SOCIEDAD

En todo el país, los vacunatorios privados se quedaron sin la Sabín

El faltante se arrastra desde hace un mes y medio. Es porque hubo un súbito aumento de demanda y el único laboratorio que importa la vacuna se quedó sin stock. La solución se demorará varias semanas. El problema es grave porque a los vacunatorios privados concurre mucha gente que tiene obras sociales o prepagas.

 Por Mariana Carbajal

Hace más de un mes y medio que no hay ni una sola dosis de vacuna Sabín en los vacunatorios privados del país. Y ya empieza a escasear en algunos centros sanitarios públicos. Por un inesperado aumento de la demanda, el stock previsto para el primer semestre se terminó antes y el único laboratorio que la importa estima que recién normalizará la provisión en “pocas” semanas. Mientras tanto, la inmunización contra la poliomelitis puede lograrse con otra vacuna conocida como quíntuple, pero su costo es siete veces mayor. “Por el riesgo que significa poder volver a tener polio, es un disparate que no haya Sabín. El Estado o la seguridad social deberían hacerse cargo de los costos que implica el faltante”, opinó el médico infectólogo Horacio López.
La vacuna no falta en los hospitales públicos de la ciudad de Buenos Aires, donde se compra en grandes dosis que luego se fraccionan. En el Hospital de Clínicas se acabó el martes por la tarde y prometen que el lunes volverán a tener. Pero en los vacunatorios privados, que la adquieren por monodosis al único proveedor del país que es el laboratorio Aventis Pasteur, no hay Sabín desde hace casi dos meses. “Estamos haciendo todo lo posible para volver a tener vacunas cuanto antes. Nos quedamos sin stock a mediados de mayo. Posiblemente en pocas semanas hayamos regularizado la provisión”, informó a Página/12 Marta Pan, gerente general adjunta de Aventis Pasteur. Según indicó, hubo un aumento de la demanda, posiblemente debido que a más niños completaron esquemas vacunatorios incompletos y las dosis previstas para el primer semestre del año se terminaron prematuramente.
Mientras entre enero y junio del año anterior Aventis Pasteur vendió 11.455 dosis, en los primeros cinco meses y medio de 2002 entregó las 16.569 vacunas que tenía para la primera mitad del año, contando, incluso, una cantidad de seguridad que habitualmente desecha porque se vence antes de venderse. La Sabín tiene la particularidad de tener un vencimiento muy corto. Congelada, dura 2 años. En frío, como se mantiene en Argentina –donde no hay cadena de congelamiento–, menos de seis meses. “Por esta razón debemos importarla varias veces al año”, explicó Pan. Una serie de condiciones para la importación, exigidas por el Ministerio de Salud, argumentó el laboratorio, les impide acelerar los tiempos para renovar el stock agotado.
El tema es grave, ya que a los vacunatorios privados concurren un número importante de gente que tiene cobertura por obras sociales o prepagas. Ante este panorama, los pediatras están aconsejando esperar la nueva provisión de Sabín, teniendo en cuenta que en el país no hay poliomelitis desde 1984 cuando se registró el último caso en la provincia de Santiago del Estero. O reemplazarla con la aplicación de la quíntuple, que es una combinación de vacunas contra la meningitis (hemofilus), tos convulsa, difteria, tétanos y polio. El problema es que ésta cuesta al público siete veces más: entre 70 y 80 pesos, contra alrededor de 14.
Comparados, cada uno de los esquemas de vacunación tiene sus ventajas y desventajas y el médico debe recomendar cuál es el indicado para cada niño. “La Sabín da una buena inmunidad intestinal y sanguínea. Además, como una parte se elimina por la materia fecal, permite la inmunización de otros niños del entorno: si se vacunan 7, quedan inmunizados 3 más. Es barata. Se elige para controlar brotes y epidemias porque induce a una rápida respuesta local y general que dificulta la transmisión del virus y se administra por vía oral; son dos gotitas. Tiene una contra: en una proporción muy pequeña de pacientes, 1 caso en 1.500.000, el virus que contiene muta y produce una variante severa de la polio llamada polio salvaje”, detalló el infectólogo Horacio López, director de la Carrera de Especialista Universitario en Infectología de la UBA. La quíntuple es intramuscular. “A diferencia de la Sabín oral, se puede utilizar en niñoscon sus defensas bajas y como no tiene el virus vivo, excluye cualquier reversión al tipo salvaje.”
Personalmente, López adhiere al esquema combinado, que se aplicó en Estados Unidos hasta 2000, cuando se dejó de dar la Sabín y se reemplazó por la quíntuple. Consiste en aplicar la primera y segunda dosis intramuscular (a los 2 y 4 meses de vida) que da inmunización y anticuerpos en la sangre; entre los 12 y 18 meses, la Sabín; y un refuerzo de Sabín entre los 4 y 6 años. “Este esquema disminuye en un 95 por ciento la polio salvaje”, aclaró. “Es un país como la Argentina, con las limitaciones presupuestarias que tiene es un disparate que no haya stock de Sabín. El Estado o la seguridad social deberían cubrir el costo que significa comprar una vacuna más cara para completar el calendario vacunatorio”, consideró el especialista.

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El aumento de la demanda se debió a que más niños completaron esquemas vacunatorios incompletos.
“Por el riesgo que significa poder volver a tener polio, es un disparate que no haya Sabín.”
 
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