SOCIEDAD › TRIPLE CRIMEN: DOS HERMANOS Y UN CUÑADO, PRESOS

Grupo (detenido) de familia

Los tres hermanos asesinados en Junín ayudaban con ropas y comida a uno de los sospechosos y a su hermanita con síndrome de Down. El mayor de los acusados salió de prisión en noviembre.

El fiscal Marcelo Tuñón, a cargo de la investigación del triple crimen de Junín ordenó ayer la detención de dos hermanos de 34 y 16 años de edad sospechados como presuntos autores de los crímenes. El mayor había dejado la cárcel en noviembre del año pasado, después de pasar los últimos 13 años preso por una condena de robo calificado. La fiscalía sospecha que sería el autor material de las muertes que causaron zozobra hasta en Cataluña, la ciudad española desde donde habían emigrado los jubilados 60 años atrás. En los últimos días, la fiscalía recibió llamados de España y requerimientos de dudosos descendientes que han comenzado ahora a disputar la suculenta herencia de varias decenas de miles de pesos que los ancianos sin hijos ni parientes conocidos escondían en sobres desparramados entre un gallinero y los recovecos de la casa. Un cuñado de los hermanos detenidos quedó demorado en la causa. Intentan determinar su grado de participación.
La fiscalía logró identificar a los aún presuntos responsables de los crímenes por “esas historias de pueblos chicos”, le dijo el fiscal a Página/12. Aunque no hubo declaraciones espontáneas, ni de los involucrados ni de los vecinos linderos a la casa de Primera Junta 789 donde se produjo el crimen, la fiscalía recibió 25 testimonios de otros pobladores de Junín que los habían escuchado hablar. En las calles de Junín, ya se escucha aquello de que los tres hermanos “querían salir de pobres”.
El fiscal Tuñón obtuvo los primeros relatos poco después de las siete de la mañana del jueves, cuando el llamado del vecino de la casa de enfrente de los Villalba Ron alertó a la policía. Para la gente del barrio, José, Josefa y Agustín eran como “Dios encarnado”, supo el comisario Alvarez durante la recolección de las primeras pistas. “Ayudaban a la gente del barrio, asistían a los pobres, pero para mí –le dijo a Página/12– se habían quedado en el tiempo”. La antigua casona española donde vivían no tenía rejas, ni otro tipo de protección. “Figúrese: es como si a esta gente les hubiera crecido el pueblo alrededor y ellos no se dieron cuenta”.
Aparentemente, los dos hermanos detenidos los habían conocido así: por sus dotes solidarias. La hipótesis que maneja la fiscalía indica que el miércoles a la tarde, los visitaron acompañados por una sobrina de dos años con síndrome de Down. Como lo hacían habitualmente, llegaron para pedir ropa y alimentos. Cuando uno de los jubilados abrió la puerta recibió un golpe seco de parte de uno de los hermanos. El anciano quedó tumbado en suelo. En ese momento, los otros entraron para comenzar a exigirles a los de adentro la combinación de la caja fuerte y “toda la plata”.
Los españoles guardaban dinero sin traba en una caja fuerte, fraccionado en sobres que la policía encontró en distintos sectores de la casa, y hasta en una pieza del fondo, una suerte de despensa vieja o galpón donde abarrotaban hortalizas, zapallos, muebles viejos y herramientas, aparte del dinero acumulado –se supone– durante largos años. No se sabe exactamente cuánto dinero secuestró la policía. En diálogo con este diario, el fiscal aseguró que hallaron cinco mil pesos en los sobres y confirmó que dentro de la caja fuerte había “mucho más” que 70 mil dólares. El fiscal sugirió que además del efectivo, los acaudalados ancianos tenían títulos de propiedad, dinero de rentas o documentos con pruebas de dinero atesorado en alguna caja de seguridad bancaria. De esa cantidad, los visitantes no se llevaron prácticamente nada. Los investigadores creen que no sabían que existía tal cantidad de dinero: sólo se llevaron los 250 pesos que estaban sobre una heladera.
El episodio, los golpes, el robo y las muertes habría durado unas dos horas. De acuerdo con la autopsia, la fiscalía calcula que fue entre las siete de la tarde y las nueve de la noche del miércoles, mientras las autoridades de Seguridad bonaerense justamente ponían en funciones al nuevo jefe de la Policía Distrital de Junín. Los análisis determinaron que en ese lapso murieron José y Josefa, mientras que Agustín falleció al día siguiente internado en el hospital de Junín. Poco antes había conseguido pronunciar la cantidad de los que habían entrado a su casa y que “habían querido robarles”. Con esos datos, el fiscal inició la pesquisa que terminó con los allanamientos, entre otros, en la casa del hermano mayor donde localizó “documentación” de los ancianos. Por esa razón, Tuñón dio por “bastante probada” su participación en el caso.
Su detención se produjo en el centro de la ciudad, cuando se “preparaba para huir”, dijeron los investigadores. Los otros dos detenidos son su hermanastro de 16 años, que sería quien golpeaba habitualmente la puerta de los ancianos para pedir alimentos. Y un cuñado de 30 años de edad. Estaba en la casa del centro con zapatillas ensangrentadas: “El calzado va a ser peritado”, dijo el fiscal. “Intentamos determinar si es sangre de las víctimas aunque se presume que puede llegar a ser de liebres o nutrias, ya que este hombre demorado se dedica a la caza de estos animales”.
Entre los elementos secuestrados se encuentra un hierro usado habitualmente para la caza de nutrias. Ayer la policía quería determinar si se usó en la escena del crimen e intentaba averiguar si las heridas en los nudillos de la mano del mayor tienen relación con los crímenes.

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En la casona de Primera Junta 789, en Junín, los hermanos Villalba Ron tenían guardada una fortuna.
 
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