SOCIEDAD › UN ARGENTINO ASESINADO EN URUGUAY. HABIAN PEDIDO RESCATE

Extraña muerte cruzando el Plata

Mihran Mamprelian, dueño de una casa de venta de alfombras, viajó al domingo a Uruguay. Su familia recibió un llamado pidiendo diez mil dólares de rescate, pero él apareció muerto en su auto. Sospechan de un asesinato por encargo.

Por algunas horas ayer parecía que la ola de secuestros había cruzado el Río de la Plata. Desde temprano se conoció en Uruguay la noticia del crimen de un empresario de la colectividad armenia del barrio de Once. Las primeras versiones decían que lo habían matado durante un secuestro, mientras se negociaba su rescate. Sin embargo, a última hora esa hipótesis perdía fuerza. El juzgado federal de Rodolfo Canicoba Corral recibió en Buenos Aires a la viuda del empresario. La mujer hizo la denuncia por el crimen y con su testimonio y los primeros datos, los investigadores comenzaron a sospechar que podía tratarse de un crimen programado con antelación: “Esto más que un secuestro parece un homicidio por encargo”.
Las primeras pruebas para descartar la hipótesis del secuestro se conocieron cuando los familiares del empresario tomaron contacto con el consulado argentino en Montevideo y la División de Investigaciones de la policía uruguaya. “Las supuestas negociaciones son sospechosas: no se entiende por qué lo mataron mientras sus hijos ya estaban viajando a Uruguay con el dinero en la mano”, le explicó a este diario el comisario Noriega, jefe de Investigaciones del departamento uruguayo de Canelones, el sitio donde apareció el cuerpo de Mihran Mamprelian.
Mamprelian tenía 56 años y era el dueño de una casa de venta de alfombras ubicada en la esquina de Viamonte y Esmeralda. Hasta el domingo vivía con Marietta Kerestegian, su mujer, y sus tres hijos en una casa de Palermo y viajaba habitualmente al Uruguay por cuestiones de negocios. Ahí tenía además de sus compromisos, una de sus propiedades en Punta del Este. El domingo al mediodía se dirigía a ese lugar. Llegó a Colonia con su auto, un Renault Megane Scenic, patente DSW 783, a bordo de un barco de Buquebús. Poco después –tal como confirmó el embajador argentino Hernán Patiño Mayer a este diario– tomó contacto con su familia para avisarle que todo estaba en orden. Aunque aún no se sabe el motivo exacto del viaje, la familia suponía que estaba allí por un asunto de negocios: “El hombre no sólo se dedicaba a las alfombras –dijo una fuente de la causa– además comercializaba obras de arte y ahora viajaba para participar en un remate”.
Hasta ahora la policía uruguaya no pudo precisar los movimientos que siguieron, ni la hora en la que Mamprelian quedó en poder de sus homicidas. A las siete de la tarde su mujer recibió la primera llamada de alerta. Los supuestos secuestradores se comunicaron desde el celular de Mamprelian para pedir las claves de las tarjetas de crédito. Así, Marietta se habría enterado de la situación de su marido, y sus captores conocieron los detalles del panorama económico de la Argentina: “La mujer tuvo que explicarles del corralito y que no podían usar las tarjetas –indicó el embajador–. En ese momento se habría comenzado a negociar el pago de un rescate de diez mil dólares”.
Aunque ese diálogo entre los captores y la familia del empresario existió, los investigadores creen que pudo haber sido parte de una puesta en escena: “Tal vez mientras simulaban la negociación, el hombre ya estaba muerto: pedirle 10 mil dólares a una persona así es como pedirle 10 mil dólares a Eurnekian”, indicó a este diario una calificadísima fuente judicial. La comparación no es exagerada. A las ocho de la noche, dos de los hijos del empresario volaban a Uruguay con los diez mil dólares para entregarles a los captores. Pero ya era tarde.
A las 22.00 la policía del departamento de Canelones tenía la denuncia de la muerte. Un grupo de vecinos del barrio La Paz, ubicado a 20 kilómetros de Montevideo fueron quienes dieron el aviso. El empresario apareció muerto dentro de su auto con dos tiros en la espalda. A esa hora el auto estaba en llamas, en plena combustión.
En Uruguay no existen antecedentes del tipo de secuestros que por estos días se expanden en Buenos Aires, y en todo el país. Este fue quizás el primer dato llamativo para la policía local y para los investigadores del juzgado de Canicoba Corral: “La hipótesis del secuestro no cierra”, aseguraban anoche en Buenos Aires mientras esperaban los datos surgidos delas primeras pericias. De allí surgirán algunas pistas para poder encontrar a los responsables y a quienes supuestamente monitorearon el crimen.
Los dos hijos del empresario estuvieron al mediodía en el consulado argentino de Montevideo. Hasta ahí se trasladó también la policía uruguaya para tomarles declaración. Desde el Consulado se tramitaron los papeles, mientras una aparecía una versión vinculado al empresario con el tráfico ilegal de piedras de marfil: “Nadie me dijo nada de ese asunto, si fuera así –aclaró Patiño Mayer– los funcionarios del Ministerio del Interior me lo hubiesen advertido”.

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El auto de Mamprelian apareció incendiado, con su cuerpo en el interior, medio calcinado.
La familia del empresario ya estaba viajando a Uruguay con el dinero del rescate.
 
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