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Domingo, 12 de mayo de 2002

“La gente no nos cree”

Juan Carlos del Bello, el director del Indec, es uno de los funcionarios a los que les tocó dar las peores noticias al Presidente. Esta semana le informó que la inflación mensual volvió a los dos dígitos después de 11 años. Y el mes que viene tendrá que acercarle el informe que muestre el índice de desocupación más alto de la historia, por lo menos desde que se realiza la medición. En entrevista exclusiva con Cash el funcionario aseguró que, “con la inflación de abril, más de la mitad de la población está por debajo de la línea de pobreza” y que “el futuro aumento de las tarifas de servicios públicos va a elevar ese número de manera dramática”. Pero descalificó las proyecciones de distintas consultoras que estiman una inflación anual del 90 por ciento. “Con este nivel de tipo de cambio el IPC no va a superar el 60 por ciento”, señaló. Del Bello reconoció que el actual índice no representa el aumento de precios que está soportando la sociedad, porque está pensado para un consumidor promedio y en la actualidad la mayoría de la población es pobre. Para los que están por debajo de la línea de pobreza, el verdadero índice es de casi un 30 por ciento y para los indigentes, supera el 35 por ciento. Además, dio un dato que les va a servir a los consumidores para comprar mejor: “Los supermercados están aumentando más que los almacenes”.
¿Qué efecto tiene el aumento del precio de la canasta básica sobre el nivel pobreza?
–El valor de la canasta básica de alimentos es el parámetro exacto que mide la indigencia. Llamamos indigente a la persona que no gana lo suficiente para consumir los nutrientes indispensables. El que llega justo al límite sólo puede alimentarse: no compra medicamentos ni viaja ni realiza ningún otro gasto. Por eso el aumento de la canasta básica, que ya alcanza el 35 por ciento, impacta directamente sobre el aumento de la indigencia. Y en menor medida sobre la pobreza. En la actualidad la canasta básica de una familia de cuatro personas es de 253 pesos. Todas las que tienen ingresos inferiores son indigentes.
¿Qué cantidad de indigentes hay con la inflación de abril?
–Si pensamos que los ingresos se mantienen constantes desde la última medición, en septiembre del 2001, los indigentes son el 16,8 por ciento de la población, unos seis millones de personas. Pero sabemos que no es así. Con el aumento de la desocupación los ingresos cayeron muchísimo. Por eso los indigentes son bastantes más y van a seguir creciendo al ritmo del aumento de la canasta básica.
¿Pasa lo mismo con la cantidad de pobres?
–Con los ingresos de septiembre hay un 44,5 por ciento de la población por debajo de la línea de pobreza. Con el nivel actual seguro que más del 50 por ciento de la población es pobre.
Los sectores de menores ingresos que ganan más que los indigentes también consumen servicios, que hasta ahora casi no aumentaron. ¿Eso significa que cuando también se incrementen la cantidad de pobres crecería mucho más?
–Claro, si los bienes tienden a estabilizarse y, como es previsible, algunos servicios aumenten, va a crecer más la cantidad de pobres que la de indigentes. Partiendo de un 50 por ciento de pobres, cuando suban las tarifas de los servicios públicos y otros servicios, el porcentaje de pobres puede ser dramático. Con los precios actuales es pobre una familia que gana menos de 598 pesos. Cada mes ese monto va a subir. Mientras los salarios sigan planchados, el crecimiento de la pobreza se va acelerar muchísimo.
¿En el interior es peor?
