SOCIEDAD › BUSCAN A UNA CHICA DE 13 AÑOS, SECUESTRADA EN ENTRE RIOS

Pagaron el rescate y no aparece

Sus padres son dueños de dos puestos de flores, en el cementerio de San Benito. La secuestraron cuando llevaba flores de uno a otro de los puestos. Pagaron dos mil pesos, pero la nena aún no apareció. La policía con perros y el pueblo entero rastrillan la zona.

El caso empezó con una denuncia por desaparición de persona, el domingo pasado, pero se convirtió en el segundo episodio de secuestro, en los últimos cuatro años, en Entre Ríos. En 48 horas, la ausencia de Fernanda Isabel Aguirre, una nena de 13 años, movilizó a las fuerzas especiales de seguridad entrerrianas hasta un descampado a siete kilómetros de la ciudad de Paraná. Anoche rastrillaban el área detrás de sus pistas. Sus padres, dueños de dos puestos de flores en los alrededores del cementerio del pueblo de San Benito, pagaron el rescate exigido por los captores: un insólito monto de dos mil pesos, pero hasta última hora, la nena no había sido hallada.
Fernanda desapareció aparentemente después de la una de la tarde del domingo pasado, en los alrededores del cementerio de San Benito. En ese momento recorría los 150 metros que separan los puestos de flores de sus padres. Ante el pedido de un cliente, su padre la había mandado a buscar unas flores al puesto que atendía su mamá. Fernanda recorrió ese camino, obtuvo las flores, pero jamás regresó al primer local.
“Durante varias horas el padre pensaba que estaba en el puesto de flores de la madre y ella, en el del padre”, le decía anoche a este diario una fuente del gobierno entrerriano. Recién a las siete de la tarde ellos se dieron cuenta de que faltaba. Pocas horas después, supieron que se trataba de un extraño secuestro. De acuerdo con el relato de los investigadores, los padres recibieron el llamado de alguien, con la voz de una nena de unos 15 años, que pedía 2000 pesos de rescate para entregarla.
Los Aguirre no son ricos, pero tienen un auto, los dos puestos de flores y una casa en San Benito, uno de los pueblos satélites de Paraná habitado por 3000 personas, la mayoría trabajadores rurales. Para ese día, además, tenían dos mil pesos a mano porque acababan de vender un trailer, una operación conocida por un pequeño entorno sobre el que recayeron las primeras sospechas de la familia.
El lunes a las dos de la mañana, sus padres pagaron el rescate en una transacción que se llevó a cabo en el Puente de Hierro, una estructura ferroviaria que atraviesa la calle Almafuerte, en el acceso oriental a Paraná. Luis Aguirre, el padre de Fernanda, puso el dinero en una bolsa de plástico y se lo dio –según el relato de sus familiares– a una mujer morocha y a un hombre. Antes de irse, le aseguraron que Fernanda sería liberada momentos más tarde. Ellos esperaron, pero decidieron dar el aviso a la policía a medida que pasaban las horas y la nena no volvía.
La causa originalmente recayó en el juzgado de instrucción de Héctor Toloy, pero anoche pasaba al fuero federal, que lleva los casos de secuestro. Desde el lunes a la tarde, el secretario de Seguridad, Justicia y Derechos Humanos provincial, José Carlos Halle, se ha establecido en lo de los Aguirre. Con el paso de las horas, sus hombres vieron cómo la familia pasaba de la desesperación a un estado de profundo shock y de duelo. La ausencia conmocionó al pueblo que difundió los datos de Fernanda y una foto por Internet. Rubia, de ojos marrones, tiene un 1,60 de estatura; llevaba puesto un jean celeste, una remera blanca y una campera marrón.
A la motorización de los pobladores de San Benito se sumó el aparato de elite de las fuerzas de seguridad entrerrianas. El lunes, la Justicia ordenó un exhaustivo rastrillaje en San Benito. Los agentes patrullaron la zona del parque industrial de Paraná, Colonia Avellaneda y Sauce Montrull. Hicieron una búsqueda, además, en la vivienda particular de un hombre condenado recientemente a 15 años de prisión.
Ayer a las tres de las tarde, el panorama cambió. Los investigadores estaban convencidos de que finalmente habían encontrado una pista cierta sobre la ubicación de Fernanda a través del relato aportado por dos testigos. “Fueron dos nenes que la vieron a las tres de la tarde en un campo a 5 kilómetros del pueblo de San Benito, reconocieron la ropa con la que estaba vestida y la identificaron después por una fotografía”, indicó la fuente del gobierno. Con esa pista, los perros de la policía rastrearonun radio de 200 metros en la zona donde había sido detectada. Según la fuente consultada, la búsqueda fue exitosa: los perros reconocieron la presencia de Fernanda en el lugar. “Olfatearon una huella que se perdía en el arroyo, una pequeña quebrada que se abre en uno de los costados del campo”, detalló.
Anoche unos 70 u 80 efectivos de la Policía Montada, Canes, el Comando de Operaciones Especiales (GIA) y baqueanos rastrillaban el descampado. Una zona ubicada a unos seis kilómetros de la base aérea de colonia San Benito. Quienes seguían ahí analizaban dos hipótesis, despistados por el relato de los niños, según el cual Fernanda estaba sola y no con sus captores: “Dicen que cuando intentaron acercarse, ella salió corriendo, como si se escapara por miedo o porque intentara huir”. Por ese motivo, o sus secuestradores la soltaron y ella está asustada y se escapa bajo un estado de shock. O sigue en manos de sus captores y por alguna razón apareció sola. Luis Aguirre, mientras tanto, seguía la búsqueda con sus propios recursos. Recorrió a caballo y a pie campos y baldíos, a 68 kilómetros de su pueblo, siguiendo pistas de otros testigos.
María Inés, su esposa, no quiso hablar con los medios que la esperaban en la puerta de su casa. Sin embargo, durante un momento salió sólo para pedirles a los captores que le devuelvan a su hija: “Nosotros ya cumplimos –dijo–, ahora quiero una solución”.

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El jefe policial local, Ernesto Geuna (izq.), y el secretario de Seguridad, José Halle (der.).
 
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