SOCIEDAD › CONMOCION EN EL BARRIO DONDE VIVIO EL ACUSADO

La doble vida de un violador

Mientras en el hospital informaban que la muerte del acusado era “inminente”, quienes fueron sus vecinos no pueden creer lo ocurrido. Su mujer y uno de sus seis hijos están hospitalizados.

Por Camilo Ratti
Desde Córdoba

“Si no fuera por los exámenes de ADN, que no se discuten, no creería que Marcelo fuera el violador serial.” Con lágrimas en los ojos y la desilusión de alguien que lo conoce de toda la vida, una vecina de Marcelo Sajem, el acusado que está al borde de la muerte, reflejaba así a Página/12 la sensación que recorre hoy a la mayoría de los habitantes del barrio que vio nacer y vivir a quien fue el hombre más buscado en la historia policial cordobesa reciente. Todavía shockeados, sin poder creer lo que ocurrió, cuentan que la persona que agoniza en el Hospital de Urgencias era “un muy buen padre de familia, respetuoso, que nunca tuvo problemas con nadie”. Otra vecina, que padeció por equivocación el allanamiento que la policía realizó la medianoche del pasado miércoles 22 de diciembre, aseguró que hasta ese día a la tarde Sajem estuvo en su casa y que, alertado por alguien, “se fugó y no se supo nada más de él hasta que se pegó el tiro en la cabeza”. “Yo ya estoy jugado”, dijo Sajem cuando estaba rodeado por policías, según contó ayer el comisario Pedro Tobares.
Cuesta creerlo, pero las historias que cuentan en barrio Urquiza de esta capital no se parecen en nada a lo que fue la “otra” vida de Marcelo Mario Sajem, el hombre acusado de abusar de 59 mujeres, y que hasta anoche se encontraba en “estado desesperante”, según el último parte médico, en el Hospital de Urgencias, donde también están hospitalizados su mujer y uno de sus hijos: ella con un cuadro nervioso; el chico, con una intoxicación con medicamentos.
En toda la calle Montes de Oca, donde vive la familia Sajem, se respira un clima de tristeza, confusión y profunda amargura por el desenlace del caso policial más resonante ocurrido en esta ciudad en muchos años. “Es gravísimo lo que ha hecho, pero no podemos creerlo. Hasta que no dijeron lo del ADN, nadie en el barrio creía que Marcelo podía ser el violador serial. Todos lo teníamos como un buen padre de familia, hombre respetuoso que nunca tuvo ningún problemas con nadie”, reflexiona Cristina, la vecina que sufrió por equivocación el allanamiento que la policía de Córdoba efectuó el pasado miércoles 22 de diciembre, cuando a la medianoche se presentó en el barrio con el objetivo de apresar a Sajem. “Hasta ese día a la tarde, Marcelo estaba en su casa, con su familia. Y no andaba en moto, como se dijo en la prensa. Lo que creo es que alguien le avisó que la policía venía a buscarlo y por eso se fugó”, dice.
Con el consentimiento de Zulma, la mujer de Sajem, ese mismo día le hicieron un examen de sangre a Cristian, uno de los hijos de la pareja, (actualmente hospitalizado en el Hospital de Urgencias) y se llevaron un televisor que habría pertenecido a una de las víctimas, el cepillo de dientes del acusado y cabellos suyos que encontraron en la almohada. “Por pedido del fiscal, el 23 también se le extrajo sangre a Leonardo Sajem, hermano de Marcelo, que cumple condena en la cárcel de San Martín por robo calificado y tenencia de armas de guerra”, informó el comisario Sosa a este diario. “El resultado de esos exámenes los tuvimos el martes a la mañana, y fue la prueba contundente que llevó al fiscal Ugarte a revelar esa mañana que esta persona era el violador serial”, agregó el policía.
El mismo miércoles de la semana pasada, Zulma “cayó desmayada cuando se enteró de todo lo que estaba pasando y tuvimos que socorrerla”, recuerda Laura, una vecina de toda la vida de los Sajem. “Toda la familia entró en crisis ese día, y tenían tanta vergüenza por lo que se comentaba, que las hijas del matrimonio no querían salir a la calle. De todas formas, nadie creía que esta historia podía ser cierta”, relató.
Tanto Laura como Cristina recuerdan que los Sajem “estallaron en llanto” cuando se conoció por televisión que Marcelo Sajem se había pegado un tiro. “Todos en la cuadra salimos a la calle confundidos, sin entender nada, tratando de ayudar a estos chicos que arrodillados lloraban por loque había hecho su padre. Es más, hasta el día de hoy Cristian, de 18 años, sostiene que su papá no es el violador serial, de ahí el intento de suicidio”, añade Cristina.
Tan bueno era el concepto que los vecinos tenían de Sajem, que no creían la historia de violación que lo llevó por primera vez a la cárcel, cuando en 1985, en la ciudad de Pilar, violó a una menor de diecinueve años. “Eran cosas que se decían, pero todos creíamos que eran mentiras. Sí sabíamos que había estado preso por robo, como el hermano, pero lo de la violación creíamos que eran chismes mal intencionados”, dice Laura.
Lo que tampoco sabían los vecinos de barrio Urquiza, y que ayer se enteraron por los medios, es que Sajem habría cometido violaciones desde 1992, según sostuvo el fiscal que investigó la causa, Juan Manuel Ugarte. El funcionario judicial señaló que “hay muchas pruebas que nos llevan a pensar que este hombre podría haber empezado a violar mujeres cinco años antes de lo que nosotros creíamos”, dijo el funcionario.
Mientras tanto, los médicos del Hospital de Urgencias informaban anoche que la muerte del acusado es “inminente”.

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Policías cordobeses custodiaban la entrada del Hospital de Urgencias, donde agoniza Sajem.
 
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