SOCIEDAD › IMPACTO PROFUNDO EN EL DIA DE LA INDEPENDENCIA

Un american way of comet

Hace pocas horas, el cometa Tempel 1 debería haber sido blanco de un proyectil lanzado por el Deep Impact. De ser así, los resultados eran imprevisibles para los imprevisibles de la NASA.

Esta nota comenzó a ser escrita pocas horas antes de que el proyectil haya impactado en el cometa. Y será leída cuando supuestamente la misión haya sido cumplida. Los científicos de la agencia espacial norteamericana ayer ya esperaban una detonación a la medida de su historia: semejante a la de cuatro toneladas de trotyl, un cráter del tamaño de una cancha de fútbol con una profundidad de un edificio de siete pisos. Todo eso ocurriría a 133 millones de kilómetros de la Tierra, con el impacto del misil lanzado ayer desde la sonda Deep Impact contra el cometa Tempel 1, a las 2.52 del lunes (hora argentina) y nada casualmente en el 229º aniversario del Día de la Independencia norteamericana.
La sonda lanzó un proyectil a las 06.07, hora del meridiano Greenwich (03.07 hora argentina), con un peso de 370 kilos. La nave (Deep Impact) salió hace seis meses, preparada con tres cámaras para registrar paso a paso lo que los norteamericanos definen como un viaje que permitirá conocer los orígenes del sistema solar. “Se trata de la primera vez en la historia que un objeto construido por el hombre colisiona intencionalmente con un cuerpo espacial con el propósito de abollarlo”, explicó el principal investigador del proyecto, Michael A’Hearn. El científico forma parte del equipo que diseñó el proyectil, preparado para recorrer a una velocidad de 37 mil kilómetros por hora la distancia hasta el cometa Tempel 1 en 24 horas, chocarlo, registrar las imágenes y, probablemente, destruirse tras el impacto.
La jefatura del equipo la asumió el científico Rick Grammier. Consultado por la prensa, aseguró que el misil “trata de golpear un proyectil con otro proyectil”, según la particular imaginación yanqui que analiza todo cuerpo que se mueve como un proyectil enemigo. Y salió preparado para hacerlo, fracasar y autocorregirse, como lo vienen haciendo desde hace tiempo en los bombardeos más locales. Tras el disparo inicial contra el cometa, el proyectil puede reajustar su trayectoria accionando sus rayos e intentarlo nuevamente tres veces.
Según los pronósticos, la NASA esperaba que la explosión produjera una lluvia de pedazos de meteorito para saber qué contienen en su interior esas masas formadas por hielo, polvo y roca. Para entonces, Deep Impact quedaría ubicada a menos de 500 kilómetros de distancia del vapuleado cometa. Durante quince minutos tendría tiempo de recoger datos y trasmitirlos a la Tierra antes de ser a su vez embestida –y tal vez destruida– por el fucking Tempel 1, advirtieron los científicos.
El cometa bautizado como Tempel 1 fue descubierto en 1867 por el astrónomo alemán Ernest Wilhelm Leberecht Tempel, mide aproximadamente 14 kilómetros por 5. Por la velocidad de los objetos en el momento del impacto se calculaba que liberaría una energía equivalente a la explosión de 4,4 toneladas de trotyl (¡cáspita!) y produciría un cráter considerable (wow!). Según los científicos, hasta tres segundos antes del choque final, la NASA (charachachán...) lograría seguir y analizar las imágenes monitoreadas y emitidas desde la nave. Las partículas, en tanto, serían vistas por el telescopio espacial Hubble.
El destellante espectáculo con una luminosidad 40 veces más alta de lo normal sólo alcanzaría a verse en el hemisferio norte, y sólo para el selecto grupo de expertos en astronomía. En Internet, distintos foros de astrónomos señalaron hacia dónde mirar: al noreste de la estrella Spica, de la constelación de Virgo (ah).
El módulo preparado para el despegue estaba compuesto por dos partes: el vector con dos telecámaras y un proyectil, con una sola telecámara preparada para registrar las imágenes del impacto (lo mejor de todo). El costo de la operación completa fue de 330 millones de dólares. La NASA siguió al proyectil durante las primeras horas de su primero y último viaje para asegurarse el impacto. El proyectil se movió guiado por un piloto automático a partir de las dos ultimas horas.
“Las últimas 24 horas de la vida del proyectil darán los datos másespectaculares en la historia de la ciencia de los cometas”, agregó exultante A’Hearn. Y explicó: “Queremos averiguar cómo es la vida interna de un cometa. Todo será distinto con la información que recibamos tras el impacto. Sabemos tan poco de la estructura del núcleo de un cometa que casi a cada momento esperamos aprender algo nuevo”. Y, obvio, la mejor forma de aprenderlo es mediante un fucking dunga dunga.
Los cometas contienen material primigenio del sistema solar exterior, por ese motivo parecen ofrecer puntos de referencia sobre la estructura química a partir de la cual se formaron planetas como la Tierra hace 4600 millones de años. Según algunas teorías, el agua en la Tierra podría proceder –por ejemplo– del choque de un cometa contra el planeta.
Aunque como corolario aguardaban la destrucción del Deep Impact, la agencia aeroespacial advirtió que no estaban claros los efectos del proyectil sobre el cometa. Podría rebotar, atravesarlo o provocar un cráter. En cualquier caso, aseguraron los científicos, la Tierra no corre peligro (gulp!). El siguiente es un método casero para comprobarlo y que cuenta con tres únicas posibilidades: 1) cuando lea esta nota Estados Unidos será una fiesta como cuando el ataque a Irak, o sea, el proyectil habrá impactado. 2) Estados Unidos culpará a Al Qaida, o sea, el proyectil no impactó. 3) Ni usted ni nadie podrán leer esta nota que jamás habrá salido porque...

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Una imagen virtual del Deep Impact después de agujerear al cometa Temple 1 como si fuera un gruyère.
 
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