–Pienso que el promedio nacional es similar a la muestra tomada en el área metropolitana. En las provincias del sur hay menos pobres e indigentes y en el norte hay más. En Concordia, quizás estemos en un 75 por ciento de pobres.
¿Está de acuerdo con los analistas que estiman una inflación anual del 90 por ciento, con un dólar alrededor del valor actual?
–No. No hacemos proyecciones, pero no hay forma de llegar a esos guarismos.
Todavía falta que aumenten los servicios.
–Los servicios aumentaron sólo un 3,7 por ciento. Y tienen una ponderación dentro del índice del 45 por ciento. Pero es sabido que en épocas de devaluación los servicios se retrasan. No veo que, por ejemplo, los peluqueros puedan aumentar sus honorarios. Tampoco lo van a hacer los establecimientos educacionales. No van a subir los alquileres mientras no haya aumentos de sueldos. Las tarifas de servicios públicos van a aumentar. Pero si suben un 20 por ciento, el IPC aumenta un 3,5 por ciento. La medicina prepaga está restando prestaciones, en vez de aumentar sus precios. Tampoco veo que vaya a subir el cine o el teatro. Con este tipo de cambio la inflación va a ser mucho menos que 90 por ciento.
La inflación mayorista ya es de un 60 por ciento. ¿No va a haber un traslado al minorista?
–En parte sí, pero los bienes que mide el índice mayorista no son los mismos que el minorista y en épocas de inflación se achican los márgenes de comercialización. No se va a trasladar ese 60 por ciento. Quizás en los próximos años, cuando el país salga de la recesión y aumenten los salarios, muchos precios vayan acomodándose. Durante los períodos inflacionarios se produce un trastrocamiento de los precios relativos, que se acomoda con el tiempo. Si hablamos de la inflación durante el 2002 veo muy difícil que supere el 60 por ciento.
¿En mayo va a haber más o menos inflación que en abril?
–Empezamos bien, porque el arrastre del mes anterior es del 2,8 por ciento. Menor que el que recibió abril de marzo. Si no hay variaciones bruscas en el tipo de cambio, la inflación debería ser menor que la de abril. Hay una tendencia declinante.
¿Además de los datos que relevan, qué comentarios hacen los encuestadores sobre lo que hablan con la gente?
–Lo que cuentan todos es que la gente les dice que no nos creen, que la inflación es mayor que lo que mide el Indec. Mientras están en los almacenes tomando precios, los consumidores se les acercan y les piden que digan la verdad.
¿Por qué da la sensación de que la inflación es mayor?
–Cada familia tiene una problemática diferente. Puede tener un crédito que se indexó y gasta más. Además tiene que ver con los hábitos de consumo y con la capacidad adquisitiva. En estas épocas los pobres sienten más la inflación porque gastan gran parte de sus ingresos en alimentos, que aumentaron muchísimo. El índice está diseñado para un consumidor promedio.
El aumento de la pobreza y de la inequidad en la distribución de ingresos derivó en que ese sector medio que representa el índice sea cada vez más chico. ¿Le sirve el IPC a la gente? ¿Cuántos quedaron en el medio?
–Pocos. Además, cuando un ama de casa va a un supermercado y los alimentos aumentaron un 40 por ciento, deja de gastar en otras cosas y cambia la ponderación de su canasta de gastos en el momento. En épocas inflacionarias ese proceso es vertiginoso. Por eso el IPC pierde representatividad. Pero no es para tanto la diferencia.
Sin embargo, la percepción de la gente es que el índice está muy alejado de la realidad.
–Hay también otro tema que alimenta esa percepción. El índice es el promedio de precios mensual comparado al promedio del mes anterior. Con esta dinámica, el día que la gente lee en el diario el IPC los productos ya aumentaron mucho más. Puede haber 15 días de diferencia.

