brown condenó ayer los asesinatos de los agentes de Nueva York. “Rechazamos cualquier tipo de violencia contra los policías”, afirmaron los abogados de la familia la noche del sábado. “No puede tolerarse. Debemos trabajar juntos para que en nuestras comunidades reine la paz”, añadieron.

“Cualquier persona que esté en pie de lucha con nosotros, queremos que no utilice el nombre de Eric Garner para realizar actos de violencia”, sentenció por su parte Gwen Carr, madre de Garner.

La última vez que un policía murió tiroteado en Nueva York durante su servicio fue en 2011.

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Una mujer deja flores en recuerdo de los dos policías de Nueva York baleados por Ismaaiyl Brinsley.
 
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