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Domingo, 17 de octubre de 2004

AGRO › LA PRODUCCION DE LANA, DESARTICULACION PRODUCTIVA Y COMPETENCIA INTERNACIONAL

Falta completar la cadena de valor

 Por Susana Díaz

Uno de los factores clave que distingue a los países desarrollados de los que no lo son es que los primeros completan la cadena de valor de su producción agropecuaria. Algunas economías regionales argentinas realizan esta tarea. Ejemplo de ello son los procesos agroindustriales frutícolas, la producción vitivinícola y el complejo aceitero. El subsistema lanero, que fue llevado casi hasta su extinción en la década del ‘90, constituye el ejemplo contrario. Hace dos décadas el país llegó a producir 150 mil toneladas de lana. En la zafra 2003/2004 se obtuvieron 70 mil toneladas. Pero a pesar de la caída de la oferta primaria, la industria local sólo demandó el 5 por ciento de esa producción; el resto se exportó.

Si bien esta caída de la producción no puede explicarse por una sola causa, a la cabeza se encuentran los efectos desarticuladores del desastroso régimen de tipo de cambio fijo junto a la apertura comercial indiscriminada. La sobrevaluación de la moneda no sólo produjo una importante pérdida de mercados internacionales del producto primario, lanas sucias y lavadas y lanas peinadas, a manos de países como Australia, sino que también indujo la destrucción de la demanda doméstica, pues la industria textil vinculada a la lana, tejidos, hilados y confecciones, estuvo sometida a condiciones de competencia desigual. En las últimas décadas, el comercio mundial de textiles permaneció rigurosamente administrado. Primero, bajo las reglas del Acuerdo Multifibras del GATT, después bajo las prescripciones del Acuerdo sobre Textiles y la Vestimenta de la OMC. Esta administración protegió los mercados de los países centrales ante las exportaciones de los países en desarrollo. Los mecanismos fueron las cuotas de exportación, lo que hace más evidente la irracionalidad de procesos de apertura indiscriminada como el practicado por Argentina. El acuerdo de la OMC vencerá a fin de año. Pero para los empresarios locales, las disputas no son sólo en el marco de la OMC, también se producen fronteras adentro del bloque regional. En el caso de los laneros, las críticas están dirigidas hacia Uruguay antes que a Brasil. Aldo Lincowski, uno de los principales industriales laneros del país, dijo a Cash que el vecino país compite con una industria subsidiada con créditos oficiales.

En perspectiva, los datos de la última zafra muestran dos realidades. Una es que, a pesar de la caída desde los niveles pico de dos décadas atrás, el país continúa siendo un importante productor y ocupa el 5º lugar del ranking mundial. La segunda es que existe un importante margen para el desarrollo de valor agregado local. Si bien las empresas locales enfrentan algunos problemas de capitalización y de actualización tecnológica, ello no les impidió participar del proceso de sustitución de importaciones del sector textil.

Regresando a la producción primaria, existen también dificultades que van más allá de las disputas comerciales internacionales y de la promoción de la cadena de valor local. Se trata de la menor capacidad de producción provocada por limitaciones agroecológicas en la principal zona productora. El exceso de “carga” de ovinos, número de cabezas por hectárea, en la Patagonia provocó la desertificación de amplias regiones. En consecuencia, además de haberse generado un grave problema ecológico, actualmente el territorio admite una menor cantidad de animales, con la consecuente merma en la producción.

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