“Se va a ir reacomodando”

¿En cuánto influye el patrón de exportación, basado en los alimentos, en el actual proceso inflacionario?
–Hasta ahora los productos exportables aumentaron, en promedio, un 40 por ciento. Porque si bien subieron mucho el aceite y la harina, no lo hicieron las frutas, que sólo se incrementaron un 12 por ciento. Cuando se vayan reacomodando los productos estacionales, el aumento de los exportables va a tener mucho peso en el IPC.
¿Los productos importados aumentaron lo mismo que el dólar?
–No, subieron un 97 por ciento, mucho menos que lo que se disparó la moneda americana. Aquí el tema es que quizá muchos productos no se sigan importando. Por eso los negocios que los comercializan no los ponen a su verdadero precio, porque no los piensan reponer.

Indice de desocupacion
“Habrá una medición mensual”

¿El índice de desocupación de mayo va a llegar al 25 por ciento?
–No tenemos aún el menor indicio. Los análisis que se están haciendo se realizan en base a despidos y no se toma en cuenta si la gente sigue buscando trabajo. Hay que recordar que el índice de desocupación refleja la gente que busca trabajo y no lo encuentra.
¿Debido a la dinámica económica y social se van a hacer cambios en los sistemas de medición?
–En los sistemas no, en la frecuencia. A partir del segundo semestre vamos a medir la desocupación mensualmente y vamos a dar los datos por trimestre. En cuanto al índice de precios, el cambio será geográfico. El IPC actual se mide sólo en Capital y Buenos Aires. Desde junio se va a medir a nivel nacional. Los precios en las provincias tienen distinto comportamiento.

Almacenes vs. supermercados
La venganza de Don José

¿Quiénes venden más barato, los supermercados o los almacenes?
–Desde la devaluación se está dando que los supermercados vienen aumentando los precios más que los pequeños comercios. Los grandes negocios trasladan más rápido los aumentos. Los almacenes achican márgenes para no perder ventas.
¿El aumento de los precios impulsó cambios en las pautas de consumo?
–En junio vamos a modificar los productos que medimos, porque la inflación está cambiando fuertemente los hábitos. El consumo de segundas marcas se está generalizando. Pero también, por ejemplo, cambian los tipos de carnes que se consumen. La gente se va corriendo hacia los productos más baratos. Nosotros hacemos encuestas de hogares cada diez años, para armar un modelo de ponderación de gastos actualizado al consumo real. La última se realizó en 1996. Pero el año que viene vamos a volver a hacerla. Ahora está cambiando la composición muy fuerte. La gente dedica más dinero a los bienes indispensables y posterga otros gastos. Por ejemplo, en vez de ir a la peluquería todos los meses, va cada tres meses.

La inflación de los pobres

¿Cuál fue la inflación para los sectores con ingresos cercanos al nivel de indigencia?
–Como esos sectores sólo gastan en alimentos, para ellos la inflación es igual al aumento de la canasta básica de alimentos. O sea de un 35,2 por ciento. Después hay que ver qué tipo de consumo tiene cada uno. Si consumen mucha harina, por ejemplo, el impacto es mayor.
¿Y cuál es el índice para los pobres?
–Dentro de esa categoría hay distintos niveles de ingresos, en los deciles más bajos el promedio se acerca al 30 por ciento. Cuánto menos ganan, mayor porcentaje de sus gastos tiene que ver con la alimentación. Además, estos sectores sufren de lleno el aumento de los medicamentos, porque al no tener obra social, no tienen descuentos en las farmacias.
¿Los 150 pesos por jefe de familia desocupado que va a entregar el Estado van a detener el aumento de la pobreza?
–Es obvio que dentro de los valores actuales la incidencia de esa suma no va a ser muy fuerte. No llega a sacar a una familia del nivel de indigencia.

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Juan Carlos del Bello: “Hasta ahora los productos exportables aumentaron, en promedio, un 40 por ciento”.

Precios/ inflación

- “El aumento de la canasta básica, que ya alcanza el 35 por ciento, impacta directamente sobre el aumento de la indigencia.”
- “Con ingresos constantes desde la última medición, en septiembre de 2001, los indigentes son el 16,8 por ciento de la población, unos seis millones de personas.”
- “Más del 50 por ciento de la población es pobre.”
- “Con los precios actuales es pobre una familia que gana menos de 598 pesos.”
- “Con este tipo de cambio la inflación va a ser mucho menos que 90 por ciento.”
- ”Si no hay variaciones bruscas en el tipo de cambio, la inflación de mayo debería ser menor que la de abril.”
- “Desde la devaluación se está dando que los supermercados vienen aumentando los precios más que los pequeños comercios.”

 
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