SOCIEDAD

La empresaria y la abogada presas y acusadas por varios secuestros

Una se dedicaba a asesorar empresas y a pronosticar el futuro tirando las cartas. La otra es abogada. Según la policía, ambas lideraban una banda vinculada a los secuestros extorsivos. El grupo habría intentado capturar el sábado al empresario Sergio D’Agostino.

 Por Carlos Rodríguez

Hasta ahora, la mujer, de 64 años, era conocida como dueña de una pyme dedicada al “asesoramiento de empresas” y también porque pronosticaba el futuro “tirando las cartas”. Esas dos actividades tienen afinidad, en un país de futuro tan incierto como la Argentina, pero la señora Dora Elda Brown Manzini, de ella se trata, tenía –según la acusación que pesa en su contra– un trabajo extra mucho más productivo: era “asesora” de una banda dedicada a los secuestros extorsivos. En ese rol tenía supuestamente como socia a una abogada, Liliana Graciela Bonavota, de 49 años, porque siempre es bueno contar con un apoyo jurídico, no vaya a ser cosa que lo estafen a uno. De acuerdo con la imputación, las socias, que intentaban mantenerse en las sombras, proporcionaban a los “operativos” de la organización los datos necesarios sobre futuros “blancos” de secuestros express y fueron detenidas cuando planeaban un trabajo grande, el rapto programado de un empresario de Ramos Mejía. Junto con las “mentoras ideológicas” de la banda, según la caracterización hecha por la Policía Bonaerense, fueron detenidas otras cinco personas.
La organización dio el mal paso cuando estaba a punto de cometer el secuestro, con fines extorsivos, de un empresario textil, cuyo nombre se mantiene en reserva. La víctima, que tiene su domicilio particular en la localidad de Ramos Mejía, iba a ser secuestrada en las inmediaciones de su fábrica, en el partido bonaerense de San Martín. En los alrededores de la planta fueron detenidos tres supuestos miembros de la banda. Por un lado, Walter Bordón, de 43 años, y por el otro Diego Martín Tevez, de 27, y Viviana Roxana Elías, de 23.
Los dos últimos, para disimular, fingían ser una pareja muy enamorada que se dedicaba a rendirse amorosos homenajes mutuos en público, cuando en realidad estaban pendientes de la llegada de la víctima al parecer señalada por la empresaria y su abogada. Poco después fueron apresados, a bordo de un automóvil marca Daewo, Rodrigo Nicolás Sierra, de 22 años, y Mariano Alejandro Cabrera, de 22, en cuyo poder la policía dijo haber encontrado un revólver calibre 38 y tres teléfonos celulares, entre ellos el que le había sido robado al empresario secuestrado en el barrio porteño de Liniers.
Según la pesquisa realizada por agentes de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Martín, bajo la conducción del fiscal Jorge Sica, las dos mujeres planeaban los secuestros, en algunos casos con la complicidad de allegados a las víctimas. De esa manera obtenían información valiosa que les permitía realizar la inteligencia previa a los golpes programados.
La detención de la banda tiene relación con un caso similar ocurrido el sábado en San Justo, donde la policía detuvo a tres hombres vestidos como empleados de una empresa de televisión por cable, cuando estaban a punto de secuestrar a Silvio D’Agostino, de 70 años, dueño de la fábrica de muebles que lleva su nombre y cuya sucursal en Ciudadela fue destrozada durante los saqueos ocurridos entre el 19 y el 20 de 2001.
Las pistas que llevaron hasta el fallido rapto del empresario textil en San Martín se obtuvieron a partir de otro secuestro ocurrido en Liniers, el 3 de julio. Por este empresario se pagó un rescate y fue dejado en libertad en una villa de la localidad bonaerense de Billinghurst. La banda detenida ayer habría participado en otro hecho que finalizó con la liberación de la víctima en esa villa del noroeste del conurbano.
En poder del detenido Bordón, la policía encontró “varios celulares y documentación que lo relaciona con los otros miembros de la banda”, dijo a Página/12 una fuente policial. La empresaria metida a presunta jefa de una banda de secuestradoras confirmó que era “dueña de una pyme dedicada al asesoramiento de empresas” y admitió que en los ratos libres “tiraba las cartas”, confió una fuente policial. “Ahora va a descansar en la cárcel”, comentó el vocero consultado por este diario, aludiendo a las múltiples actividades que desarrollaba la mujer.

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