SOCIEDAD › TRES MUJERES QUE CONVIVEN DESDE 2012 CELEBRARON UNA UNION CIVIL EN BRASIL

Un amor que no tiene límites

Una empresaria, una dentista y una gerenta se juraron amor en Río de Janeiro y su unión fue inscripta legalmente. Su abogada anunció que reclamarán en la Justicia sus derechos como familia. Una de ellas está embarazada. En 2012 se unieron un hombre y dos mujeres.

Una marcha del Orgullo Gay en Brasil, donde el matrimonio igualitario está permitido judicialmente.
Imagen: EFE.

Están enamoradas, viven juntas desde el año 2012 y desean tener un hijo: son tres las mujeres que celebraron una unión civil poliafectiva de Brasil desafiando a la familia tradicional. Si bien no se las reconoce como ciudadanas casadas, podrán reclamar en la Justicia todos los derechos que la ley contempla para las familias. La primera unión de este tipo en el país se había realizado hace tres años, aunque entre un hombre y dos mujeres.

Mientras el Congreso –quizás uno de los más conservadores de la historia del país– impulsa un proyecto de ley que define como “familia” sólo a la unión entre un hombre y una mujer, Brasil dio lugar a la segunda unión civil entre más de dos personas. Así, una empresaria de 32 años, una dentista de la misma edad y una gerenta administrativa de 34 se juraron amor a comienzos de octubre en Río de Janeiro, frente a la notaria Fernanda de Freitas Leitao.

“Ellas son una familia. Esta unión no es apenas simbólica, es real, y ya tiene ciertos efectos. Marca un inicio de la relación y como pretenden tener hijos, va a fundamentar un pedido de filiación multiparental” ante la Justicia, explicó la abogada Leitao. Para la letrada, si bien esto no habilita a las mujeres a acceder a los derechos de una pareja casada (como hacer declaraciones de rentas juntas o beneficiarse de planes de salud para cónyuges), sí les permite “pelear ante la Justicia por esos derechos” para poder conseguirlos. “Y creo que lo harán”, estimó Leitao.

Las tres mujeres preservaron su identidad frente a la prensa nacional, dado que no fueron filmadas ni fotografiadas y tampoco se difundieron sus nombres –según la notaria que las casó– por su timidez. Sin embargo, una de ellas, la empresaria, reveló algunos detalles de la vida cotidiana de las tres al diario brasileño O Globo y contó que viven en un departamento de tres dormitorios pero duermen todas en una misma cama. Además, relató que las relaciones sexuales pueden tener lugar entre dos de ellas o entre las tres y que si bien hubo celos al comienzo de la relación, ya superaron esa etapa. “Somos una familia. Nuestra unión es fruto del amor. Voy a quedar embarazada y estamos preparándonos para eso, inclusive financieramente. La legalización es una forma de que el bebé y nosotras mismas no quedemos desamparadas. Queremos usufructuar los derechos de todos, como la licencia maternal”, dijo la empresaria al periódico.

Esta es la segunda vez que Brasil oficializa una unión civil entre tres personas, tras la celebrada en 2012 entre un hombre y dos mujeres que convivían hace tres años en Tupá, en el estado de San Pablo. Ambas decisiones se basan en un fallo de la Corte Suprema de Brasil que en 2011 habilitó a las oficinas públicas notariales a celebrar uniones estables de parejas homosexuales y abrió el camino para que dos años después se celebraran casamientos homosexuales, aunque en Brasil no hay una ley que lo permita. “Todos los principios y fundamentos de ese fallo pueden ser invocados también en la relación poliafectiva”, destacó la notaria que celebró la unión de las tres mujeres.

Brasil es el país con mayor cantidad de católicos en el mundo y tiene creciente influencia del evangelismo. En estos sectores, la unión civil poliafectiva despertó fuertes críticas: “Caminamos hacia el caos”, opinó Euder Faber Guedes, presidente de la evangélica Visión Nacional para una Conciencia Cristiana. Guedes lamentó esta “aberración” que “se opone a la propia naturaleza establecida por Dios”.

En tanto, el abogado Marcos Alves, del Instituto Brasileño de la Familia, sostuvo que “es del todo evidente que la monogamia está superada como principio jurídico. No cabe al Estado decidir cómo y de qué forma debe formarse una familia”, ya que eso “fulminaría la libertad”.

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