SOCIEDAD › EL INTENDENTE DE CIPOLLETTI RECLAMA MAS POLICIAS

“Si no, desobediencia fiscal”

“Nuestras mujeres no quieren salir a la calle. Tienen miedo y tienen razón”, le dijo ayer a Página/12 el intendente Julio Arriaga recién llegado a Buenos Aires para entrevistarse con el secretario de Seguridad Juan José Alvarez. La sensación de riesgo permanente que experimentan sobre todo las mujeres que viven en Cipolletti después del último triple crimen llevó a Arriaga a salir “con los tapones de punta” contra el gobernador Pablo Verani. “Si nos mandan los cien efectivos que la policía dice que necesita no hay problemas. Si no nos mandan los cien policías, vamos a llamar a la desobediencia fiscal y ese dinero lo vamos a recaudar desde el municipio para darle seguridad a nuestra gente”, amenazó.
No es el único plan de Arriaga para enfrentar las consecuencias político-electorales que podría acarrear el segundo triple crimen de Cipolletti. También piensa aplicar una ordenanza que cree un impuesto para cobrar a los grandes contribuyentes de la zona. “Ya está hecha. Desde hace 15 días. Desde antes del crimen. Había surgido porque pensábamos que cada vez aumentan más las cosas y tenemos menores recursos. Necesitamos más comida para más gente, repuestos de tractores, no podemos pedirle a la gente, vamos a pedirle a los que más ganaron en los últimos años.”
–Entonces no la van a usar para eso sino para más seguridad.
–Es el 0,8 por mil de la declaración de ingresos brutos. Aunque conseguirlo no es un tema fácil. Son lobbies poderosos. Como la teníamos hecha la vamos a poner en marcha para seguridad si la provincia no nos aporta lo suficiente. Son entre 40 y 50 mil pesos que manejaría una comisión del intendente, la fiscal de comisarías, presidentes de bloques, los comisarios: este grupo va a definir qué hacer con el dinero.
–¿Qué es lo que le piden los vecinos?
–Me dicen qué va a pasar mañana, cómo vamos a seguir viviendo. Tenemos este psicópata suelto y las mujeres no quieren salir a la calle. Mi mujer es psicóloga y mi hija es kinesióloga; las dos tienen miedo. Ayer a la noche mi hija se quedó sola atendiendo y del pánico me llamó. Tuve que irme al consultorio a acompañarla. La gente está con temor.
–¿Por qué lo atacaron en la marcha del silencio por los crímenes?
–Caminamos diez cuadras rodeados de diez mil personas y no nos agredió nadie. Fueron diez personas que estaban en la desconcentración y que son de los grupos piqueteros más chicos. No fue como lo contaron.

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