SOCIEDAD › LA LAPAROSCOPIA, AHORA EN UN HOSPITAL PUBLICO

Para operar invadiendo menos

Es una cirugía mínimamente invasiva que ahora también se utiliza en el Hospital de Clínicas para operaciones en urología.

 Por Pedro Lipcovich

Ya es posible, en una institución pública, hacer complejas operaciones de riñón y próstata mediante laparoscopia, técnica mínimamente invasiva para la que bastan unas pocas incisiones de sólo un centímetro y que además hace posible una mayor precisión en las intervenciones. El método fue presentado en el Hospital de Clínicas por uno de los fundadores de la especialidad en el mundo. La técnica permite eliminar cálculos de riñón, aun de gran tamaño, y también extirpar el riñón para trasplante entre familiares directos o por otros motivos. Los desarrollos más recientes se refieren a la operación del cáncer de próstata, en la cual esta modalidad podría agregar un instrumento más a los que se ponen en juego para combatir un efecto secundario muy frecuente en esa operación: la impotencia sexual, cuyos verdaderos alcances sólo salieron a la luz cuando los médicos, en lugar de limitarse al testimonio de sus pacientes, se atrevieron a encuestar a las esposas de los pacientes.
“Los chicos aficionados a los videojuegos se entrenan para ser los cirujanos del futuro”, bromeó Ar- thur Smith, presidente de la Asociación Mundial de Endourología, quien se desempeña en el Long Island Jewish Medical Center de Estados Unidos. Es que, como en los videojuegos, el cirujano laparoscopista mira, en una pantalla frente a sus ojos, lo que en el interior del cuerpo del paciente hacen sus instrumentos. Para ello, el cirujano empieza por efectuar cuatro incisiones, de un centímetro de largo, y por cada de ellas introduce un tubo. Dos de los tubos están reservados al camarógrafo-asistente, que maneja la microcámara de video. Por los otros dos tubos pasan los instrumentos mediante los cuales el cirujano corta, sostiene y sutura.
“La técnica sirve para eliminar cálculos renales o prolongando hasta cuatro centímetros una de las incisiones, para extirpación de riñón en donantes o en otros casos”, precisó Norberto Bernardo, jefe de Endourología y Litiasis del Clínicas. Smith destacó que “con la cirugía convencional, que requiere una incisión de hasta 20 centímetros, la persona tarda seis semanas en poder volver a trabajar; con esta técnica se recupera en una semana, luego de 48 horas de internación”.
Una de las aplicaciones más recientes es la extirpación de la próstata, que puede ser necesaria en casos de cáncer de este órgano. “La laparoscopia permite ver con más detalle las estructuras internas del organismo, ya que la pequeña cámara de video está mucho más cerca que el ojo de un cirujano convencional. Esto puede contribuir a evitar que el cirujano dañe los nervios que se dirigen al pene, lo cual es una causa posible de impotencia sexual como efecto de la operación”, señaló Smith.
En rigor, y tal como comentó Osvaldo Mazza, profesor titular de la UBA y jefe de Urología del Clínicas, “en el reciente congreso de la Sociedad Latinoamericana de Impotencia se advirtió que más del 70 por ciento de los pacientes tienen algún período de disfunción eréctil luego de la extirpación de la próstata; se estimaba que la proporción era mucho menor, pero la verdad se reveló gracias a interrogatorios a esposas de hombres operados, cuya percepción de la sexualidad en la pareja era muy diferente de lo que los maridos hablaban con el médico. Esto puede suceder aunque no se dañen los nervios, y se estudian tratamientos mediante drogas como la eritropoyetina”.
El titular del Clínicas señaló que las técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas “se desarrollan lenta pero sostenidamente. No son fáciles: el acceso a estos órganos es complicado y requiere una capacitación especial. Además, si se presenta algún inconveniente el cirujano debe saber convertir de inmediato la operación en una intervención convencional”.
Para la salud pública, “estas técnicas le plantean al Estado la perspectiva de invertir en el instrumental específico que requieren y recuperar con creces la inversión, porque los costos de internación se reducen mucho”, observó Smith.

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Bernardo, del Clínicas, y Smith, de la Asociación de Endourología.
 
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