SOCIEDAD › VECINOS DE PARQUE SARMIENTO NO QUIEREN UNA CANCHA DE RUGBY

Un estadio con oposiciones

El gobierno porteño acordó con la Unión Argentina de Rugby la construcción de un estadio de rugby profesional que emplazará en la pista de atletismo utilizada por las escuelas en el Parque Sarmiento. Los vecinos rechazan la idea.

 Por Gustavo Veiga

En el Parque Sarmiento donde hoy existe una pista de atletismo llamada Miguel Sánchez –en homenaje al atleta desaparecido–, se levantará un estadio para el rugby profesional. La idea es producto de un acuerdo entre el gobierno porteño y la Unión Argentina de Rugby (UAR). Más de 16 mil vecinos, grupos ecologistas, deportistas y padres de niños que asisten al lugar se oponen a esa iniciativa comercial. El subsecretario de Deportes local, Francisco Irarrázaval, la defiende porque “profundizará el posicionamiento de Buenos Aires como ciudad deportiva”. El funcionario alienta un negocio privado que se prolongará cinco años y distintas organizaciones no quieren que se altere el espacio público que utilizan las escuelas de la zona todos los días. Este conflicto de intereses nació con el ingreso de nuestro país al Súper XV, un torneo de rugby en el que participan franquicias y provincias de Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. El flamante manager de la UAR, el neocelandés Greg Peters, bregó para que un equipo argentino participe en la competencia. Y necesita un estadio para jugarla. Los planos indican que tendrá capacidad para 12.867 personas sentadas.

En Saavedra y su área de influencia hay vecinos movilizados. Están indignados. Algunos, defensores de las causas ambientalistas, denuncian que “el 23 de julio pasado se nos vino a imponer la obra pautada sin importar su utilización por más de 4000 alumnos de la zona, la escuela de atletismo, la organización de la ultramaratón de 48 horas y la colonia de chicos con discapacidad que la usan como parte de su terapia de rehabilitación”. Otros, como Silvina Cartasso, la mamá de un chico que utiliza la pista tres veces por semana, dice que es “su casa de entrenamiento” y en nombre de su hijo pide que “no se la destruyan”.

Irarrázaval se reunió con ellos y se topó con una cerrada negativa a la construcción del estadio. Laura Borsellino, de Vecinos por la Ecología, apela a una cuestión insoslayable: “Esa pista lleva el nombre del atleta desaparecido Miguel Sánchez. No queremos que lo vuelvan a desaparecer, queremos que se escuchen nuestros argumentos”. El cartel que llevaba su nombre lo sacaron. Empezaron por eso.

Borsellino detectó hace un mes que había personas de la UAR recorriendo el Parque Sarmiento. Medían el suelo. Sacaban fotos. Exploraban cómo es el lugar donde piensan levantar un escenario para diez mil espectadores. Le dijo a Rodrigo Jiménez Salice, el manager de Los Pumas, que se oponía al proyecto. Marcelo Marrassini, el papá de otro niño que asiste a la Escuela de Atletismo que funciona en el predio, aportó una mirada semejante: “Irarrázaval privilegia lo privado sobre lo público, desalienta la práctica del atletismo y la formación de jóvenes talentos de cara a los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2018”, que se realizarán en Buenos Aires.

El ingeniero Reinaldo Urcola, del grupo Vecinos Comuna 12, también cuestiona el proyecto del estadio: “Va frontalmente contra muchas leyes, la Orgánica de Comunas 1777, la Ley de Presupuesto 2015, el Plan Urbano Ambiental y la Constitución porteña, ya que ignora la obligatoriedad de definir estos cambios en el uso de los espacios verdes que es competencia exclusiva de cada comuna”.

Irarrázaval, ex Puma y ex jugador del club Cardenal Newman –en el colegio homónimo estudió Mauricio Macri– no se cansó de repetir las bondades del acuerdo con la UAR desde que se conoció: “Vendrán lo mejor del rugby mundial y sus seguidores. El público del rugby es tranquilo, el estadio no va a tener un alto impacto en ese sentido, se usará pocas veces al año”.

La obra consistirá en la colocación de tribunas tubulares y se modificarán o se demolerán unas gradas de cemento que ya bordean la pista que pisó el velocista jamaiquino Usain Bolt en 2013. En ese momento, el atleta más famoso y el deporte en que se destaca sirvieron de shock promocional para el gobierno porteño. Pero el atletismo ya no es lo que era para sus funcionarios. “Está hecho pelota” dicen los vecinos que les dijo Irarrázaval durante la reunión. Es curioso. La escuela de esa disciplina que depende de la CABA y que se ubica en el predio, es dirigida por la ex atleta Alejandra García. Unos cuarenta chicos concurren a ella tres veces a la semana. Los dejan sin alternativas. Las otras dos pistas de atletismo que tiene la ciudad están en el sur. En Parque Chacabuco y Parque Avellaneda.

Los problemas que mencionan los habitués del Sarmiento exceden el perímetro de la pista que homenajea al atleta desaparecido. Se perdieron canchas de fútbol por el reservorio para las inundaciones, el driving de golf fue concesionado, las canchas de tenis también, al espacio para BMX lo alambraron y en el estacionamiento que da a la avenida Triunvirato hay material de una empresa privada que lo usa como depósito. Por eso los vecinos están alertas y movilizados. El domingo pasado convocaron a una marcha frente al Parque y el sábado 1º de agosto harán un festival.

El predio tiene 70 hectáreas y fue inaugurado el 20 de septiembre de 1981. Conviven en él más de 30 especies de aves, hay 106 tipos de árboles diferentes y miles de personas lo visitan cada semana. Si prospera la iniciativa del gobierno porteño y la UAR, el torneo Súper XV tendrá su propio escenario por el que la ciudad no cobrará canon y a cambio recibirá como todo pago mejoras en el Parque. A ese torneo que organiza la Sanzar (South Africa New Zealand Australia Rugby) y por el que embolsa derechos millonarios de TV, lo juegan equipos cuyos nombres no resultan familiares para la mayoría de los porteños: Hurricanes, Stormers, Crusaders y Sharks, por citar algunos de la élite rugbística del hemisferio sur. A esa nómina de franquicias se agregaría la de Argentina: Pampas XV.

Peters, ex CEO de la Sanzar y actual manager de la UAR, es el mismo que alentó las condiciones para que los Pumas pudieran jugar el Rugby Championship, primero y ahora el Súper XV o Súper Rugby, que se llamará así porque habrá más participantes desde 2016. Uno de Argentina y otro de Japón.

Semejante estructura de negocio deportivo requiere de un estadio en la ciudad de Buenos Aires (no en cualquier lado), de fácil acceso (Parque Sarmiento lo tiene) y suficientes lugares para estacionamiento. Irarrázaval aventuró que “corren más personas por fuera del parque, rodeando el perímetro, que por la pista”. La organización Amigos del Lago de Palermo, que adhiere a la lucha de los vecinos de la Comuna 12, recordó que el funcionario ya cedió “otro pedazo de espacio verde del entorno del ex Velódromo Municipal al Club Universitario de Buenos (CUBA) para estacionamiento de los vehículos de sus socios”. Nada es casualidad. Es otra histórica institución de rugby.

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Los vecinos rechazan el emplazamiento del estadio de rugby profesional.
 
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