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Por Claudio Zlotnik

Las tasas de interés siguen un camino claramente descendente. Desde que asumió Néstor Kirchner, el Banco Central, a través de las Lebac, redujo el costo de su financiamiento de corto plazo a menos de la mitad. Y también fueron muy importantes las caídas en las tasas de esos títulos a 360 y 540 días. La enorme liquidez que existe en el sistema financiero permite que se profundice esta tendencia. Pero como en cualquier banquete, la fiesta recién empieza cuando llegan todos los invitados. Al convite falta que los bancos se decidan y comiencen a otorgar créditos con intensidad. La mesa ya está servida.
Desde fines de mayo, el costo del dinero cayó en picada. En las Lebac a 30 días, la tasa cayó del 7,0 al 2,9 por ciento anual. En las de 60 días, la baja resultó del 8,6 al 3,9 por ciento. Del 11,0 al 4,4 en las de 90 días. Y del 15,0 al 8,0 en las de seis meses. Para el largo plazo, la tendencia fue más moderada: en las Lebac a un año la tasa bajó del 19,0 al 14,5 por ciento anual; y del 23,0 al 17,0 en las de un año y medio. Esta rebaja ya se evidenció en las tasas pasivas, que también cayeron a la mitad desde fines de mayo. En los bancos públicos ofrecen el 9 por ciento anual en promedio, contra el 6 por ciento de los privados.
Las entidades están invirtiendo gran parte de sus fondos a tasas de interés negativas: el propio Alfonso Prat Gay estimó una inflación del 5 por ciento para este año. De los 7000 millones de pesos del stock de Lebac, el 60 por ciento se encuentra aplicados a menos de un año. Y, además, existen otros 19.700 millones colocados en el Banco Central como encajes, remunerados apenas con el 1,5 por ciento anual.
El hecho de que la pronunciada rebaja en el costo del dinero se profundice en medio de la liberación de 200 millones de pesos diarios de Cedros da cuenta de la calma financiera que acompaña a Kirchner en sus primeros pasos como jefe de Estado. Pero el Gobierno necesita de una fuerte reactivación del crédito para asegurar la recuperación económica.
Por ahora, la financiación bancaria apareció para el cortísimo plazo (tarjetas de crédito) y en préstamos personales a no más de un año. Pero a tasas de interés muy elevadas. En este último caso, por encima del 40 por ciento anual. Pero los banqueros admiten que ese es el inicio de un proceso de ampliación del crédito. Arriesgan que no sólo caerán los costos sino que, además, se alargarán los plazos. En principio hasta tres y cinco años, en el caso de los prendarios. Aunque advierten que éste es un proceso que demandará más tiempo que el deseado por el Gobierno, ya que el 80 por ciento de los depósitos tomados se encuentran a menos de 60 días.