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Domingo, 9 de marzo de 2003

INTERNACIONALES › LAS CONSECUENCIAS ECONOMICAS DE IRAK

América latina en guerra

Ningún país queda fuera de losefectos de una guerra grande.Los latinoamericanos, tampoco.

 Por Claudio Uriarte

Si los teóricos del keynesianismo militar estuvieran en lo cierto, el efecto neto de la guerra norteamericana a Irak sería un boom económico para América latina. Porque la guerra reactivaría la economía norteamericana, y la locomotora económica mundial podría volver a marchar a velocidad de crucero. Pero nadie serio espera esto en Estados Unidos. Columnistas económicos de optimismo profesional, como Robert Samuelson en Newsweek, ya se han sentido obligados a advertir a sus lectores que no deben hacerse ilusiones del período que viene, mientras Robert Hormats, vicepresidente de Goldman Sachs International y ex asesor de las administraciones Nixon, Ford, Carter y Reagan, hace sonar una alarma parecida en el último número de la misma revista, en una columna bajo el título de “No esperen ningún milagro”. Por cierto, esta semana fue mala para la economía estadounidense, con el anuncio de la pérdida de 300.000 empleos, y el aumento constante de las predicciones de déficit. La locomotora puede llevar el tren entero a descarrilar, en vez de sacarlo adelante.
¿Y en América latina? Depende, porque América latina no es una entidad. Para Ricardo Hausman, profesor de economía de la Universidad de Harvard y ex economista jefe del BID, “la crisis ya está creando tensiones en la región, porque llevamos varios meses con precios altos del petróleo”. En efecto, el 27 de febrero el petróleo tocó un pico de 40 dólares por barril en Nueva York, el más alto desde octubre de 1990, antes de la primera Guerra del Golfo, y ahora se mantiene por encima de los 35 dólares, y con tendencia al alza. Según Hausman, “en la Guerra del Golfo el petróleo subió mucho antes y bajó después. Una guerra, si fuera corta y decisiva, podría tener el efecto de bajar el precio del petróleo. Una guerra más larga, produciría el efecto contrario”. Pero aquí aparecen los problemas de medirlo todo por las expectativas del crudo. Hausman afirma que un escenario de altos precios “no es necesariamente malo para la Argentina y es bueno para economías como Venezuela, Ecuador o México, incluso Colombia, que son exportadores de petróleo. Pero para países netamente importadores, como Uruguay, Brasil, Perú, Chile o los de América Central, termina siendo negativo”. De hecho, Perú analiza hoy la posibilidad de aumentar el precio de algunos combustibles si el barril de petróleo pasa la barrera de los 40 dólares, y en los dos primeros meses del año la estatal Petroperú perdió 40 millones de dólares por su demora en actualizar las tarifas.
Por cierto, solamente los chavistas más acérrimos terminarán perdiéndose la deliciosa ironía de que sea el odiado imperio lo que termine salvando a su ídolo, mucho más que las maquinaciones ingenuas del ex teniente coronel de paracaidistas de subir el precio del petróleo viajando a entrevistarse con Saddam Hussein. Pero, si se cumple el pronóstico estadounidense de un precio promedio de 33,60 dólares por barril para todo 2003, no es mucho ni decisivo lo que se derivará de ese frente, pero sí de lo que vendrá de una economía mundial que ahora, con el peso adicional del gasto de guerra de EE.UU., va hacia la recesión unánime.

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el mundo

- La inflación en Uruguay aumentó el 1,4 por ciento en febrero, acumulando 3,3 por ciento en los dos primeros meses del año.

- Francia está bajo la amenaza de sanciones de Bruselas por déficit excesivo en 2002, puesto que su déficit público alcanzará previsiblemente el 3,4 por ciento del Producto Interior Bruto ese año.

- El consejo de gobierno del Banco Central Europeo decidió reducir en un cuarto de punto, al 2,50 por ciento, su tasa de interés referencial en la zona euro.

 
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