SOCIEDAD

Un símbolo que ahora ya es una pieza de museo

El Concorde aterrizó por última vez en el aeropuerto de Londres. Fue un emblema que
mezcló tecnología, lujo y sofisticación.

La era supersónica terminó: el Concorde, el avión comercial que viajaba al doble de la velocidad del sonido y que fue considerado el avance tecnológico aerodinámico más importante del siglo XX, realizó ayer su último vuelo. El avión de British Airways despegó a las 7.38 de Nueva York y tres horas y media después aterrizó en Londres con decenas de famosos invitados por la compañía. Luego de 27 años, el pájaro del trueno del jet set cambiará el cielo por los museos.
“Cruzamos el Atlántico al doble de la velocidad del sonido, dos veces más rápido que una bala de fusil, más rápido de lo que gira la Tierra. Y el mundo nos contempla”, dijo emocionado Mike Bannister, el piloto a cargo del vuelo BA002, el último del Concorde y de los viajes supersónicos comerciales. Bannister, de 54 años –quien en 1977 se convirtió en el comandante más joven de un Concorde–, prometió antes del despegue llevar a los pasajeros “hasta el límite del espacio donde se ve la curvatura de la Tierra”.
Con una demora de 45 minutos, el Concorde salió ayer del aeropuerto J.F. Kennedy, de Nueva York: llevaba 100 pasajeros y sólo tres pagaron el pasaje (entre ellos un estadounidense que compró dos boletos por 60.300 dólares en una subasta de beneficencia por Internet). El resto fueron invitados que disfrutaron de un desayuno especial con champán francés, caviar, salmón ahumado escocés y pastel de langosta. Entre los famosos que viajaron en el último vuelo del avión comercial más veloz del mundo (supera los 2000 kilómetros por hora) se encontraban la actriz Joan Collins, el jefe de la Fórmula 1 Bernie Ecclestone, el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani y el presidente de British Airways, lord Marshall.
“Ojalá que no vuelva nunca más”, decían cientos de neoyorquinos mientras saludaban al Concorde: según manifestaron algunos vecinos que viven próximos al aeropuerto, el ruido de los cuatro motores Olympus 593 construidos por Rolls Royce no les permitía hablar, activaba la alarma de sus casas y provocaba vibración en sus muebles. “Es triste pensar que volveremos a Nueva York en el tradicional modo subsónico”, señaló Collins, cuando descendió del avión.
La televisión británica transmitió en directo el aterrizaje del Concorde, que llegó a las 13.05 (hora de Buenos Aires) a Londres; otros dos Concorde habían aterrizado diez minutos antes procedentes de Cardiff, en Gales, y de Edimburgo, en Escocia. En este avión viajaron los ganadores de un concurso de British Airways: “Fue un día triste y alegre al mismo tiempo. El Concorde es un icono y no podíamos haber elegido una mejor forma de volar”, dijo Rupert Pilgrim, quien le propuso matrimonio a su novia cuando el Concorde alcanzó los 60 mil pies de altura y la velocidad mach 2. Con la llegada del vuelo de Nueva York, los tres aviones (de los siete aparatos que tiene la empresa) se alinearon en la pista y comenzó la ceremonia de despedida en el aeropuerto de Heathrow en la que participó todo el staff de British Airways que durante 27 años estuvo vinculado al avión.
La idea del Concorde nació en 1956, cuando Francia e Inglaterra comenzaron a desarrollar el proyecto de un avión supersónico de pasajeros: en medio de la revolución tecnológica de los ‘60, la compañía francesa Aerospatiale y la British Aircraft Corporation (BAC) se unieron en la construcción del prototipo que en 1969 voló por primera vez durante 22 minutos desde Toulouse. Un año después, duplicó la velocidad del sonido y en 1976 Air France y British Airways empezaron con los vuelos comerciales a Bahrein, Río de Janeiro y, en 1970, a Nueva York.
La decisión de sacar de circulación al avión supersónico se tomó luego del accidente de julio de 2001, cuando 113 personas murieron al caer un Concorde en París: durante 15 meses se suspendieron los vuelos para el reacondicionamiento de los aviones pero cada vez más bajaba la cantidad de pasajeros que debían pagar 5000 euros por un pasaje. Según los directivos, el Concorde ya no era rentable: el 31 de mayo, Air France realizó su último vuelo. Con el aterrizaje de ayer en Londres se terminaron tres décadas de viajes supersónicos y de un emblema del lujo, la tecnología y la sofisticación aplicadas a la aviación; los 12 Concorde de Air France y British Airways quedarán ahora como piezas de museo.

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