SOCIEDAD

El manager de Callejeros responsabilizó a Chabán

Durante diez horas, Diego Argañaraz declaró ante el juez Julio Lucini. Cargó sobre Omar Chabán toda la responsabilidad de la seguridad, de la puerta de emergencia y del exceso de público. También apuntó contra los funcionarios.

 Por Horacio Cecchi

Aunque aseguran que de una declaración indagatoria la primera parte no cuenta porque se la llevan meros formalismos jurídicos, las diez horas durante las que Diego Argañaraz enfrentó al juez Julio Lucini para responder por su indagatoria pesaron sobre él completas y como si se hubiera tratado de una vida entera. Argañaraz, manager de Callejeros y, como tal, segundo detenido por la tragedia de República Cromañón, está imputado por homicidio simple con dolo eventual en 192 casos, igual que Omar Chabán. Ayer respondió meticulosamente todas las preguntas del juez y cargó todas las responsabilidades del incendio sobre el empresario detenido. Sostuvo que el cupo de gente en un local corre por cuenta del dueño y de los funcionarios encargados de controlarlo. Y que de la seguridad se encargaba exclusivamente Raúl Villarreal, jefe de seguridad de Cromañón. Es decir, declaró todo lo contrario que Chabán, lo que entra en el terreno de lo previsible. Ahora, Lucini dispone de nueve días corridos para decidir si dicta la prisión preventiva de Argañaraz o dispone su libertad. Poco antes, el juez había rechazado el pedido del fiscal Juan Manuel Sansone para citar a indagatoria a Yamil Chabán y a Villarreal.
Diego Marcelo Argañaraz pasó su primera noche de sombras en la Superintendencia de Investigaciones de la Policía Federal, el mismo destino que tuvo su predecesor y co-causante, Omar Emir Chabán. Ayer, temprano en la madrugada, fue trasladado desde ese primer destino hasta la Alcaidía de Tribunales, donde aguardó ser recibido por el juez subrogante Julio Lucini. Alrededor de las diez de la mañana, después de esa primera noche de pesadillas, Argañaraz empezó a responder las preguntas del juez Lucini y del fiscal de Instrucción 10, Juan Manuel Sansone.
Desde la perspectiva judicial, Argañaraz fue acusado por ser el manager del Callejeros, lo que para el fiscal y el juez supone cierta responsabilidad en el manejo del grupo. La imputación más grave es por homicidio simple con dolo eventual en 192 casos, cargo semejante al que pesa sobre Chabán y que representa en la sumatoria una condena máxima de alrededor de 50 años.
Según allegados al manager, Argañaraz enfrenta tres cuestiones generales: se lo responsabiliza por la seguridad, por la puerta de emergencia y por la cantidad de público que excedió lo permitido por la habilitación municipal. “El juez sospecha que conocía determinados factores de riesgo y que no hizo nada para evitarlo”, dijo a Página/12 el abogado del manager, Mariano Silvestroni.
Respecto de la cantidad de gente, Argañaraz sostuvo que desconocía el cupo para el que estaba habilitado el local y que “según le había referido el dueño, entraban cómodas 4 mil personas”, agregó Silvestroni. “Si tenía una habilitación municipal para menos gente, él no lo sabía. Si está habilitado para mil y no cuatro mil es algo que ellos no pueden saber. La función del músico es tocar. La función del manager es representar al músico. El control es responsabilidad del funcionario público. De todos modos, que hubiera 4 mil es irrelevante porque si hubiera estado abierta la puerta de emergencia, todos hubieran salido rápidamente.”
Pero la puerta estaba cerrada. En este aspecto, Argañaraz subrayó un detalle en la causa, desconocido públicamente, pero ya citado por un testimonio en la causa: dijo que el 19 de diciembre, 11 días antes del incendio, Callejeros había sido contratado por el Hotel Central Park como banda de música de una fiesta de fin de año que se realizó también en Cromañón. Ese día, “Callejeros entró por la puerta de emergencia y todo el tiempo iban y venían por ahí para comunicarse con el hotel. Por eso –aseguró el abogado–, el 30 jamás se les cruzó por la cabeza que la puerta de emergencia estaría cerrada con un candado y un alambre.”
Y en relación a la seguridad, como anticipó ayer este diario, Argañaraz sostuvo que el grupo contrató a sus propios controles, que se encargaron de custodiar el vallado frente al escenario para proteger a los músicos, el acceso a los camarines, los equipos de sonido para evitar que la irrupción de público pudiera desconectar algún cable; también controlaban las filas en la calle y cortaban las entradas. “El cacheo lo hizo la gente de seguridad de Cromañón, bajo las órdenes de Villarreal. La banda sería responsable si hubiera organizado el show. Para eso, alquilaría un local. Pero en Cromañón, Chabán contrató a la banda. Por eso se quedaba con el 30 por ciento y por eso se hacía todo como él quería que se hiciera.” Argañaraz agregó, además, que en mayo pasado Callejeros había sido contratado por Chabán para tocar en Cromañón. Un mes antes, en abril, durante el show de otra banda se produjo un incendio luego controlado. Según declaró Argañaraz, “le dio miedo y le avisó a Chabán que no tocaban allí. Pero Chabán lo llevó a la disco y le mostró el techo: ‘Ves eso, le dijo, son paneles ignífugos’. Ellos no sabían la dimensión del problema de las bengalas”.
Ahora, Lucini deberá decidir si cree o no en la información vertida por el manager. Tiene nueve días más para resolverlo.

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La salida. Lucini debe resolver si Argañaraz sigue detenido.
 
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